Público
Luis Gonzalo Segura
21-8-16
El domingo
es especial para muchos porque supone levantarse tarde y tener un día ocioso:
libros, películas, paella o hamburguesa, videojuegos,
fútbol o telebasura… Hay muchos domingos.
Por ejemplo, los hay que van rezar a
la Santa Madre Iglesia, esa de grandes edificios y monumentos, bordados y
vajillas de oro, cuadros de incalculable valor, caridad cristiana… Algunos de
estos devotos ciudadanos son Fernandez Díaz, Pedro Morenés o el
ángel Marcelo, que son muy de orar con fervor esquizofrénico
y escuchar al cardenal Cañizares (y a otros aprendices de
brujo) despotricando contra homosexuales, refugiados, feministas y lo que se
tercie… Allí, en la Casa del Señor, que pasaría por ser la del Maligno, les
hablan del bien y el mal, de la familia y el imperio gay, del cielo
y el infierno, de las peligrosas feministas y los perros rojos… Y ellos, a su
vez, imploran a Dios en tanto que se ganan un palacete en el cálido
infierno con sus trabajos.
Al grupo de ciudadanos enchufados a Matrix,
al que pertenece la mayoría y al que hemos estado conectados casi todos
durante más o menos tiempo, nada les interesa mientras tengan pan y haya
circo, o lo hallen ellos, que para el caso es lo mismo. Votarían a Hitler,
Franco, Gengis Kan o al mismísimo Satanás si con ello se aseguraran una
nómina a final de mes, un coche, un piso y/o quitarse de encima a la suegra o
al malvado jefe de turno. Muchos lo harían por menos.
El exterminio inexistente
En pocos
medios se habla del drama que viven lesbianas, homosexuales,
transexuales y bisexuales en Turquía bajo la complicidad infame de
Occidente o la indiferencia grotesca de Europa. En la dictadura de Erdogan, casi
2.000 diferentes han sido asesinados (muchas veces violados,
quemados, decapitados o mutilados) desde el año 2008 y ello sin que casi nos
enteremos, lo que se debe a que Erdogan es nuestro amiguito nazi, nuestro
barrendero en Oriente Próximo.
La vida es
perversa en muchas ocasiones porque su valor depende de cifras, de
mayorías y minorías, de la geopolítica o el lugar de nacimiento, de
porcentajes, de cuotas y beneficios… Salvar a un transexual en
Turquía no se contabiliza en un asiento contable mientras que financiar al
Estado Islámico genera miedos y fabrica justificaciones que se traducen en
enormes dividendos, igual que sufrir un atentado terrorista o que se
desplomen rascacielos falleciendo más de tres mil personas. Unos cuantos
miles de pervertidos en Turquía no dan para mucho. Ni para el
telediario. Cuestiones capitalistas que no están hechas para ser comprendidas.
El domingo,
el día del Señor, Hande Kader, la activista transexual asesinada,
solo existe en La Sexta, ya que las demás cadenas de televisión nacionales no
dieron la noticia o si lo hicieron decidieron no mantener la información
en sus páginas web. Se trata de la nueva censura: no se informa o se informa
levemente y sin ningún tipo de cobertura ni seguimiento para que la
vorágine informativa sepulte rápido la historia.
Me molesté en buscar (21/08/2016) tanto en Google
como en cada una de las páginas web de TVE, Antena 3, Cuatro, Telecinco y
La Sexta. Este fue el resultado:
Si la muerte
en Turquía de casi 2.000 lesbianas, gais, transexuales o bisexuales no
supone un escándalo ni es suficiente para tener un espacio relevante en las
televisiones, ¿cuántos muertos se necesitan? Es la gran pregunta a la que quizá
jamás encontremos respuesta.
El traficante de felicidad
Leí hace no mucho un vómito de Jorge Javier Vázquez
contra Antonio Ferreras (también contra Cristina Pardo, ambos de La Sexta) en el que afirmaba que su
programa era “aburrido” porque se dedicaba al “desencanto
generalizado” con “mierdas y ruindades”. Si yo fuera él me tragaría aquel
vómito y pediría disculpas, pero como no tendremos esa suerte sería bueno
que Jorge Javier supiera que todo el dinero que gana, todo lo que consigue en
esta vida, se debe a ser la morfina que adormece a medio país mientras
exterminios como el de los homosexuales, bisexuales, lesbianas
y transexuales en Turquía no tienen sitio en los canales del amo que
le paga. Supongo que poco o nada le importará mientras el cheque llegue a final
de mes.
Gracias a la felicidad distribuida
por este y otros traficantes, inyectada en vena por la
mayoría, el PSOE y el PP han sido y son mayoría desde hace mucho
tiempo, los desplazados baten récords históricos, Erdogan extermina y purga a
los diferentes y disidentes y el mundo se colapsa en una guerra invisible
ante nuestra indolencia producida por el enorme colocón de felicidad.
Si Jorge Javier fuera turco, las
palabras de Ferreras serían aliento y no desencanto; si fuera turco, muy
seguramente, sus domingos no sería tan aburridos como los nuestros;
y si fuera turco, no me cabe duda, no estaría narcotizado por su propio hedor.
Así pues, Jorge Javier tuvo mucha más suerte de la que imagina, como yo, como
casi todos nosotros, al nacer en el minoritario paraíso del mundo y no
en el resto del planeta, que es la mayoría del planeta, que es el
infierno.
Ahora solo falta que sea consciente
de ello, que la Iglesia no sea dirigida por déspotas, que no nos gobiernen
vesánicos ni mercaderes de muerte y que cada día se desconecten más
personas de Matrix.
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
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