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jueves, 25 de junio de 2015

Hemeroteca: Aniversario

Tomás Salvador


          El 22 de junio de 1984 murió en Barcelona el escritor Tomás Salvador a los 63 años de edad. Autor con más de 50 títulos fue premiado con el Ciudad de Barcelona, Planeta, el Nacional de Literatura y el de Cultura Hispánica.
         Cuando se escribe sobre alguien que ha fallecido parece ser que la tónica es alabar las virtudes del finado y olvidarse de los errores que cometió o lo mala persona que haya sido. No es este el caso.
        Fue un gran escritor y una gran persona, que no es poco. Escribía Paco Candel, probablemente su amigo más íntimo, al día siguiente en la Vanguardia, un artículo titulado: Elegía a vuela pluma para Tomás, y entre otras cosas decía: Pero además de un gran escritor, fue un tipo bondadosamente gruñón, que rebosaba una personalísima humanidad.”
        Yo le conocí el día que Marujita, la hija de Paco Candel, tomó la comunión. Paco ya había publicado “Hay una juventud que aguarda”, su primer libro, prologado por Tomás Salvador, auspiciado por el editor Joseph Janés que propició el que un escritor famoso prologara a un novel. Y de ahí vino su gran amistad que duró toda la vida. Tengo por ahí extraviada una fotografía que nos hizo aquel día el también desparecido escritor y gran amigo, Mateo Ríos.
      A través de Paco Candel  fui siguiendo la trayectoria de Tomás Salvador ya que como dije fueron inseparables.
      Un día Tomás decidió emprender la aventura de ser editor (Ediciones Marte-Barcelona) y empezó con un libro escrito por él mismo titulado “Yo Barcelona”, vino después el “Yo, Madrid” y “Yo, Londres” con texto y fotos de  Joaquín Merino, Cachorro de Tomás Salvador del que Candel dice: Fue capaz de colocarse psicológicamente en el interior de un perro y razonar y pensar como seguramente razonan y piensan esos animales. Su elegía sobre la “Feota” conmovió a una impresionante cantidad de gente que siente amor por esos seres domésticos y recibió un aluvión de cartas emocionantes y gratificadoras.”
      La colección estaba muy bien presentada, los libros eran cuadrados con duras tapas de cartón y abundantes fotografías. Otro de los publicados fue “Sonrisas rotas”  de Mercedes Carbó y fotografías de José Busoms. La autora se hizo famosa por un programa de televisión al que se presentó con la intención de ganar dinero para ayudar a los niños subnormales. Lo consiguió y le pusieron el sobrenombre de “La Mamá del Millón” en alusión a la cantidad que había ganado en el concurso.
      El siguiente encargo fue para Paco Candel con un libro que se titularía “Barrio” y en el que yo participé con las fotografías. Le llevé alrededor de trescientas y Tomás seleccionó y publicó 75 en un libro con 120 páginas. Todos quedamos bastante satisfechos con el resultado. Me pareció muy entrañable la lírica que supo transmitir Paco Candel a lo largo de todo el relato. Esto era en el año 1977 y dos años más tarde  en el mes de noviembre Plaza y Janés sacó la edición de bolsillo.
     Cuando nos dejaste publiqué un artículo en Valencia-diario.com del que extraigo un párrafo: Años más tarde cuando Tomás Salvador te encargó el libro “Barrio” al que yo aporté las fotos, aparecemos en la contraportada los dos, en una fotografía que nos hizo el profesor Gilabert en la terraza de tu casa, un día que nos peinamos toda la falda del Tibidabo en busca de un cabrero que nos habían dicho andaba por allí. Necesitábamos varios litros de leche de cabra que los doctores americanos habían recetado a los hijos del catedrático.
     Y terminaba: Te has ido un día después que Fernando Fernán Gómez, otro genio como tú, y pronto estarás junto a Maruja, Mateo Ríos, Tomás Salvador, Fábregas, Huertas, Gregorio, Francisco Rabal… José Luis Martin Curto, que estuvimos el día de tu homenaje, cuando pusieron tu nombre a la Biblioteca del barrio. Los verás a todos.
      Dile a Ríos, que cuando nos encontremos de nuevo, tendrá que preparar otra gran tortilla de patatas (aunque no sea Nochebuena), para todos los amigos. Yo procuraré llevar el vino, pero no puedo garantizar que sea “Garnacha”.
     Candel en su artículo hacía alusión a las palabras que había escrito Tomás sobre “Feota”: “Feota”, si existe otro lugar donde los perros esperáis, que creo que si - él se confesaba creyente -:espérame. Un día apareceré y te diré: “Feota” vamos de paseo.” Sí, seguramente. Ahora habrá llegado, y la “Feota”, moviendo el rabo, se habrá puesto a su lado y habrán continuado esos tres paseos que cada día daban y reanudado los dieciocho años de amistad que dice Tomás les unían… Un día, Tomás, también pasearemos.”
      No es posible reprimir las lágrimas y la emoción cuando piensas en lo afortunado que has sido al haber conocido y disfrutado a lo largo de tu vida, con la amistad de seres de tan alta calidad humana y el haberlos perdido para siempre.
      Paco, Tomás, Fábregas, Huertas, Gregorio, José Luis, Maruja, Francisco Rabal, Feota…pasearemos y Ríos nos volverá a fotografiar. Tendremos un verdadero problema a la hora de colocarnos ya que a  los tres, puede que alguno más, se nos ha atrofiado la puerta del pabellón auditivo izquierdo (sin connotaciones políticas) y andamos un poco tenientes del estéreo. Ya nos arreglaremos.

Luis Viadel



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