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martes, 3 de enero de 2017

La Virgen no era virgen. (Hemeroteca)

“En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”

        La Virgen no era virgen. No es la primera vez que a alguien se le ocurre hacer tal afirmación y como siempre han empezado a rasgarse las vestiduras y escucharse el frufrú de las sotanas.

       Los católicos cuando rezan dicen: “En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.” ¿Dónde está la Madre? ¿Qué es el Espíritu Santo? Lo representan como una paloma. ¿O es un palomo? Te armas un lío si piensas el triste papel que le ha tocado en suerte a San José que no es el padre al que se refiere la jaculatoria. ¿Y este trío es lo que se conoce como Sagrada Familia? Todo empezó en un pesebre (eso que nos recuerdan todos los años por Navidad y que se llama Belén) y acabó en lo que es hoy, la mayor multinacional que existe en el mundo a nivel económico y financiero. Pero, ¡ojo al parche! el Papa Benedicto, este que tenemos ahora,  se ha desayunado diciendo que el año próximo Jesucristo nacerá en una carpintería, que ya está bien de pesebre…

      La Iglesia Católica (y muchas otras) nunca ha tratado demasiado bien a las mujeres incluso asegurando que no tenían alma. Muy fuerte. Su papel en la Iglesia, siempre fue  secundario, cuando no están recluidas en conventos, rezando. No les permiten casarse con un hombre, y por lo tanto tener hijos, acabando en una durísima frustración por considerarlas durante toda su vida terrenal “esposas de Dios”, nada más y nada menos.

     Juan Masiá es un cura jesuita que se atreve a negar la virginidad de la Virgen María: “...la creencia de que la madre de nuestro señor fue virgen durante el parto implica negar que Jesucristo fue verdadero hombre”, ha dicho.

     El cardenal-arzobispo de Valencia Agustín García Gascó, que preside la Comisión para la Doctrina de la Fe (eufemismo con el que denominan a la moderna Inquisición) ha sido ampliamente informado por Luis Fernando Pérez Bustamante, (ex-protestante evangélico y ahora católico fundamentalista), del desviacionismo de este reincidente jesuita que fue destituido el pasado año como director de la cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia de Comillas, parece ser que por el  arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, al que no le gustan tampoco las ideas progresistas de este cura.

     Pérez Bustamante, dice que: “Masiá puede opinar como hombre sobre este asunto, pero no puede hacerlo sin dejar de ser sacerdote y jesuita”, y concluye que, “… si la Iglesia permite a uno de sus clérigos la negación de uno de sus dogmas de fe entonces está lanzando un mensaje muy peligroso para la salud espiritual de todos los fieles”. ¡Ya está el lío armado! Unos defienden la libertad de expresión mientras otros dicen que naranjas de la china o verdes las han segado.

      También César Vidal niega la virginidad de la Virgen y nadie le dice nada a pesar de estar enchufado en la cadena de los obispos, la COPE donde cada día vomita en su programa todas las inmundicias habidas y por haber.
     Un católico practicante defiende la cuestión de este modo: “Como un rayo de luz atraviesa sin romper ni manchar un cristal, así nació el Niño-Dios de la Virgen María conservando su virginidad". ¿No me diréis que no es bonito? Y añade: “virgen ANTES del parto, virgen DURANTE el parto y virgen DESPUÉS del parto”. No se puede ser más dogmático, ¿verdad?

      Juan Masiá ha preferido no referirse directamente a la polémica que han suscitado las palabras que supuestamente ha transmitido a través de sus escritos.
     Veamos un pequeño extracto de otras cosas que ha dicho:   “Me llama la atención la intromisión inoportuna de instancias eclesiásticas para dictar moralidad a la sociedad civil. He de decir que estoy acostumbrado a vivir en Japón, en el seno de una iglesia minoritaria, en medio de una sociedad civil plural y democrática, secularizada y laica, en el mejor sentido de estas palabras, y con un episcopado acostumbrado a respetar escrupulosamente la separación de Iglesia y Estado, una iglesia que no está ni privilegiada ni excluida, en un contexto intercultural e interreligioso...”
   “ Viniendo de ese mundo, me sorprenden los malentendidos sobre ética o sobre iglesia y sociedad en nuestro país. Por ejemplo, el caso, mitad cómico mitad anacrónico, en torno al preservativo; uno no sabe si reír o llorar. Ni siquiera tenía que ser problema. No sólo como prevención de un contagio, sino como anticonceptivo corriente, se puede usar para evitar un embarazo no deseado y evitar el aborto. Hace mucho tiempo que la teología moral seria ha superado ese falso problema. Aunque diga lo contrario un dicasterio romano o los asesores de una conferencia episcopal, o los que redactan para el Papa un discurso, se puede disentir en la iglesia por fidelidad hacia la misma iglesia. Sobre todo, sabiendo que ni es cuestión de fe, ni es cuestión de moral, ni es cuestión de pecado. Es cuestión de sentido común, responsabilidad y buen humor...”


    “Decía el otro día cierta personalidad eclesiástica que la obtención de células madre a partir de embriones pre-implantatorios es una matanza de inocentes. Expresarse así es originar malentendidos científicos, éticos y  teológicos.”

   “Hablaba otra personalidad eclesiástica el otro día sobre los problemas de la sexualidad en tales términos como si la orientación sexual en sí misma, independientemente de su ejercicio, fuese algo desordenado, pecaminoso e intrínsecamente malo. Expresarse así,... es algo que va contra lo que está explícitamente dicho tanto en el catecismo de la Iglesia católica como en la declaración de la Congregación de la fe acerca de la no discriminación de personas al tratar  ese       tema.” 


   “Opiniones como éstas hacen un flaco favor a la iglesia que representan y a la ortodoxia que desean defender. Por eso, por fidelidad a la Iglesia, por sentirnos iglesia y sentirnos en la iglesia, nos vemos obligados, no sólo a sentir con la Iglesia sino, en algunas ocasiones, a disentir en la iglesia, a disentir razonable y responsablemente dentro de la iglesia. (Nótese que no he dicho disentir “de” la iglesia. El que está fuera disiente “de” la iglesia, los que estamos dentro, disentimos “en” la iglesia, sintiendo la responsabilidad de hacerlo y la responsabilidad de hablar). Y no olvidemos que la iglesia no es como esos partidos políticos en los que si te mueves no sales en la foto..”. 


    “Así percibo estos problemas y así he querido compartirlo con ustedes, con sinceridad humana y cristiana, desde una fidelidad a la fe y a la iglesia que nos urge y apremia a disentir dentro de la iglesia. No sé si alguien pensará que decir todo esto es imprudente, yo creo sinceramente que no decirlo es lo que sería inmoral.”

      Y es que las opiniones de Masiá difícilmente pueden caer bien en el seno de la Iglesia más ultra conservadora. Este jesuita que ha defendido el uso de los preservativos como método anticonceptivo, es respetado en los ambientes más progresistas de la Iglesia Católica.
      Continuemos con el tema de la virginidad de la Virgen.
     “María como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo. Su razonamiento lógico es el siguiente; "Si Jesús es Dios y María es madre de Jesús, entonces María es Madre de Dios". La encarnación significa que en un instante la segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, de naturaleza divina, asumió plenamente la naturaleza humana -sin menoscabo de su condición divina- al ser concebido milagrosamente en María. Como fue instantánea y esencial, María en ese momento empezó a ser madre de Jesús: hombre-Dios”. ¿Está claro, no?
     Hay que recordar que el dogma de la virginidad de María  la proclamó el 8 de diciembre de 1.854 con la encíclica Ineffabilis Deus, el Papa Pío IX, por lo que resulta relativamente nuevo si durante diecinueve siglos, la Inmaculada Concepción no fue considerada como un axioma. Desde aquel día es obligatorio creerlo sin ambages, a pies juntillas. Convocó el Concilio Vaticano I (1.869-1870) donde se proclamó la infalibilidad papal para sus pronunciamientos ex cathedra) Eso quiere decir que el Papa no se equivoca nunca sobre temas de fe o de costumbres.

    El cura jesuita Juan Masiá ya puede ir buscándose otro trabajo. El presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe (más conocida como Inquisición), el cardenal-arzobispo de Valencia Monseñor Agustín García Gascó, va a por él. No podrá quemarlo en la hoguera como hacían antaño, pero sí enviarlo a la indigencia. ¿Los curas cobran paro?


Luis Viadel

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