Jesús Monzón Reparaz
Personalidad
política navarra perteneciente a una conocida familia pamplonesa. Nacido en Pamplona el 22 de enero de 1910. Fallece el 24
de octubre de 1973.
Estudió
con los jesuitas de Tudela y Derecho en Zaragoza pasando a ocupar un puesto en
la Diputación navarra. Procedente del republicanismo, ingresó en 1931 en el
Partido Comunista ocupando el cargo de secretario general del Comité provincial
de Navarra durante el período republicano. Formó parte de la candidatura del
Frente Popular en febrero de 1936 (21,1 % de votos) y participó en la toma de
la Diputación de marzo efectuada en señal de protesta por la permanencia de las
Comisiones Gestoras provinciales. El 26 de abril fue el candidato más votado
del Frente Popular navarro para compromisarios electores del nuevo presidente
de la República. Ayudado por un hermano del conspirador Lizarza, tras el alzamiento
militar consiguió huir a Francia, trasladándose luego a Bilbao siendo
instituido fiscal del Tribunal Popular del Gobierno Vasco.
Tras la caída de Bilbao, fue
gobernador civil de Alicante, Albacete (1937) y Cuenca (1938). El 5 de marzo de
1939 acompaña a Pasionaria al salir ésta de Madrid rumbo a Orán
tras la sublevación de Casado. Reorganiza el PCE en Francia dirigiendo la
evacuación de refugiados hacia Sudamérica y la URSS. Junto con Manuel Azcárate
y Gabriel León Trilla organizó la resistencia española contra la ocupación nazi
mientras el Buró Político y el Comité Central se hallaban ausentes en América o
Rusia. Hombre de gran arrojo y generosidad, al mediar la II Guerra Mundial pasa
clandestinamente al interior (nombre de guerra, "Mariano") a fin de
organizar la Unión Nacional, plataforma fantasmagórica que se autodefinía de
concentración antifascista siendo, en la realidad, movida, sustentada y nutrida
por el PCE en la dirección conveniente a los intereses estratégicos de la URSS.
En 1944, al producirse la entrada masiva del "maquis" organizada por
Santiago Carrillo y fallar la Unión Nacional como sustentáculo de la misma,
Carrillo desencadena contra Monzón un proceso de acusaciones contra él y el
"monzonismo". Detenido en Barcelona en junio de 1945, en
circunstancias nada claras, sólo en diciembre de 1947 dará Mundo Obrero la noticia de su expulsión del partido
"por labor de provocación" mientras Monzón purga su caída que
sobrellevará con rebeldía y le ocasionará una condena de 30 años en el juicio
celebrado en Ocaña en 1948.
La expulsión y actitud de
Carrillo fueron explicadas, a posteriori, por éste en la reunión de cuadros del
PCE del 17 de junio de 1948 y publicadas en Nuestra
Bandera con el título
"A la luz del comunicado de Bucarest: las tendencias liquidacionistas en
nuestro Partido, durante el período de la Unión Nacional en Francia".
Semprún (Autobiografía de Federico Sánchez, Planeta, 1977) comenta de
esta forma el informe de Carrillo:
"No se aplica en este informe de Carrillo esa
peculiar dialéctica estaliniana que consiste en reinterpretar el pasado en
función de las pragmáticas necesidades ideológicas del presente".
En
el caso concreto del PCE, esto se refleja al reinterpretarse los errores
cometidos por los responsables del trabajo del partido en Francia y en España,
durante la guerra mundial, errores, por otra parte, meramente hipotéticos,
mientras no se establezcan objetivamente todos los datos históricos de la
situación, ni se estudien exactamente las posiciones que mantuvieron Jesús
Monzón y los camaradas que trabajaron junto a él durante aquel periodo, en que
el partido lanzó la política de Unión Nacional, que reflejaba específicamente
los intereses estratégicos de la URSS, en el momento de la alianza con las
potencias democráticas antihitlerianas.
Así,
aunque la "desviación" titista sólo se haya inventado en 1948, las
posiciones de Monzón, que son de los años 1943-44, son enfocadas bajo el prisma
del titismo a la oscura y turbia luz del comunicado de Bucarest del Kominform.
Aunque no lo supiera, Monzón era un titista con cinco años de anticipación.
Ahora bien, como lo titistas son unos degenerados políticos, unos insolentes,
unos agentes objetivos del enemigo imperialismo, Monzón tiene que ser, por esa
aplicación regresiva de las verdades reveladas de la teología estaliniana al
pasado del movimiento, un degenerado político, un insolente y un agente
objetivo del enemigo. En este terreno, el de las relaciones con el enemigo, las
formulaciones irán precisándose. La "luz" del comunicado de Bucarest
contra el titismo irá esclareciendo brutalmente la cuestión. En julio de 1948,
en el mencionado informe de Carrillo se dice que Jesús Monzón es:
"un intelectual de formación burguesa, lleno de
ambiciones personales, ligado por lazos familiares y por su formación a
elementos reaccionarios, con los cuales jamás llegó a romper totalmente".
Y
un poco más lejos añade Carrillo:
"Con el pretexto de la salvaguardia y protección
de los cuadros del Partido, perseguidos, mantuvo relaciones oscuras con
diplomáticos americanos y con elementos turbios y aventureros que llegaron a
tener en la orientación del Partido más peso que los militantes honrados".
Como
se habrá visto, ya está plantado el tinglado de la antigua farsa. La sangrienta
farsa de los procesos estalinianos.
Por una parte, los orígenes y
la formación burguesa de Monzón. O sea, el pecado original. Por otra, sus
relaciones con diplomáticos americanos. O sea, los enemigos del alma
proletaria: mundo, demonio y carne imperialistas. Los hilos de esta siniestra
trama serán anudados más tarde. En 1950, en efecto, se publica en Nuestra Bandera (número 4, febrero-marzo de aquel año)
un editorial que no está firmado, pero cuyo autor -se trata de un secreto
voceado- era Santiago Carrillo. "Hay que aprender a luchar mejor contra la
provocación", se titula dicho trabajo. En él, un apartado especial se
dedica al "caso Monzón".
"El caso Monzón -dice el editorial de Nuestra
bandera- ha sido llevado al conocimiento del Partido en 1948. Pero entonces
carecíamos de algunos datos adquiridos posteriormente que vienen a precisar más
ciertos aspectos importantes (... Contra todas las directivas del C. C., Monzón
se erige en dirección del Partido para Francia y España. ¿Quién está detrás de
Monzón? ¿Quién inspira su labor de falseamiento de la línea política del
Partido, coincidente, en el fondo, con la de Quiñones en situar aquél a la zaga
de las fuerzas reaccionarias y monárquicas, en llegar a la disolución del
Partido dentro de una Unión Nacional dirigida por los capitalistas y
terratenientes monárquicos?
Detrás de Monzón están los servicios de espionaje
norteamericanos, están los agentes carlistas españoles. En el proceso de
Budapest [se trata del proceso de Laszlo Rajk y de otros comunistas húngaros]
ha quedado descubierto como uno de los principales agentes de Allan Dulles,
jefe del espionaje americano en Europa, un llamado Field, que en apariencia se
dedicaba a la "filantrópica" función de representar en Francia
primero, en Suiza más tarde, al Unitarian Service, organización encargada de
camuflar el espionaje americano so capa de ayudar a los refugiados. Field jugó
un enorme papel como reclutador de los espías húngaros y yugoslavos. Field, en
persona, es el hombre que en Francia se mantiene en contacto con Monzón durante
más de dos años; el que enlaza a Monzón con los servicios de espionaje
americano. Esto explica la enorme analogía entre la "política" de
Monzón y la de los bandidos titistas. Este hecho arroja toda la luz sobre la
"inspiración" que movía a Monzón.... Lo que explica, en realidad,
"la enorme analogía entre la política de Monzón y la de los bandidos
titistas" es que tanto el "monzonismo" como el
"titismo" han sido inventados por los servicios especiales de Stalin.
Mejor dicho: Stalin y sus servicios policíacos han elaborado a partir de 1948 y
por medio de la presión moral, del chantaje, de la tortura, de los procesos
políticos espectaculares, de las abyectas confesiones de dirigentes comunistas,
los temas y los mecanismos genéricos de las supuestas conjura y traición
titistas. Sobre todo esto existen, desde el XX Congreso del PCUS, desde la
"primavera de Praga", suficientes documentos y análisis exhaustivos,
que desmontan luminosamente el mecanismo de este sistema de mentira y terror.
Ahora bien, sobre el fondo de esa trama general, el
grupo dirigente del PCE ha adaptado dichos temas a la situación concreta del
partido español, inventándose, con la participación personal y decisiva de
Santiago Carrillo, el "monzonismo" y el "comorerismo".
¡Aquí, en este siniestro menester, sí que demostró el actual secretario general
del PCE "autonomía", "iniciativa creadora" e
"imaginación política" ! Algún día, sin duda, los investigadores
analizarán a fondo este período sombrío de la historia del PCE. Pero mucho me
temo que a los más elaborados análisis les faltará ya siempre el sabor y el
vigor terribles del testimonio directo. Mucho me temo que nunca hablen los
testigos de aquel período. Jesús Monzón ha muerto. Joan Comorena también.
Gabriel León Trilla ha sido asesinado por orden del grupo dirigente del PCE. Ya
no hablará ninguno de ellos".
Joan Estruch comenta este
importante episodio en su El
PCE en la clandestinidad. 1939-1956 de
esta forma:
"La llegada de Carrillo al Midi francés no supuso
ninguna alteración importante de la política aplicada hasta entonces por el
equipo dirigido por Monzón. En una conferencia pronunciada por Carrillo un mes
después de la invasión del Valle de Arán se reconoce el valor de la labor
desarrollada por Monzón, aunque se trata de una felicitación un tanto
protocolaria que contrasta con el habitual tono hiperbólico de las alabanzas a
los dirigentes supremos: No quiero dejar de saludar también a quienes han
llevado directamente la responsabilidad de la aplicación de la línea política
del Partido aquí en Francia, en este período, con firmeza y acierto, a los
miembros de la Delegación del Comité de Francia".
[Unidad y lucha,
Toulouse, Ediciones España Popular, noviembre de 1944, p. 1].
Obsérvese
que Carrillo reconoce que esa labor ha consistido en la "aplicación de la
línea del partido", y que califica de "Delegación del Comité
Central", al equipo de Monzón, dándole así una legitimidad que cuatro años
después le será ferozmente negada". Líster dice que Monzón "había
cometido dos "crímenes" que no podía perdonarle el Buró Político,
porque constituían una acusación a la propia cobardía de éste: haberse quedado
en Francia cumpliendo con su deber y haberse marchado luego a España a seguir
cumpliéndolo. El delito de valentía es el que más han odiado Santiago Carrillo
y compañía. Monzón durante muchos años de cárcel, y a pesar de las infames
acusaciones de Carrillo, continuó siendo el mismo militante honesto y fiel al
partido que había sido siempre".
En opinión de Daniel Arasa,
que reconstruye lo ocurrido a partir de testimonios inéditos, "existe una
clara responsabilidad de la dirección del PCE, aunque desconocieron los
aspectos concretos de la operación "Reconquista de España". Durante
más de cuatro años, el equipo que encabeza Monzón dirige el PCE en Francia y
España en condiciones durísimas, y los que están en la URSS y en México, al
menos tácitamente, apoyan su gestión. A pesar de todas las dificultades de
comunicación, el Buró Político tuvo tiempo cien veces de cambiar a los
dirigentes de Francia y no lo hizo. Luego, al fracasar la invasión, se quiso
buscar cabezas de turco y no sólo se les acusó del fracaso de una operación
concreta". (Años 40: los maquis y el PCE, Argos Vergara, 1984).
Salió de la cárcel en 1956 marchando a México donde residió durante varios
años, hasta 1968. Vuelve a España estableciéndose en Mallorca durante un tiempo
y volviendo a Pamplona en 1970.
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