Felipe VI, un rey comprometido con el terror
saudí.
Público
12 enero,
2017
En esta
ocasión, la ignominiosa visita de nuestros vendedores de muerte, encabezada por
Felipe VI, es mucho más grave que la realizada en 2012 por Juan
Carlos I cuando intentó por todos los medios vender 275 carros de combate Leopard
a los sauditas. Y lo es
por varios motivos.
Hace unos
días, Felipe VI manifestaba su
compromiso contra el terror y lo hacía junto a María Dolores de Cospedal en lo que, evidentemente, se trataba de un respaldo a su
política de aumento presupuestario. Aumento, dicho por otra parte, que no repercutirá
en la mejora de las condiciones de vida de los militares ni
evitará la muerte o el abandono de estos, sino que será dedicado a comprar
y comprar y volver a comprar. Siempre, claro está, que no se dedique a costear
veraneos o campos de golf para oficiales, que también puede ser.
Desgraciadamente,
si Felipe VI se presenta como el adalid contra el terror y la forma de
defendernos de este es adquiriendo más submarinos que no flotan, me temo
que vamos apañados. Y vamos apañados porque aunque flotaran, ni todos los
submarinos del mundo, añadidos a todos los carros de combate y aviones
existentes nos defenderían del terror. Mucho menos harían este país más
seguro para las familias, tal y como afirma Cospedal. El terrorismo no se
combate con armamento ni se combate fomentando y reforzando el miedo. Se
combate con educación, sanidad y progreso, se combate no invadiendo países por
intereses económicos o geopolíticos y se combate con la integración de los
inmigrantes
Pero eso no da dinero ni comisiones como la venta de armas (que le pregunten a Corinna). Así que, Felipe VI, vestido de militar, nos anunciaba su inquebrantable compromiso contra el terror y lo hacía sin saber o sin querer saber que acababa de comprometerse a luchar contra sí mismo.
Pero eso no da dinero ni comisiones como la venta de armas (que le pregunten a Corinna). Así que, Felipe VI, vestido de militar, nos anunciaba su inquebrantable compromiso contra el terror y lo hacía sin saber o sin querer saber que acababa de comprometerse a luchar contra sí mismo.
Siendo
sinceros, aunque la mayoría de los medios de comunicación hayan guardado
silencio con respecto al discurso y hayan amparado el viaje al país
de las decapitaciones bajo el interés nacional (El Mundo esgrimía que “se trata de un viaje
de vital importancia para los intereses de España”), el discurso fue poco menos que
nauseabundo y la vista a los saudíes será poco menos que un sangriento negocio.
Si
analizamos el reinado de Felipe VI podremos comprobar que este demostró
sentirse muy cómodo con los sauditas y su brutal campaña de decapitaciones,
por motivos tan ‘terroríficos’ como el adulterio o la homosexualidad, la cual suma ya 350 decapitados en 3 años. Ello lo pone de manifiesto que
Felipe VI visite por segunda vez a semejantes salvajes y lo haga con la
connivencia generalizada de la sociedad. Sin embargo, y por desgracia, hay algo
mucho peor en esta ocasión que el terror saudí contra sus
propios ciudadanos: Yemen. Es innegable que los Borbones siempre fueron de
mercadear entre cadáveres, de hacerse hueco entre cabezas
cercenadas para hacer negocios o de apoyarse en cunetas para
recuperar coronas, solo hay que revisar la historia, pero la complicidad con la
matanza de Yemen es absolutamente intolerable.
Arabia Saudí
y varios países más llevan años de cruel enfrentamiento con Yemen y los
cálculos no pueden ser más siniestros: más de 10.000 fallecidos (en las cifras ‘oficiales’ más
optimistas). Es cierto que queda mucho para ser tan ‘terroríficos’ como la
OTAN, la cual cuenta los muertos por millones (más de 4 millones de muertos
solo en Afganistán, Irak y Pakistán y solo desde 1991), pero más de 10.000
fallecidos no son una tontería. Así pues, viajar a Arabia Saudí para
intentar vender cinco fragatas por valor de 2.000 millones de euros es una
enorme perversidad, por muchos precedentes que existan (Arabia Saudí es nuestro principal
cliente), y máxime
cuando ya sabemos que han aparecido armas
españolas en Yemen. Es más,
creo, como muchas organizaciones, que estas ventas constituyen un delito de
complicidad con crímenes de guerra.
Así pues,
Felipe VI tiene un compromiso firme con el terror y los terroristas (difícil
catalogar a los sauditas de otra manera), con los crímenes de guerra y con los
negocios ensangrentados.
Y yo no
puedo más que avergonzarme, como ciudadano, de un viaje tan sanguinario y
emético como el que pretende realizar (aunque se haya suspendido en dos
ocasiones durante 2016), al igual que me avergüenzo de mi país mientras siga participando de
regímenes que practican el terror y los crímenes de guerra como Arabia Saudí.
Por lo visto soy de los pocos, pues el personal parece más que
acostumbrado a la carnicería, lo que supongo que se debe a que las cunetas
españolas siguen repletas de cadáveres y nuestros monarcas son herederos
de un sanguinario terrorista como Franco.
Aunque pueda
parecer increíble, hay una parte de la diatriba real de la Pascua
Militar con la que estoy plenamente de acuerdo con Felipe VI:
Ciertamente, Majestad, usted “pone en peligro nuestra sociedad, desprecia
nuestros valores democráticos, es un enemigo de la humanidad que ataca sin
escrúpulo alguno en cualquier lugar y son muchas las naciones cuyas sociedades
sufren con frecuencia su vileza y ensañamiento”.
Si Felipe VI
piensa que no merece estas palabras, sus palabras por otra parte, solo tiene
que pasarse por Yemen y preguntar, presiento que para ellos el terrorista
es él.
Luis
Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
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actualidad sobrevivo gracias a las ventas de Código rojo, ¡CONSÍGUELA AQUÍ FIRMADA Y DEDICADA!.
“Código rojo no deja títere con cabeza. Se arriesga, proclamando la verdad a
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hoy en día como la libertad de expresión” (“A golpe de letra” por Sergio
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