Un joven llama en
medio de una misa "nazi, ladrón y fascista" al cardenal Cañizares
Lo expulsan al grito de "perroflauta" y "cabrón" y le
persiguen durante varios metros
M.L.
ElPlural
Sáb, 27 Ago 2016
En medio de
una celebración litúrgica con motivo de la celebración de la transverberación
de Santa Teresa protagonizada por el polémico cardenal Cañizares,
uno de los asistentes interrumpió al grito de "nazi, ladrón, fascista, eso
es lo que eres".
Todo ha
ocurrido este viernes en Ávila, de donde el actual arzobispo de Valencia fue
obispo durante un lustro en los años 90. Está acostumbrado a la polémica el
religioso, hasta el punto de que parece disfrutar con ella, no en vano
conocidos son sus discursos sobre los homosexuales, las mujeres, la
dictadura franquista o la actualidad política.
Por ello, no
es de extrañar que muchos piensen hoy que ha recibido de su propia medicina.
Según indica el digital avilared el
hombre, en un momento de la celebración interrumpió y llamó a Cañizares
"nazi, ladrón y fascista". A continuación abandonó la iglesia bajo
los abucheos de los asistentes al grito de "perroflauta".
En el vídeo
colgado por el mismo digital se puede ver como el joven es perseguido por
varios asistentes a la misa, con una actitud poco cristiana, puesto que
incluso parece que da la impresión de que alguno hace ademán de golpearle.
Según se
puede escuchar en el citado vídeo, algunos de los que se apresuraron a
perseguir al joven lamentaban su "falta de respeto". El incidente,
que el digital califica como "escrache", tuvo lugar en medio de una
misa celebrada en el Convento de la Encarnación abarrotada hasta la bandera, y
a la que, además de Cañizares, asistieron una veintena de presbíteros y el
obispo de Ávila, Jesús García Burillo
En una línea que suele ser habitual en él, el arzobispo de Valencia
incendió su alocución con afirmaciones como que existen "políticas
culturales" encaminadas a "eliminar a la iglesia y a Dios",
afirmando, dice avilared, que "Santa Teresa no permitiría
esto", añadiendo que la institución que representa es objeto de
"persecuciones y descalificaciones desde fuera y dentro", eso sí, sin
hacer autocrítica o situarse como uno de los principales incendiarios de la
vida pública desde la protección que otorga el púlpito.
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