El
general de 20 de las víctimas del Yak-42: “¡Otra vez no, por favor!”
Pide al Gobierno que no vuelva a tomar el pelo a las
familias con el homenaje y cuenta su versión de la tragedia: “¿Qué hace usted
aquí?”, le dijo Trillo al verlo. No le dejó subir al avión para acudir al lugar
del accidente, en Turquía
28-1-17
PÚBLICO
MADRID.- El
teniente general Emilio Pérez Alamán, bajo cuyo mando se encontraban
buena parte de los 62 militares fallecidos en el accidente del Yak-42, ha
rechazado un homenaje genérico a las víctimas por parte de los “los mismos que
hace catorce años ya los humillaron por separado” y reclama que,
previamente, pidan perdón en persona “quienes obraron mal”, en alusión a
responsables políticos como el exministro Federico Trillo.
“¿Qué hace
usted aquí?”, espetó Trillo al general jefe de 20 ingenieros fallecidos
sin darle el pésame. No le dejó subir al avión
Bajo el
título “¡Otra vez no por favor”, el general Pérez Alamán explica en un artículo que el
homenaje de Estado conjunto que se propone a los 62 fallecidos sería por parte
de “los mismos que hace catorce años ya los humillaron por separado. Disculpen,
pero suena a más de lo mismo”.
“Si aceptan
mi opinión -agrega-, el homenaje debe estar precedido por una auténtica
petición de perdón personal de todos los que obraron mal y no de un ente
genérico como es el Estado, constituido por muchas instituciones y
organizaciones que nada tienen que hacerse perdonar”.
El artículo
ha sido publicado en el blog del general Rafael Dávila. El teniente general
considera que, catorce años después, “aparece de nuevo la disputa como
consecuencia de un informe del Consejo de Estado, que varios años después de
haberse solicitado, se dicta en Octubre del año pasado, pero se da a conocer
varios meses más tarde ¿Por oportunidad política?, ¿Una baza para estrenarse la
nueva Ministra? ¿De nuevo [José] Bono y sus papeles? ¿Con las familias como
meros instrumentos?”, se pregunta.
El informe
del Consejo de Estado llega tras varios años de haberlo solicitado: "¿Por
oportunidad política?, ¿Una baza para estrenarse la nueva Ministra? ¿De nuevo
Bono y sus papeles?"
Pérez Alemán
revela detalles esclarecedores de lo ocurrido aquel 26 de Mayo de 2003, cuando
llegó al Cuartel General de la División en Burgos y le comunicaron la noticia
del accidente del Yak-42 en el que regresaban a España 20 integrantes del
Regimiento de Ingenieros de la Brunete. Como jefe de dicha unidad, puso en
marcha “todas las medidas para hacer frente a tamaña tragedia",
especialmente para atender a las familias de los fallecidos.
El General
Jefe de Estado Mayor le ordenó que se sumara al viaje que el ministro de
Defensa, Federico Trillo, y su séquito iban a emprender desde Torrejón rumbo al
lugar del accidente, en Trebisonda (Turquía).
“Llego a la
Base Aérea minutos antes del despegue -relata-, en la sala de Autoridades está
el Ministro con su Jefe de Gabinete y el General de la Fuerza de Maniobra junto
a otras personas civiles que no conozco. La cara del Ministro es un poema al
verme aparecer. Me presento y sin mencionarme absolutamente nada de los
veinte Ingenieros de la División que han perecido, me pregunta nervioso ¿Qué
hace aquí? Le contesto el motivo y la posibilidad de colaborar en la inspección
que van hacer en la zona. Sin ninguna palabra más se encierra en una habitación
de la sala con su Jefe de Gabinete y pocos minutos después éste me dice que
no hay sitio en el avión y no puedo embarcar”.
Regresó a
Burgos, “a toda velocidad” para estar con las familias y tomar las decisiones
necesarias: su prioridad era la dignidad de sus soldados y el respeto a sus
allegados, “después de las actitudes observadas en Torrejón”.
Recuerda “el
calvario” que pasaron los jefes de unidad de los 62 militares fallecidos en
dicho accidente. “La grandeza y generosidad de aquellas viudas jóvenes, padres
y hermanos ante el drama que estaban sufriendo, nada tenía que ver con la fría
y calculada escena de Torrejón y dejó bien claro en mi interior donde
estaría en caso de confrontación, como así fue, entre los intereses espurios de
la política y la dignidad de mis soldados y el respeto a sus familias”.
Asegura que
mantuvo el conducto reglamentario y la confidencialidad de sus reclamaciones
“sobre los posibles errores en la identificación de los cuerpos por las
prisas en repatriar los restos y la forma de atender a las familias”.
Por ejemplo:
En el caso del funeral de Estado en Torrejón, de cuya mala organización ya se
ha escrito suficiente, asumió la decisión de destacar 20 equipos para trasladar
los féretros de la División del avión a los túmulos asignados. “Ello obligó a
hacer lo mismo con los demás" para evitar así trasladarlos con "una
cadena de soldados, como si de paquetes se tratara”.
Les prohibieron abrir los féretros
“Finalizado
el funeral, el Ministerio de Defensa “que había obrado hasta entonces sin
preguntar, entregó los ataúdes a las respectivas Unidades para traspasarlos a
las familias sin más explicaciones. Después hizo mutis por el foro, no sin
antes ordenar la prohibición absoluta de abrir los féretros. De esta
actuación también se hizo llegar la queja correspondiente al Mando”.
El teniente
general Pérez Alemán reitera su agradecimiento a Burgos y a sus autoridades por
el funeral público que se realizó después en la base a la que asistió el
entonces presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. “Nada que ver con
el de Torrejón, mi general”, fueron las palabras de muchos familiares.
Recuerda
también cómo en los meses siguientes “se sucedieron acciones para olvidar por
parte del Ministerio con la pretensión de arreglar lo que no tenía arreglo”,
mientras la oposición política “aprovechó la ocasión para morder a su
oponente y no soltar la presa, Por supuesto sin la menor consideración por
lo que estaban pasando las familias, peor aún, utilizando su sentimiento y
frustración por el comportamiento del Ministerio”. También recuerda la tensión
con el ministro, colaboradores y mandos intermedios, que no resultó “nada
gratificante” para él.
“La División
se esforzó en todo lo que estuvo en su mano para paliar los efectos que tales
acciones. De nuevo la disconformidad con la postura oficial se hizo llegar a la
superioridad, que respondió con advertencias, pero no con soluciones
adecuadas. En consecuencia y con la máxima corrección, pero sin eufemismos,
expresé de forma pública mi preocupación y disgusto por la forma que se había
tratado tan delicado suceso y el aprovechamiento sin miramientos que lo
utilizaba la oposición política para su beneficio. Para ambos las familias eran
lo de menos”. Hoy, catorce años después se pregunta si, nuevamente, las
familias serán meros instrumentos.
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