El CNI compró el silencio de Bárbara Rey, amante
de Juan Carlos I, con fondos reservados en Luxemburgo
okdiario
Espías del
CNI depositaron entre 1996 y 1997 en un banco de Luxemburgo cantidades
millonarias de dinero para la actriz Bárbara Rey. Los pagos respondían a
una operación secreta de los servicios de información a fin de que la
vedette murciana no descubriera las relaciones que, desde el inicio de la
Transición, mantenía con el rey Don Juan Carlos y no difundiera unos vídeos
privados.
Los agentes
abrieron una cuenta bancaria el 25 de septiembre de 1996 en el Kredietbank
Luxembourg a la que transfirieron, tres meses después, una primera cantidad de
26,3 millones de pesetas (160.000 euros), según queda acreditado en la
documentación que OKDIARIO tiene en su poder.
La cuenta secreta tenía asignado el número
55-209185-88-1 y estaba calificada como “compte kt plus”, un servicio de mayor
remuneración financiera. Para ocultar la identidad de los verdaderos
beneficiarios figuraba a nombre de la firma comercial W.K Dibiapur, una sociedad off shore constituida en un paraíso fiscal. No obstante,
OKDIARIO no ha localizado ninguna instrumental con esa denominación en los
bancos de datos internacionales de sociedades. El nombre “Dibiapur” corresponde
a una ciudad del estado de Uttar Pradesh de la India.
Además de utilizar esa pantalla para preservar el
anonimato, los verdaderos
titulares se beneficiaban del uso de “seudónimos” para cualquier operación de
imposiciones o transferencias. En los extractos de los movimientos de la cuenta
figura un pago anual de 2.500 pesetas (unos 15 euros) por el concepto, según la
terminología bancaria, en francés, de “pseudonyme”.
El dinero transferido al
Kredietbank luxemburgués y a otras cuentas anexas, según las fuentes del CESID,
procedía en su mayor parte de las arcas de los fondos reservados del
desparecido CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), según han
confirmado a este diario antiguos altos mandos de los servicios secretos. Este
departamento, en 2002, pasó a llamarse CNI (Centro Nacional de Inteligencia).
Los fondos reservados son
partidas que se aprueban en los presupuestos del Estado para la lucha contra el
terrorismo y el crimen organizado. Al ser fondos opacos, las autoridades que
los gestionan no están obligadas a identificar a los receptores ni a los
beneficiarios últimos.
La
respuesta de Bárbara Rey
Bárbara Rey ha manifestado a
OKDIARIO que ella jamás se benefició de ese dinero ni tuvo a su nombre una
cuenta en Luxemburgo: “Si alguien la abrió y la usó sabrá qué hizo con el
dinero. Nunca he estado en Luxemburgo en ese banco. Yo no sé nada ni quiero
meterme en líos. Ya me han hecho
demasiado daño”, aseguró
Sin embargo, Bárbara Rey sí
reconoce al periodista que, en aquellas fechas, mantuvo una reunión con un agente del CESID que le propuso su silencio y seguridad
a cambio de dinero. El intermediario-espía le fue enviado por un amigo íntimo
del Rey. La actriz insiste en que prefiere permanecer callada: “Por mi
seguridad y la de todos los míos”, según sus palabras exactas.
La artista murciana guarda silencio pero OKDIARIO conoce de fuentes
directas del antiguo CESID cuál fue la oferta que le hizo el emisario en el
encuentro que mantuvo con ella en la cafetería Riofrío de Madrid: tres millones
de euros (500 millones de pesetas), en entregas mensuales de 25 millones de
pesetas.
La cifra propuesta coincide
con la primera transferencia recibida en la cuenta de Luxemburgo: 26.319.063
pesetas (unos 160.000 euros). A cambio el agente secreto le exigía la entrega en un maletín de unas cintas
magnetofónicas y de vídeo que
la actriz, supuestamente, había grabado al Rey mientras fue su amiga durante
casi 20 años. El material que la cantante guardaba en la caja fuerte de su
casa ya había sido verificado por otros intermediarios de los servicios
secretos
A mediados de los noventa la
cifra de 26,3 millones de pesetas suponía una cantidad importante, sobre todo,
si su percepción era mensual y en dinero negro. Con esos fondos un ciudadano
podía comprarse al contado un buen piso de
tres dormitorios en el centro de Madrid y un Mercedes Berlina.
Según fuentes del espionaje
español, María García
García, el nombre real de Bárbara Rey, pasaba en aquellos años
por dificultades económicas y los responsables de la inteligencia
española valoraron su situación como un “un asunto de Estado de alto riesgo”.
“Sabíamos que debía la hipoteca de su casa, que tenía
deudas con amigos e, incluso, que había pignorado sus joyas, excepto una que le
había regalado Su Majestad. Si aquellas grabaciones caían en manos no
apropiadas podían desestabilizar a las más altas instancias del país”,
reconoce a OKDIARIO un ex alto cargo del antiguo CESID.
La cuenta principal, abierta
en el Kredietbank Luxembourg, fue cancelada en abril de 1997 poco antes de que
estallara el caso Bárbara Rey. La actriz murciana
denunció en una comisaría madrileña las presiones que estaba recibiendo, según
ella, de amigos del Rey y de los servicios secretos. Los acusó de robarle material gráfico y sonoro en su domicilio familiar. La denuncia
nadie la investigó y la vedette murciana tampoco insistió. Tras el escándalo en
los medios de comunicación, Bárbara Rey nunca más volvió a ver a su amigo el
Rey, según reconoce la propia actriz.
En aquellas fechas, el saldo
de la cuenta luxemburguesa era de 26,5 millones de las antiguas pesetas, pero
las fuentes del CESID reconocen que, paralelamente, existieron otras cuentas
opacas: “No sólo en Luxemburgo, también en Suiza habíamos abierto cuentas
secretas a nombre de identidades falsas y de sociedades interpuestas. Incluso,
antes del verano de 1997 salieron de nuestra sede 40 millones de pesetas de los fondos reservados para comprar voluntades en el caso
Bárbara Rey. El destino del dinero lo desconozco”.
Bárbara Rey también niega que
recibiera ese dinero: “Si esas cantidades fueran para comprarme, les habría
salido muy barata”, asegura. A la pregunta de este periodista de si fuera
el pago de un primer plazo, la vedette murciana responde que “tampoco. Él
nunca movió un dedo por mí”.
Se da la coincidencia de que
el dinero ingresado en la cuenta del Kredietbank Luxembourg coincidió en el
tiempo con la publicación de la existencia de un nidito
de amor –así lo denominaban
los agentes- que los servicios secretos habían montado para altas
personalidades en una vivienda de la zona residencial de Pozuelo de Alarcón.
Ahora, por primera vez, un
medio de comunicación saca a la luz documentos en los que se demuestra las
relaciones de amor/odio entre
Bárbara Rey y el espionaje español. Los datos desvelados por OKDIARIO
pueden ser el hilo por el que se llegue al ovillo.
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