Público
4-8-16
Vicenç Navarro
Autor del libro Ataque a la democracia y al
bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante. Anagrama, 2015
Es vergonzoso que una persona
que ha mostrado semejante tolerancia con la corrupción en su propio partido,
con tan escasa sensibilidad democrática (utilizando los aparatos del Estado
para destruir a sus adversarios políticos, a algunos de los cuales considera en
la práctica como sus enemigos), responsable de la imposición de las políticas
públicas más reaccionarias y represivas que la población en España haya sufrido
desde que tiene democracia, y que han deteriorado enormemente la calidad de
vida y bienestar de la población, pueda llegar a continuar gobernando este país
como presidente del gobierno español, dirigiendo uno de los partidos políticos
más corruptos de Europa. ¿Cómo puede ser esto?
La respuesta a esta pregunta
incluye diversas dimensiones, y muchas de ellas se remontan a la manera en cómo
se hizo (la mal llamada modélica) transición de la dictadura a la democracia,
que perpetuó el enorme dominio que las fuerzas conservadoras que controlaban el
Estado dictatorial continuaran teniendo en el periodo democrático, tanto sobre
el Estado como sobre la gran mayoría de los medios de información y persuasión.
Ni que decir tiene que hubo cambios significativos e importantes, sobre todo en
la década de los ochenta durante el gobierno del PSOE, que introdujo lo poco
que España tiene de Estado del Bienestar. Pero estos cambios, aunque
importantes, no han alterado el dominio de aquellas fuerzas conservadoras, como
lo muestran tres indicadores, entre otros muchos. Uno de ellos es que el gasto
público social por habitante (gasto que cubre las transferencias públicas, como
las pensiones, y los servicios públicos, como la sanidad, la educación, los
servicios sociales, la vivienda social, las escuelas de infancia –mal llamadas
guarderías en España-, los servicios domiciliarios a las personas con
dependencia y la prevención de la exclusión social, entre otros) es de los más
bajos de la UE-15 (el grupo de países de semejante nivel de desarrollo
económico al español). Dicho gasto es mucho más bajo (hay 60.000 millones de
déficit en el gasto público) de lo que España debería gastarse en su Estado del
Bienestar por su nivel de riqueza económica (véase mi libro El subdesarrollo social de España.
Causas y consecuencias. Anagrama, 2006).
Indicadores del enorme
conservadurismo de las derechas españolas
Otro indicador es que cuarenta
años después de iniciarse la democracia, todavía existe un gran monumento al
general que dirigió el golpe militar en contra de un régimen democrático y
realizó una de las mayores represiones conocidas en Europa contra la gran
mayoría de la población, de manera que por cada asesinato político que cometió
Mussolini, el régimen fascista del General Franco cometió 10.000, según el
catedrático Edward Malefakis, profesor experto en fascismo en la Universidad de
Columbia en Nueva York. Tal monumento al General Franco y al fundador del
partido fascista en España, José Antonio Primo de Rivera, continúa existiendo,
y el Partido Popular, dirigido por el Sr. Rajoy, ha sido el máximo opositor a
que se deje de homenajear en este monumento a los responsables del régimen que
ha asesinado a más españoles e impuesto mayor represión en España.
Y otro indicador es la falta
de diversidad ideológica de los medios de información, tanto orales y escritos,
como televisivos, situación reconocida y denunciada por organismos
internacionales (“El cinismo de ‘El País’ y los otros mayores rotativos en
España”, Público, 27.04.16) pero desconocida, cuando no
silenciada, por tales medios. No hay grandes medios de información de
sensibilidad crítica y de izquierdas en España, lo cual se refleja en el enorme
dominio que el pensamiento de derechas (conservador, neoliberal y socioliberal)
tiene en la configuración de la sabiduría convencional del país. Un ejemplo de
ello es El País, que en
épocas anteriores intentó ser la alternativa a la derechona mediática española,
pero que hoy, bajo la dirección del Sr. Antonio Caño y bajo la batuta del Sr.
Juan Luis Cebrián, se ha convertido en un rotativo semejante a los otros
rotativos de derechas e incluso a algunos de ultraderecha.
Un ejemplo es lo
ocurrido en sus páginas este último domingo 31 de julio. Apareció un editorial, “Un gobierno ya”, exigiendo
que Ciudadanos y PSOE apoyaran la formación de un gobierno dirigido por aquel
personaje, el Sr. Rajoy. Dicho editorial iba acompañado en la siguiente página
por uno de los artículos más vulgares y groseros, de los muchos que ha
publicado El País,
contra Podemos. Su nivel de mezquindad alcanza los niveles de La Razón o el ABC.
La autora, Monika Zgustova, es una
persona procedente de lo que fue en su día Checoslovaquia, que huyó de la
dictadura comunista, de la cual narra horrores, para concluir que, en base a
una frase del catedrático de Ciencias Políticas de la UNED, el Sr. Ramón
Cotarelo, presenta a Podemos como un partido estalinista, totalitario y
autoritario, que con sus símbolos le recuerdan a la autora los que vio en su
país, donde hubo tanto horror y represión. El título del artículo, “Aprender de
la historia”, es una mezquindad tremenda, que refleja un escasísimo
conocimiento de España y de su historia.
En primer lugar, Podemos no es
un partido comunista. Pero lo que es más importante es que el Partido Comunista,
que se presentó en Izquierda Unida en coalición con Podemos, es un
partido que lideró la lucha contra la dictadura fascista en España, habiéndose
comportado durante la democracia con una enorme exquisitez democrática. Y lo
que refleja el repugnante sectarismo de El
País es que tal
artículo va junto a un editorial que promociona un partido heredero de las
fuerzas que controlaron el Estado fascista, que ha mostrado sobradamente su
cultura antidemocrática y profundamente corrupta. La Sra. Zgustova debería
conocer que los que asesinaron, torturaron y exiliaron a millones de españoles
fueron aquellos que la derecha española, con escasísima conciencia democrática,
todavía se resiste a condenar y dejar de homenajear, y que ahora El País, en su editorial, apoya.
La alianza de las
fuerzas democráticas
Son las raíces del PP y su comportamiento en el
gobierno, lo que explica por qué la gran mayoría de partidos políticos (excepto
Ciudadanos, cuya ideología tiene ciertas semejanzas con el PP, tanto en su
visión uninacional de España como en su ideario de derechas) desean que tal
partido deje de gobernar. Los favorables al PP, incluyendo El País, con, repito, una
sensibilidad escasamente democrática, presentan a este partido, el PP, como el
ganador de las elecciones, cuando la mayoría no desea que tal partido continúe
gobernando, por mucho que las escasamente creíbles encuestas de El País lo intenten demostrar. Hoy, como
escribí y documenté recientemente, hay un intento de imponer a Rajoy y al PP a
la población española, negando que haya alternativas. Las hay, pero personajes
históricos del PSOE, junto con partes de su aparato, no quieren ni siquiera
explorarlas, pues todas ellas pasan por una alianza con Unidos Podemos, el
enemigo nº 1 del establishment financiero, político y mediático de España,
incluyendo el PSOE. Y ahí está el gran problema (que incluso el PSOE vea a
Podemos como el enemigo a batir) que hoy existe en España y que promete –de no
resolverse- tener a las derechas en el gobierno por muchos años.
Continúan habiendo
alternativas
Como ya he escrito en otros
artículos recientes, había alternativas en diciembre y continúa habiéndolas
ahora. Tan pronto como terminaron las elecciones, tanto en diciembre como en
junio, Podemos extendió la mano para que se llevara a cabo una alianza con el
PSOE. Tal extensión ha sido incluso más intensa ahora que en el 2015. Esta es
una realidad que se ha ocultado, manipulado y tergiversado con una enorme
mezquindad por parte de la dirección el PSOE. La acusación de que Podemos no
quiso apoyar al PSOE es falsa, pues a lo que Podemos se negó (correctamente)
fue a apoyar el pacto PSOE-Ciudadanos, que es distinto a apoyar al PSOE. Si el
PSOE hubiera sido sincero –que no lo fue, debido a la oposición intensa que
Sánchez encontró en su partido- en su deseo de explorar una alianza con
Podemos, tendría que haberse sentado con este partido desde el principio. Y una
vez conseguido este pacto, intentar el apoyo de otros partidos, incluido
Ciudadanos. El PSOE escogió no hacerlo.
Un tanto igual ahora, cuando
se repite constantemente por parte de personajes históricos del PSOE que Unidos
Podemos ya mostró su negativa a participar en la alianza
PSOE-Ciudadanos-Podemos, ocultando que el orden de los factores es importante
para definir la ecuación final. No es lo mismo PSOE-Ciudadanos-Podemos que
PSOE-Podemos-Ciudadanos. Y ello no es, como maliciosamente se presenta, un tema
de personalidades, sino un tema del programa, pues Podemos ha indicado su
voluntad de tomar el programa del PSOE como punto de partida, no el Pacto
PSOE-Ciudadanos. Si mediante diálogo y negociación PSOE y Podemos alcanzaran un
acuerdo, entonces podría establecerse un gobierno con Ciudadanos (en el caso de
que éste tomara como base el pacto PSOE-Podemos) o, lo que considero mejor, con
los partidos nacionalistas catalanes y vascos (que desean por todos los medios
que el PP deje de gobernar).
¿Por qué ello no
ocurre?
La respuesta del PSOE es lo que marcará España durante
muchos años. Y el mayor problema hoy en este país es que las izquierdas están
divididas. Y ahí está el eterno problema, que ocurre también en los países del
sur de Europa. El hecho de que el PSOE constantemente “demonice” a Podemos está
creando una dinámica que está llevando a España a estar gobernada por las
derechas por mucho tiempo. Existen ya en España ejemplos de colaboración
entre una izquierda más radical y otra más moderada a lo largo del territorio,
siendo el caso más claro el de Barcelona. ¿Por qué no se puede hace a nivel del
Estado español?
El hecho de que la alianza
PSOE-Podemos con los nacionalistas catalanes y vascos sería mucho más positiva
que la alianza PSOE-Podemos con Ciudadanos es porque el mayor reto que España
tiene hoy, además del socio-económico, es el territorial, que no podrá
resolverse sin el diálogo del gobierno español con los nacionalismos vasco y
catalán. Sin que ello ocurra, España va hacia la ruptura, pues la
intransigencia del nacionalismo españolista es la mayor causa del crecimiento
del nacionalismo periférico. Hoy el Estado central es sumamente “antipático” y
hostil hacia las otras naciones de España, de manera que incluso personas no
independentistas quieren irse y separarse de él.
Los complejos del PSOE
El aparato del PSOE siempre ha
tenido temor a aliarse con los nacionalistas vascos y catalanes, pues les
atemoriza que el PP les acuse de querer romper España. La prohibición del
Comité Federal del PSOE de que Sánchez dialogara con los nacionalistas
respondió, precisamente, a este temor. Sin ese veto, Sánchez sería ya
presidente de España. Sánchez, con Podemos e IU, sumaba 161 escaños durante la
legislatura pasada, de manera que añadiendo los escaños del PNV (6 escaños)
hubiera sumado más escaños (167) que el PP más Ciudadanos (163). Hubiera
bastado la abstención de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y ERC para
ser presidente. Pero el PSOE no quiso ni siquiera considerarlo. Una situación
parecida ocurre ahora. La suma de PSOE, Unidos Podemos, PNV y CDC, con la
abstención de ERC (169 escaños a favor), o al revés, con el apoyo de ERC y la
abstención de CDC (170 escaños a favor), suma más que PP y Ciudadanos (167).
Pero la resistencia del Comité Federal persiste. ¿Por qué?
Y la respuesta es el miedo al
PP y su acusación de romper España. Esta rigidez está favoreciendo el gobierno
de derechas, gobierno de un partido, por cierto, que ha colaborado con los
nacionalistas catalanes vascos miles de veces. CDC apoyó a Rajoy en el
50% de las propuestas que hizo el PP (la mayoría de las propuestas económicas y
fiscales las aprobaron conjuntamente PP y CDC; CDC apoyó la reforma laboral y
la fiscal del PP). Esta alianza no es obstáculo para que el PP acuse de romper
España a cualquier alianza del PSOE con el Partit Demòcrata Català (antes
Convergència Democràtica de Catalunya). Fue Pujol el que permitió que Aznar
fuera presidente. Pero ello no fue tampoco obstáculo para que cuando Podemos
hizo la propuesta de aliarse con los nacionalistas para permitir hacer a
Sánchez presidente, el PP, con el cinismo y desfachatez que le caracterizan,
definiera esta alianza como la alianza del PSOE con “los bolivarianos y con
quienes quieran romper España”. En Catalunya, el PSC e ICV-EUiA gobernaron con
ERC, habiendo sido uno de los periodos más positivos para Catalunya. De ahí que
el PSC esté más abierto a esta posibilidad. Es improbable, sin embargo, que
esta alianza ocurra, mostrando, una vez más, que la supuesta defensa de la
“unidad de España” oculta los intereses de las clases dominantes. Esta ha sido
siempre la historia de este país, que ocurrió en el alzamiento fascista del 18
de julio de 1936 en defensa de la “unidad de España” que nadie amenazaba, y que
se repite ahora en la oposición del establishment financiero, económico,
político y mediático de España a que se establezca un gobierno de alianzas
liderado por las izquierdas en colaboración con los nacionalistas catalanes y
vascos, que se están radicalizando debido precisamente a la intransigencia y
rigidez del nacionalismo españolista. Así de claro.
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