‘Ara va de bo! Alcalde, Joan Ribó!’
El nuevo alcalde de Compromís proclama el fin de “los
tiempos del autoritarismo” en Valencia y baja a la calle a mezclarse con la
gente
13-6-2015
Público
Laura L. David
VALENCIA.- Nervioso y sonriente, con constantes gestos
cómplices a sus regidores, Joan Ribó se
estiraba continuamente de los dos flancos de la chaqueta como para querer
cerrarla pero sin llegar a ello. Como para intentar que no se le escapara del
cuerpo la alegría que él, un comedido profesor de instituto de formación
comunista, cristiana y ecologista, no podía contener. Este sábado, tras 24 años
de mayorías de Rita Barberá, Ribó se convirtió en
el alcalde del cambio y del consenso, en un pleno que, además, le tocó presidir
por ser el más mayor del hemiciclo.
Sentada
junto a Ribó estaba la concejala Sandra Gómez, la menor de la mesa de edad,
segunda en la lista del PSPV, abogada de los socialistas en el caso Nóos y otro
de los rostros del cambio en Valencia. Sus escritos consiguieron que el juez
José Castro imputara a la mano derecha de Barberá, Alfonso Grau, y apearon
definitivamente al exalcade de Valencia de la vida política.
Sin
sorpresas, con los votos del PSPV y de València en Comú (donde se integra
Podemos), Ribó alcanzó una vara de mando que aparcó nada más recibir. “Como
alcalde, no necesito ni la vara, ni el mando; prefiero el diálogo”, dijo el de
Compromís, pidiendo al secretario del pleno que la guardase donde considerase.
Y arrancó aplausos –no los primeros, tampoco los últimos- en la Sala de Cristal
del consistorio donde convivían la prensa y los invitados. Entre ellos, los
entusiastas iaioflautas, las víctimas del metro, la campaña por el Cierre de
los Centros de Internamiento de Extranjeros CIES No, los vecinos del Cabanyal o
la gente de Per l’Horta y la coordinadora de ONGD.
Los tiempos
del autoritarismo pasan a la historia, los sustituimos por una nueva etapa en
la que las decisiones compartidas formen parte de la normalidad cotidiana”, proclamaba
Ribó
“Los tiempos
del autoritarismo pasan a la historia, los sustituimos por una nueva etapa en
la que las decisiones compartidas formen parte de la normalidad cotidiana”,
proclamaba Ribó, sin nombrar a Barbera, que para él “ya es pasado”. El nuevo
alcalde prometía proteger la huerta de abusos urbanísticos; rehabilitar el
Cabanyal; avanzar “decididamente” hacia la movilidad sostenible o defender el
valenciano, “una lengua propia que no ha de ser contemplada como una pieza de museo,
sino potenciada para hacer entender nuestra propia visión del mundo”. Enric
Navarro, una de las caras visibles Per l’Horta, no podía evitar las lágrimas.
Sí mentó a la exalcaldesa
el sobrevenido portavoz del PP a causa de la espantada de aquélla, Alfonso
Novo. “Para muchísimos valencianos, Rita Barberá siempre será su alcaldesa y su
nombre, sinónimo de dignidad, lealtad y compromiso por Valencia”, aseguró el
popular. Su grupo votó por él como alcalde y Ciudadanos lo hizo por su
candidato.
24 años de lucha en la oposición
El portavoz socialista, Joan Calabuig, habló de que el cambio en Valencia es “imposible de entender” sin el “esfuerzo y la constancia en la lucha de todas las fuerzas de oposición” de estos 24 años y no quiso olvidar a Esquerra Unida (que quedó fuera del consistorio al no superar la barrera electoral del 5%), “madres, también, de este nuevo tiempo”. El PSPV decidirá la próxima semana si se integra o no en el equipo de gobierno. Sí lo hará València en Comú que, en palabras de su portavoz Jordi Peris, llega para "cambiar las reglas de la política" porque las actuales "son injustas" al dejar “fuera a la mayoría de la ciudadanía".
El portavoz socialista, Joan Calabuig, habló de que el cambio en Valencia es “imposible de entender” sin el “esfuerzo y la constancia en la lucha de todas las fuerzas de oposición” de estos 24 años y no quiso olvidar a Esquerra Unida (que quedó fuera del consistorio al no superar la barrera electoral del 5%), “madres, también, de este nuevo tiempo”. El PSPV decidirá la próxima semana si se integra o no en el equipo de gobierno. Sí lo hará València en Comú que, en palabras de su portavoz Jordi Peris, llega para "cambiar las reglas de la política" porque las actuales "son injustas" al dejar “fuera a la mayoría de la ciudadanía".
“Pensabas
que el cargo era dinástico, ¿eh? No te lo creías…”, decía un chico que abrazaba
a una señora en la plaza del Ayuntamiento. “¡Ya era hora, ya era hora”, repetía
ella, secándose las lágrimas, a pesar de que la lluvia fina pero intensa ya la
había calado. Era más de la una de la tarde y desde algo más de las diez
esperaban a Ribó para “saludar” el cambio. Al final, el alcalde alcanzó la
calle junto a su equipo. Bajaron por la escalinata principal y Ribó mandó abrir
la puerta delantera del consistorio, que suele permanecer cerrada.
‘Ara va de
bo! ‘Alcalde, Joan Ribó!’; ‘Dignitat per al poble valencià!’; ‘És del poble,
l’Ajuntament!’, se sucedían los vítores (la mayoría, en valenciano), los
requerimientos de fotografías, las demandas de abrazos y besos… Ribó reía ya a
mandíbula batiente –conocía a muchas personas a las que saludaba-, aferrado a
un ramo de margaritas envuelto en una bandera arcoíris que le dio al paso una
señora. Al nuevo alcalde le costó más de un cuarto de hora recorrer los treinta
metros que van de la puerta del Ayuntamiento a las casetas de floristas de la
plaza. Atendió a cuantas personas pudo y volvió al consistorio, requerido por
un directo de televisión. Antes de volver a entrar, desde el balcón donde se da
inicio a la mascletà, varios fotógrafos le llamaron: “¡Joan, Joan!”. El alcalde
miró arriba y los gráficos captaron el contraplano.
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