El teniente expulsado del Ejército: "Reto a Defensa a que me
denuncie ante un tribunal ordinario si tiene agallas"
Publicado:
08/01/2017
Huffingtonpost
Luis Gonzalo Segura habla de las
Fuerzas Armadas nada más descolgar el teléfono. "Puntualidad
militar", observa. Lo lleva en la sangre porque formó parte del Ejército
durante 13 años, hasta que en 2015 Defensa lo expulsó después de tres periodos de arrestos de dos meses.
Ahora, el antes teniente Segura ha
pasado a ser exteniente y este mismo mes el Tribunal Supremo ha confirmado su
salida del Ejército. ¿El motivo? En 2014 escribió un libro titulado Un paso al frente en
el que describe a las Fuerzas Armadas como una organización de castas en la que
los altos mandos viven como semidioses con todos los privilegios del mundo, se
gastan el dinero público o el destinado a la comida de la tropa como les viene
en gana y utilizan los coches y helicópteros oficiales para su uso privado
mientras se sirven de los soldados como chóferes. Segura describía una especie
de mundo paralelo lleno de abusos, desvíos de dinero público, corrupción y
acosos sexuales y laborales.
Tras ese libro publicó otro del
mismo estilo, llamado Código Rojo, y recorrió casi todos los medios
de comunicación del país denunciando las "corruptelas" de las Fuerzas
Armadas. El Supremo considera que hizo afirmaciones "tan claramente
insultantes" que rebasaban la denuncia pública y que utilizó
"verdaderos insultos y descalificaciones" que "excedieron los
razonables límites del derecho a la libertad de expresión".
¿Cómo ha recibido la decisión del
Supremo? ¿Cómo está anímicamente?
Ha sido un palo duro. Aunque sabía
lo que es el Tribunal Supremo, lo politizado que está y lo difícil que era que
me diera una sorpresa… es humano conservar la esperanza en que entendiera la
injusticia de esta situación y, de alguna manera, se apiadase. Pero por
desgracia no ha sido así.
Una vez fuera el Ejército. ¿Cómo es
ahora su vida? ¿Cómo ve su futuro?
Complejo. Hasta ahora andaba
malviviendo de las ventas de mi segundo libro, Código Rojo, y el futuro
es muy complicado. Ahora tengo que ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y
eso significa que esta batalla durará entre cinco y diez años más.Los denunciantes somos los últimos apestados de esta
sociedad y no tenemos posibilidad de encontrar un trabajo ‘normal’
¿Teme que la repercusión que ha
tenido su caso sea un obstáculo para encontrar un trabajo civil?
Es una situación muy difícil porque
los denunciantes somos los últimos apestados de esta sociedad y no tenemos
posibilidad de encontrar un trabajo ‘normal’, por decirlo de alguna forma.
Porque una empresa quiere contratar a una persona neutra y no a un denunciante,
que le puede traer problemas y puede haber alguna repercusión mediática. El
hecho de denunciar no sólo te hace perder tu trabajo, tu vida, y te hace
padecer situaciones muy complejas económicamente. Además, es un problema a la
hora de intentar rehacer tu vida.
¿Por qué cree que la decisión
Tribunal Europeo de Derechos Humanos puede ser diferente a la del Supremo?
Hay precedentes y es obvio que la
libertad de expresión e información está por encima de otras libertades y
derechos, incluso por encima del derecho a la intimidad. Es evidente que, si yo
fuese civil en lugar de militar, no habrían tenido la posibilidad de hacerme
nada jurídicamente hablando. Si me han podido hacer algo es gracias a la
jurisdicción militar. Por poner un ejemplo, yo hace año y medio que no soy
militar y tengo un blog
en Público con bastante repercusión. Pues jamás he tenido una
demanda ni una querella ni ningún tipo de acción jurídica contra mí porque,
evidentemente, no tienen ninguna posibilidad. La única forma de establecer una
injuria, una calumnia o una difamación es que lo que yo diga sea mentira. Y,
evidentemente, el Ministerio de Defensa y el Ejército de Tierra saben
perfectamente que lo que cuento es cierto. Con lo cual, jamás me llevarán a un
tribunal ordinario. Y desde aquí les reto a que lo hagan porque sería
francamente divertido. Pero no lo harán porque saben que no tienen ninguna
posibilidad.
Teniendo en cuenta su situación,
¿estaría dispuesto a volver a las Fuerzas Armadas en caso de una sentencia
favorable? ¿Cómo cree que le recibirían?
Tengo muy claro que escribiría otro
libro que se titularía Las 50 sombras de Luis porque, evidentemente, lo
que me espera dentro va a ser cosa fina. Pero las personas progresistas hace
mucho tiempo que hemos renunciado a demasiados espacios. Y eso se ha acabado.
Si las Fuerzas Armadas no funcionan, hay que cambiarlas. Y para cambiarlas
necesitamos que los progresistas estemos dentro de ellas. Entonces se acabó eso
de renunciar porque eso implica que los espacios son ocupados por otros. En
este caso, por cuatro caciques corruptos.
Si vuelvo a las Fuerzas Armadas, lo que me espera
dentro va a ser cosa fina
¿Tiene pruebas de todo lo que
denuncia?
Claro, si las presenté ante un
tribunal. ¿Cómo quieren las pruebas? ¿Cómo el vídeo que sacó El País, en
el que seis militares apalearon a dos prisioneros y que a día de hoy siguen
siendo militares porque han sido exculpados por la justicia militar? ¿O cómo
quieren las pruebas? ¿Como los 2.500 militares del Ejército del Aire que
participaron en las facturas falsas por valor de 10 millones y medio de euros y
han sido todos exonerados o acabados sus casos en prescripciones y multas?
¿Quieren pruebas como esas? El problema no es tener pruebas, sino tener un
jurado independiente de la justicia militar que vaya a juzgar lo que uno
presenta. Las pruebas existen, las pruebas las tengo. Y, es más, he hecho
acusaciones gravísimas y las continúo haciendo. Y desde aquí reto al Ministerio
de Defensa, al Ejército de Tierra, a las Fuerzas Armadas e incluso a los
militares que he nombrado a que me denuncien si tienen agallas en un tribunal
ordinario por calumnias y difamaciones. No lo van hacer, pero es muy cómodo
decir: si tienes pruebas, preséntalas en nuestro juzgado militar, que
controlamos nosotros. Así yo también. Pero hagamos la pregunta a la inversa: si
tú te sientes tan injuriado tan difamado y tan calumniado, denúnciame en un
tribunal ordinario y que caiga todo el peso de la ley sobre mí. ¿A que no
tienen tanto valor a hacer eso?
Antes citaba el caso de varios
militares que han sido exculpados. ¿Por qué cree que en su caso los tribunales
han actuado de forma distinta?
Porque en el Ejército se permite de
todo. Y eso es lo que yo he denunciado porque quiero un Ejército sin abusos,
sin acosos, sin privilegios. El hecho de que esos militares sigan dentro forma
parte de ese ecosistema de las Fuerzas Armadas de acosos, de privilegios y de
corruptelas. Es que todo está unido porque si no hubiese privilegios costaría
mucho que hubiese abusos o acosos y sin esos dos elementos sería mucho más
difícil que hubiese corruptelas. Nadie ha hecho nada. Ni el PSOE, ni el PP, ni
la cúpula militar que ha pasado. No han dicho: esto nos parece infame, no queremos
tener militares delincuentes en las Fuerzas Armadas. Para ellos, eso no es
ningún problema. Lo que no quieren es tener un tocapelotas que esté
permanentemente denunciando, como bien me definió un general al que, por
cierto, han ascendido.
¿Qué siente al ver que a sus mandos
les han ascendido mientras usted está fuera?
Duele, duele mucho ver que has hecho
denuncias y que el general que ha intentado tapar el asunto es ascendido. Me
parece bochornoso y es muy revelador.Duele mucho ver que el general que ha intentado tapar
el asunto es ascendido
Si todo eso es así, ¿por qué no
cambian las cosas?
Lo importante es no rendirse y yo no
lo voy a hacer. Seguiré luchando hasta el final porque creo que las cosas
pueden cambiar. Y voy a poner todo mi empeño en que eso suceda.
Usted asegura que le han ofrecido
volver a las Fuerzas Armadas a cambio de que deje de escribir y de hablar.
¿Quién y cómo le ha dicho eso?
Normalmente te llega por conocidos,
por personas que están en ese entorno que te dicen: ‘Tengo constancia de que si
desapareces mediáticamente podremos estimar tu recurso y volverás. Pero tienes
que desaparecer del mapa’. Y eso es algo a lo que no estoy dispuesto. Si no
quisiera problemas no hubiese empezado con esto.
¿Ha hablado con algún mando militar
recientemente?
Hay un poco de todo. Yo recibo
muchísimos correos en los que la gente me dice que tengo razón, que es cierto
lo que pasa y que siga adelante. También hay muchas otras personas que no
discuten tanto lo que digo como la ideología que tengo. Y hay quien me llama
traidor, me dicen que soy un acosador sexual y todo tipo de cosas. Pero con eso
uno cuenta porque el sistema intenta desprestigiar al mensajero.
Jamás me llevarán a un tribunal ordinario porque saben
que no tienen ninguna posibilidad
La sentencia del Supremo dice que ha
sobrepasado los límites razonables del derecho a la libertad de expresión y que
ha caído en verdaderos insultos, descalificaciones ciertamente ofensivas a sus
superiores. ¿Era ese su objetivo?
No, ni mucho menos. Además, repito
que el matiz que diferencia que algo sea un insulto o no es la realidad o el
grado de veracidad de la afirmación. Si yo llamo ladrón a una persona y no lo
es, obviamente es insultante y ofensivo. Pero, si lo es, es un calificativo.
¿Que el calificativo es grueso? Pero es que los hechos son gruesos y de eso yo
ya no tengo la culpa. Y yo me ratifico en decir que hay una gran parte de los
oficiales que se comportan como matones de discoteca. Ojalá no fuera así y se
atuvieran a la legalidad.
Cuando empezó a escribir el primer
libro, ¿imaginaba que podía acabar expulsado de las Fuerzas Armadas?
Por supuesto. Hay un caso de un
teniente coronel en 2007 que escribió una carta al JEME, al JEMAD y al propio
ministro denunciado que en su acuartelamiento en Murcia había corrupción. Y lo
arrestaron. Esto demuestra hasta qué punto hay problemas en las Fuerzas Armadas
y que yo tenía muy claro que mi destino era este. Pero Transparencia
Internacional ha puesto en valor que gracias a los arrestos que he sufrido, a
las renuncias que he realizado, la sociedad se ha concienciado que hay un
problema en las Fuerzas Armadas.
No he podido hablar con José Julio Rodríguez. Supongo
que en este año y medio habrá tenido otros temas más importantes que tratar.
¿Le ha merecido la pena? ¿O si
pudiera retroceder en el tiempo cambiaría lo que ha hecho?
Sí y no. Lo volvería a hacer aunque
he cometido muchos errores y habría muchas cosas que las haría de forma
diferente. Pero no cambiaría ni una coma de la esencia de lo que he hecho. No
me arrepiento de nada, aunque me hayan echado y haya perdido el trabajo.
Podemos le ha apoyado con fuerza.
¿Ha hablado con José Julio Rodríguez [exjefe del Estado Mayor de la Defensa]
del tema?
La verdad es que prácticamente no he
podido hablar con él. Supongo que en este año y medio habrá tenido otros temas
más importantes que tratar.
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