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miércoles, 12 de septiembre de 2018

La tele, la Casa Real y su penetrante aroma a letrina

La tele y la Casa Real: Cómo ha cambiado el cuento en 25 años (primera parte)
Las primeras censuras y los toques de atención.

MARIOLA cUBELLS (Periodista)
16-8-18
ElHuffPost

Ahora todo nos parece normal: las mofas, las coberturas exhaustivas sobre los movimientos de todo tipo de la Casa Real, los juicios de valor, las noticias abriendo informativos, los reportajes de investigación, los programas específicos sobre el asunto, Jaime Peñafiel hablando mal de Letizia y citando a su abuelo taxista... Pero hubo un tiempo en que todo eso era un rotundo tabú, pese a que en las sobremesas de todos los españoles se hablaba con soltura de Bárbara Rey y su amante real, al que se citaba por el nombre. En la tele, si se tenía que hablar del asunto se recurría a esa manida fórmula de "alta personalidad del Estado".

De aquel momento de censura, opacidad y silencio total pasamos poco a poco a hablar de la Sannum y sus escotes, de los pantalones de Marichalar y sus cosas, de Urdangarin y las suyas, de los elefantes que mueren abatidos a tiros... Y ahora, cuando ya todo es posible, la tele puede contar que Bárbara Rey le regalaba corbatas al rey, que luego él lucía en actos públicos y que la colonia que llevaba Juan Carlos I se llamaba Bogart, y también se la compraba Bárbara.

Pero para llegar hasta aquí el camino ha sido largo, torticero, mezquino incluso y, todo hay que decirlo, la Casa Real nos lo ha puesto en bandeja. Vamos con la primera entrega.
TV3 y las disculpas que nadie solicitó
La primera, sin duda, fue TV3, esa cadena pública pionera para bien en tantas cosas (aunque ahora no pase por su mejor momento en cuanto a independencia informativa. Lo digo yo antes de que se me llene Twitter de nacionalistas españoles insultándome). El programa se llamaba Persones humanes, era enero de 1994 (algunos de los lectores de El HuffPost no habíais nacido, o acababais de hacerlo, razón por la que os detesto, dicho sea de paso también). Lo dirigía y presentaba un icono televisivo catalán, Mikimoto. Uno de sus colaboradores, el escritor Quim Monzó, ironizó en su sección (una especie de monólogo que él siempre hacía sentado) sobre la Casa Real y sus funciones.
En la pantalla que el presentador tenía al lado, aparecía una imagen de la infanta Elena. Jordi Pujol, que entonces era un prócer, el padre de la patria catalana, tuvo que disculparse ante la Casa Real en nombre de la cadena, aunque a día de hoy nadie recuerda queja alguna del rey emérito (que entonces también era un padre de la patria española) ni de su séquito. Voy a repetir la fecha: 1994. Ni Dios osaba entonces en la tele ni en ningún medio de comunicación a hablar mal, o cotillear siquiera, de la Casa Real.

TVE y su bienquedismo
Eran otros tiempos, había que ser muy valiente, muy osado, muy kamikaze para permitir críticas a la monarquía. Así que llegó El peor programa de la semana, con el Gran Wyoming como conductor. Invitaron a Quim Monzó, la dirección de la cadena pública le dijo que ni hablar, y el equipo entero, en lugar de plegarse a las órdenes, dijo que si no había entrevista no había programa. Y así fue. El espacio no se emitió ese día y cuando acabó la temporada no fue renovado. Aquí la explicación resumida y perfecta del propio Wyoming.
Hoy, David Trueba, que era uno de los responsables del espacio, y el propio Wyoming están donde están. Los directivos de aquella casa ignoro dónde paran.

Más asuntos. En los cajones de esa cadena duerme el documental francés Yo Juan Carlos, rey de España, que RTVE coprodujo junto a Cinétevé y que se emitió en Francia en la cadena France 3. Era el fruto de cinco horas de entrevista con el rey emérito, pocos días antes de abdicar. Hablaba también Felipe VI. TVE quiso modificar cosas, puso pegas, pidió que se entrevistara también a Mariano Rajoy, etc etc.
La pieza se puede ver íntegra aquí y yo la recomiendo vivamente.
Y de paso recomiendo a la nueva cúpula directiva (voy a obviar a Eladio Jareño, que contra todo pronóstico, ahí sigue como director de la cadena) que la emitan, pese a todo.
No se emitió ese documental, pero a cambio la cadena pública nos dejó para la historia la entrevista más empalagosa, más estomagante, más vergonzosa que yo recuerdo haber visto en televisión, si obviamos la que Alfredo Urdaci le hizo en 2004 a José María Aznar, justo antes de que dejara la presidencia del Gobierno.
Jesús Hermida, que en paz descanse, podría haber pasado a los anaqueles televisivos como el gran periodista precursor que fue, como ese profesional singular con un estilo definido que marcó tendencia, pero no. En enero de 2013, TVE le pidió que entrevistara al rey Juan Carlos. Y el resultado nos dio pavor a todos. No hubo, por ejemplo, ninguna pregunta sobre Urdangarin, o sobre la cacería en Botsuana. Apenas unos minutos son suficientes para sonrojarte.

Julio Somoano, entonces director de los servicios informativos de RTVE, dio paso a la entrevista (era su primera aparición en pantalla) y dijo que pasaría a formar parte "de la historia de España". El espacio tuvo una audiencia del 14,7%, con 2.726.000 espectadores. Y a juzgar por las redes de ese día, buena parte pensaba lo mismo: ¿esto era necesario?

Ha llamado la Casa Real

Hay que aclarar que la Casa Real ha llamado siempre a las altas instancias (que siempre están por encima de las direcciones de las cadenas) para pedir expresamente que no se dé un audio, o que se impida la emisión de una imagen, o que se hagan oídos sordos a una noticia que circula. A veces, dependiendo de la fortaleza de los que mandan para resistir a las presiones, sean del tipo que sean, el asunto espinoso sale o no sale. Y aquí seamos sinceros: hasta ahora si estabas en un cargo en un medio de comunicación y te llamaba la Casa Real, empezabas a hiperventilar sin más. Todos los colegas que tengo en las teles, ocupando cargos, han vivido alguna vez un toque de atención en ese sentido. Y, en general, tras esa llamadita todo el mundo se cuadra.
Hasta ahora si estabas en un cargo en un medio de comunicación y te llamaba la Casa Real, empezabas a hiperventilar sin más
Pero en centenares de ocasiones en las teles de este país no ha hecho falta la llamada real porque los responsables de la cadena han aplicado la autocensura para evitar males mayores. Quizá si hubieran seguido todos a una el glorioso lema de Los Javis —"Lo hacemos y ya vemos"— otro gallo nos habría cantado. Quizá Urdangarin, por ejemplo, no se habría venido tan arriba, quizá Corinna y el comisario Villarejo no habrían coincidido, por ejemplo. Quizá la reina Sofía y Bárbara Rey habrían terminado haciéndose amigas, yo qué sé.

En todo caso, me cuentan que cada vez llaman menos, sabedores de que es ponerle puertas al campo, de que se ha abierto definitivamente la ventana que daba al mundo real, que no Real. Digamos que han abandonado ya toda esperanza. Así que contraatacan con vídeos edulcorados de niñas que comen sopa de acelgas o de familias felices con sonrisas congeladas comprando en pescaderías de Mallorca.
En este recorrido televisivo hay un día clave, que cómo no, tiene lugar en esa tele que también fue pionera en tantas cosas (malas): la desaparecida Canal 9, ahora reabierta con el nombre de À punt (sí, sí, tengo que escribir sobre ella, pero es que apenas llevan dos meses y me da pena dar cera tan pronto). Tómbola y Bárbara Rey. Ese día todo empezó a cambiar. Yo trabajaba entonces en la misma productora que realizaba el programa. He llamado a los colegas, incluido el presentador Ximo Rovira, que estaban ese día al pie del cañón. Y con todo eso, he escrito la segunda parte de esta crónica real que publicamos mañana. Eso si la Casa Real no llama al director de El HuffPost, Guillermo Rodríguez, para darle un toque...


La tele y la Casa Real: Cómo ha cambiado el cuento en 25 años (segunda parte)
El día que todo pudo cambiar.
Ayer empecé esta serie (que acaba mañana, de momento) sobre cómo la televisión española, en plena democracia, ha ido cubriendo los asuntos de la monarquía. Para escribir esta crónica he vuelto a consultar un libro que me leí el verano pasado, y que me dejó fuera de juego: Juan Carlos I. La biografía sin silencios, de la periodista Rebeca Quintáns, "la biografía del rey Juan Carlos I que ni la Casa Real ni los grandes medios de comunicación quieren que leas".
Las cosas que se cuentan en ese libro, muchas de ellas sabidas, otras menos, deberían poder contarse en la televisión de un país con una buena salud democrática. Una vez pasados los famosos años de plomo en los que había que consolidar la monarquía y bla, bla, bla, las cadenas, las públicas sobre todo, deberían poder desvelarlo TODO. Ni secretos de Estado ni gaitas. El derecho a la información incluye los asuntos de la realeza, por escabrosos, turbios o delictivos que sean.

Hubo un día en el que todo habría podido saltar por los aires. Pero no saltó. Y perdimos un tiempo precioso. Canal 9 podría haber hecho historia de verdad aquel 23 de julio de 1997. Veamos qué pasó.

Canal 9: Tómbola y Bárbara Rey

Julio de 1997. Tómbola, ese programa con el que empezó una nueva manera de hacer televisión, invita a Bárbara Rey. Semanas antes se había producido un robo extraño en su casa: habían desaparecido documentos y cintas con audios comprometedores para el Estado que Bárbara guardaba en una caja fuerte. Ella denunció el robo, acusó a Colón de Carvajal, se le dio voz en algunos programas más desenfadados... La noticia se cubrió también en los informativos de algunas cadenas, sobre todo en Telecinco (nunca en TVE), aunque en ningún momento se citó al rey. Recuerdo a Juan Pedro Valentín hablando de una "alta personalidad del estado".
Hubo un día en el que todo habría podido saltar por los aires. Pero no saltó. Y perdimos un tiempo precioso
El caso es que uno de esos jueves de Tómbola, Jesús Mariñas habló del robo, de la denuncia, de Colón de Carvajal y entonces Bárbara Rey llamó al teléfono de aludidos (que es una cosa que me encanta, por cierto) y bla bla bla.
- Bueno Bárbara, pues a ver cuándo vienes aquí y nos lo cuentas todo con detalle, le vino a decir en directo el presentador Ximo Rovira.

- Pues cuando vosotros queráis, le vino a contestar la vedette, calculando mientras tanto cuánto le quedaría neto después de impuestos.
Al acabar, en la reunión de contenidos, la directora del programa, Carmen Ro, y su equipo decidieron invitar a Bárbara para el programa de la semana siguiente. Pactaron el caché, 12.000 euros (dos millones de pesetas entonces. Hace 21 años era DINERO, queridos) y producción se dispuso a organizar el viaje.
Durante la semana, en las promos del programa se anunció la presencia de la vedette y se vendió como el bombazo. Nadie en la dirección de la tele pareció alterarse. Y tampoco en el Palau de la Generalitat. Mandaba entonces Eduardo Zaplana y nada hacía pensar que un día podría leer este post desde la prisión de Picassent (Valencia). A su gabinete llegaba TODO lo que sucedía en la cadena, en la que él también mandaba mucho: no en vano la directora de la tele, en aquel momento Genoveva Reig, había sido su directora general de medios, su asistente de prensa, su mano derecha, su mujer de confianza. De este tema lo conté todo
aquí, en este post que me dejó exhausta.
En aquel momento yo trabajaba para la misma productora que hacía Tómbola, Producciones 52, la misma que produjo De tú a tú, aquel programa que Nieves Herrero perpetró en Antena 3 sobre el asesinato de las niñas de Alcàsser. Su marido entonces, Ángel Moreno, era el dueño de la productora. Trabajábamos codo con codo, ellos en Tómbola con personajes VIP como Bienvenida Pérez, Sonia Monroy o Máximo Valverde y yo en un programa infame que se llamaba Parle vosté, calle vosté (Hable usted, calle usted) con famosos de cuarta y quinta fila como el Padre Apeles. Hay que decir que fuimos nosotros quienes lo descubrimos. Sí, eso está en mi currículo, ¿vale?
Pero vamos al tema, que me pierdo en lo trash.
¿En realidad a qué venía Bárbara Rey? ¿Qué iba a contar? ¿Se lo preguntaba de verdad alguien? La verdad es que no. A Bárbara se la invita porque está en ese momento de plena actualidad. Había salido en la tele durante las ultimas semanas (tras el robo) diciendo sin decir algunas cosas, y la idea de ponerla allí en el sofá al lado de Ximo Rovira, cual Chabeli, y someterse a las preguntas de fieras periodísticas como Lidia Lozano, era un plato de primera, a qué negarlo. Pero en ningún momento se tenía claro que fuera a verbalizar lo que el país entero sabía desde siempre. Era un salto al vacío, sin red. Un, bueno, a ver qué pasa. Que venga y a ver qué pasa.

"Ella era el sofá"

Llamé a Ximo Rovira para preguntarle qué recordaba. Y con la amabilidad de siempre, me lo contó. "Ella era el sofá (expresión que se usa en la tele para definir al personaje principal invitado). Era un pelotazo traerla, teníamos claro que el tema estaba controlado, que los límites estaban claros. Cuando hablé con ella por teléfono, para la previa, me pareció una mujer con miedo, y creo que con la entrevista que quería darnos se sentía protegida. El mismo día, por la mañana, la directora Genoveva Reig nos citó en su despacho a la dirección del programa y a mí. Allí nos trasladó la consigna inquebrantable de que esta señora no podía venir al programa. Una llamada, una instancia de muuuuuuuuy arriba, nos dijo, había dado la orden".
Se quedaron estupefactos, claro. Los responsables del programa insistieron, intentaron dejarle claro a Reig que no entrarían en detalles, que no habría ninguna bomba, y que si patatín y que si patatán. Pero ellos no sabían aún que Genoveva obedecía a la primera una orden de su jefe (querría saber si ha ido a visitarlo a la cárcel, por cierto), sin rechistar y sin replicar. Su jefe era Zaplana, efectivamente.
Así que salen del despacho de dirección con dos cosas: con el rabo entre las piernas y con un marronazo, el de tener que llamar a Bárbara y decirle, mira guapa que no, que no subas al avión, que nadie te va a dar vela en este entierro ahora.
Salen del despacho de dirección con dos cosas: con el rabo entre las piernas y con un marronazo, el de tener que llamar a Bárbara y decirle, mira guapa que no, que no subas al avión
Producción la llama. La vedette está a punto de salir hacia el aeropuerto de Barajas. Por supuesto los billetes los tenía desde hacía días. Eran tiempos sin AVE, sin internet, sin móviles. Se pone como loca y le dice a la compañera de producción que la llama que le da igual todo, que ella va a coger el avión sí o sí. En el mismo aeropuerto, un par de periodistas la abordan y ella les cuenta, visiblemente contrariada: "No me dejan salir esta noche en Tómbola, pero yo voy a ir a Valencia de todos modos, porque soy una profesional". Minutos después atraviesa la puerta de embarque.
Cuando Bárbara llega a Valencia va directa a Canal 9. La están esperando los compañeros de producción, incluido el máximo jefazo, el productor ejecutivo Ángel Moreno. La llevan a la zona de camerinos por la puerta de atrás, para evitar fotógrafos. Una vez dentro la dirigen a una sala donde le vuelven a explicar la nueva situación.
- Mira Bárbara, es que no puedes participar. Las órdenes son tajantes. Si apareces un solo segundo en pantalla se acaba la emisión, le dice Moreno.
Ella entra en combustión. Alaridos. Amenazas de irrumpir en el plató.
"Estaba fuera de sí cuando el programa arrancó. Nos temíamos cualquier cosa. Tuvimos que llamar a seguridad y decirles que acudieran a la puerta del plató por si acaso. No habíamos vivido una situación tan tensa jamás", recuerdan en producción.
Estaba fuera de sí cuando el programa arrancó. Nos temíamos cualquier cosa. Tuvimos que llamar a seguridad
Tuvieron que improvisar para llenar de contenidos el programa, con un batiburrillo de temas, alargando historias menores, etcétera. El sofá ese día se quedó vacío.
"Por el pinganillo me dicen que Bárbara está allí, en la tele, y que había problemas, que ella había ido allí con un contrato y que quería entrar en el plató", recuerda Rovira.
La dirección del programa no lograba apaciguarla, ellos argumentaban y ella que no y que no. Le aseguraron que cobrar iba a cobrar igual. Cuando Moreno le puso el talón encima de la mesa, la vedette se calmó un poco. "Ella ha contado que no teníamos intención de pagarle pero no es verdad: si el contrato lo hubiera incumplido ella, quizá podríamos haberlo evitado, pero como la culpa era nuestra, los dos millones se le pagaron sin problemas", cuentan desde la productora. Voy a recordar aquí, por si de pronto lo habéis olvidado, que esos dos millones de pesetas tirados a la basura salieron de los impuestos de todos los valencianos. Canal 9, queridos míos, era una cadena PÚBLICA.
A la puerta de aquella sala donde se atrincheró la vedette, y en la que había una tele encendida con el programa en emisión, llegaron dos tipos, dos pesos pesados de las altas instancias. Altos cargos de la Generalitat. Ninguno de mis colegas ha podido recordar quiénes fueron exactamente. De hecho, cuando he insistido para ver si hacían memoria, me han venido a decir: qué pesada eres, cómo me voy a acordar de eso que pasó hace 21 años... Además, estoy de vacaciones en playa, no me molestes con tus putas preguntas inoportunas. Todo desde el cariño, que nos lo tenemos.
Dos años después de este altercado, Bárbara Rey, que no sabía diferenciar un consomé de la confitura de cerezas, se puso al frente del programa de cocina
Y fueron esos dos desconocidos, que la invitaron a abandonar la casa, los que consiguieron que la vedette, al cabo de unas horas, cuando acabó el programa (tengamos en cuenta que Tómbola duraba cuatro horas, también fuimos pioneros en eso) saliera, se subiera a un taxi y se fuera al hotel. En la puerta contó la historia de su veto en Canal 9 a los periodistas a los que ella misma había convocado. Y anunció: esto no va a quedar así.
Un programa de cocina para Bárbara
Dos años después de este altercado, Barbara Rey, que no sabía diferenciar un consomé de la confitura de cerezas, se puso al frente del programa de cocina, En casa de Bárbara, también en Canal 9. Dato: pese a que los colaboradores del programa me cuentan que, efectivamente, no sabía cocinar, en algún sitio he leído que la actriz murciana le cocinaba paellas al rey emérito en su casa de Boadilla del Monte primero y de la Moraleja después. Nadie me ha especificado nunca si eran de verdad PAELLAS o era simplemente arroz con cosas, que es lo que soléis hacer todos cuando decís que habéis hecho paella.
Cuando Bárbara se enfadaba por algo, porque faltaba sal, o por lo que sea, gritaba: "¡Que venga el director general!". Las estrellas son así.
Pero sigamos con el tema. En su conjunto, la cadena PÚBLICA desembolsó cinco millones de euros en aquel espacio que estuvo cinco años en antena. Se ha especulado mucho sobre si ese programa fue un favor que la Casa Real le pidió a Eduardo Zaplana para mantener contenta a Bárbara y sobre todo para callarle la boca. En cualquier caso, el programa se inició en 2000, con Zaplana en el poder, y siguió hasta el 2005, tiempo durante el cual hubo dos presidentes de la Generalitat más: José Luis Olivas y Francisco Camps, así que... Sí, los tres están inmersos en procesos judiciales y condenados en algún caso que ya conocemos. También hemos sido pioneros en eso.
Pese a que el dueño de Trivisión, la productora que se hizo cargo del programa es muy colega mío y siempre nos hemos hecho confidencias televisivas, en esta ocasión no he conseguido sacarle una frase rotunda, "sí me llamó Zaplana en persona para pedirme ese favor", solo emoticonos e ironías. Pero yo, que soy muy lista interpretando sarcasmos y frases a medias puedo tirarme a la piscina (que es justo lo que pienso hacer, literalmente, en cuanto acabe esta crónica) y decir que SÍ, que efectivamente fue un favor que el ínclito Zaplana le hizo a la Casa Real, atendiendo a una velada petición. No sé si me explico...
Jesús Mariñas, que estaba aquel día en aquel plató, dijo en 2013, cuando ya la tele autonómica estaba cerrada: "A Mar Flores la deportaron a Canal 9 como a Bárbara Rey. Y desde aquí mando un abrazo a todos los valencianos".
Y, queridos, si lo dice Mariñas...
Dato: en 2012, cuando Canal 9 estaba en estado terminal y las reposiciones eran la única alternativa, la cadena sacó del cajón, 12 años después de su primera emisión, el programa de cocina de Bárbara Rey. La manera de cocinar había cambiado radicalmente, y la manera en que la tele abordaba la cocina, también. Además Bárbara Rey hacía menciones a asuntos de actualidad, futbolística, social, que en 2012 estaban completamente demodé. Pero eso daba igual: Canal 9 tenía que rellenar y aquello era una buena opción. Quedaba tan patético todo...
Mañana, la tercera y última parte de esta serie. Y la Casa Real sin llamar. Qué poca capacidad para incomodar la mía.
La tele y la Casa Real: Cómo ha cambiado el cuento en 25 años (tercera y última parte)
Tele 5, que abrió la veda (afortunadamente).
18/08/2018
ElHuffPost

Pasaron casi diez años desde aquel veto en Tómbola que conté ayer aquí. Durante ese tiempo la tele siguió rindiendo pleitesía a a familia real.
Llegó Letizia Ortiz con su pasado normal y televisivo, pero, salvo los comentarios maledicentes del inveterado clasista Jaime Peñafiel, hubo poca crítica con enjundia. Todavía no sabíamos nada del caso Nóos y Urdangarin era aún el yerno ideal. Las infantas parían con alegría, los reyes veraneaban en Mallorca y eran campechanos. Tampoco estaba Corinna en nuestras vidas. Y Bárbara, que el año anterior había ganado el reallity de televisión Esta cocina es un infierno, estaba tranquila con un supuesto pago realizado con fondos reservados del Estado.
Cuando el 13 de noviembre del 2007 la Casa Real anunció el "cese temporal de la convivencia" de la Infanta Elena y Jaime de Marichalar se tambalearon los cimientos de los medios: nadie sabía bien cómo afrontar el asunto, era la primera separación que se producía en la monarquía española. Fue un bombazo.
Casi todos se ciñeron estrictamente al escueto comunicado de la Casa Real. Bueno, todos no. Yo estaba en un hotel aquel día cuando en Tele 5, contra todo pronóstico, en un magacine de tarde, se contó con profusión de datos el asunto real.

Me sorprendió (por lo insólito que era en aquel momento, hace sólo once años), lo descarnado de los comentarios, la franqueza, la transparencia... Es verdad, era un formato rosa, amarillo, rojo, polémico, pero era una bocanada de aire: al fin y al cabo era el tema que resquebrajaba por primera vez la supuesta solidez monárquica y Tele 5 demostró aquel día, creo yo, que no le temía a nada ni a nadie. Creo que durante aquellas tardes se hicieron republicanos cientos de españoles. Antes se habían metido con Letizia, sí, pero nunca antes los medios habían "tocado" a un miembro de la familia real: la mala, en todo caso, había sido la Sannum. Pero Felipe era un santo. Y Letizia, como bien se encargaba de recordar Peñafiel, era plebeya.
Creo que durante aquellas tardes se hicieron republicanos cientos de españoles
Todo lo demás, Nóos, los elefantes, corinnas, tensiones varias, desplantes, juicios en Palma, llegó después.

Dónde estamos ahora

La entrada de wikipedia sobre Bárbara Rey dice al final: "En 2017 se conoce su relación extramatrimonial con Juan Carlos I, rey emérito de España". En fin, un scoop no es, aunque la propia Bárbara aún crea que es una mujer misteriosa, como dice mi buen amigo Bob Pop. El caso es que el año pasado pidió dos millones de euros por contar en diferentes entregas y de una vez por todas que se tiraba a Juan Carlos I. Algo que todos sabemos, sí, pero que NUNCA hemos oído de su boca. Así y todo a la cadena le pareció una cantidad excesiva y la cosa se quedó en espera.
Hace unas semanas, cuando acudió al Deluxe (como nadie me ha confirmado la cantidad recibida no la puedo contar), se enfureció cuando comprobó que la entrevista versaba única y exclusivamente sobresu relación sentimental con el rey emérito: "Yo no he venido aquí a hablar de esto. Esto no es lo que hemos hablado en la previa". (Recordadme que tengo que escribir un día sobre eso, sobre las "previas"). Que digo yo que a ver qué creía ella que le iban a preguntar, ¿su tesis sobre el Brexit? Hasta mi madre, de 88 años, se partió de risa.
Su ex amiga (la de Bárbara, no la de mi madre, claro) Chelo García Cortés, y la propia cadena, que no da puntada sin hilo, aprovecharon el paso de la vedette por el programa para seguir con la historia. Chelo contó lo que sabía, tras sus años de confidencias con Bárbara: que el rey era tacaño; que las corbatas se las compraba Bárbara y que a veces las lucía en actos públicos; que la colonia que usaba Juan Carlos I, que se llamaba Bogart (señor, llévame pronto), también. Que el monarca se reía mucho con Bárbara, que le contaba chistes, que hablaban mucho por teléfono, horas y horas (y eso tiene mérito, porque eran tiempos sin tarifa plana, queridos).
Sobre todo en los últimos años, las televisiones se han "ocupado" cada vez más de poner en tela de juicio determinados comportamientos de la monarquía
Cuento esto que pasó en Deluxe para cerrar el círculo y para hacer de la anécdota, categoría. Sobre todo en los últimos años, las televisiones se han "ocupado" cada vez más de poner en tela de juicio determinados comportamientos de la monarquía. Han entrado en los salones de palacio y han levantado las alfombras. Ahí está La Sexta, con sus coberturas sobre el asunto Corinna, por ejemplo, cada vez más detalladas. TVE sigue con su asepsia, de momento. Hay un programa específico sobre la Casa Real, Audiencia abierta se llama. No se puede decir que sean cortesanos (fue el único espacio de la cadena pública donde se emitió el famoso video que recogía el desplante de Letizia a la reina Sofía), aunque tampoco veremos reportajes en profundidad sobre los quehaceres monárquicos. Y yo querría un debate YA en la cadena pública que afrontara con solvencia el tema ¿Monarquía o República? A ver si en esta nueva etapa es posible.
En fin, hay quien dice que los asuntos de cama del rey emérito no son importantes, que pertenecen a la esfera privada y que lo que debería contarse con detalles son los asuntos económicos, los supuestos negocios opacos, etcétera. Cierto. Esto último es fundamental. Pero a mí, que la monarquía que ha entrado casi bajo palio en las catedrales de España, que ha besado anillos de arzobispo y que ha ido a ver al papa y que ha vendido una imagen incólume, estuviera por dentro tan podrida, me parece digno de ser contado. Cosa que, insisto, le agradezco de corazón a Tele 5, que abrió la veda.

BONUS TRACK. En breve habrá otro post de esta serie sobre Letizia. No como reina, de la que ya lo sabéis todo, sino como compañera de informativos de Alfredo Urdaci. Será corto, para que todos podamos seguir de vacaciones.



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