20-9-16
Strambotic
Richard
Dawkins lo explicó
nítidamente en su imprescindible libro ‘El gen egoísta’: tan
fuerte es la pulsión del individuo porque sus genes prevalezcan en la carrera
de la supervivencia que el macho ideará cualquier estrategia por descabellada
que esta resulte. La vía “convencional” es ardua y trabajosa, como bien sabe el
anciano brasileño Luiz Da Sousa, que ha tenido 50 hijos con tu mujer, tu suegra, tu cuñada y una vecina que pasaba por allí.
La alternativa escogida por el
doctor jubilado Donald L. Cline, de 77 años, es más sibilina… y
demencial. Durante la década de los 70 y los 80 Cline inseminó al menos 50
mujeres con su propio esperma cada vez que la muestra de un donante no
estaba disponible. Como resultado, no menos de 50 hermanos con el ADN del
doctor Cline andan sueltos por Indiana, el estado en el que ejercía el
felón.
La principal
prueba de la acusación contra Cline es una reunión del galeno con seis
posibles hijos suyos, en la que reconoció que cada vez que la muestra de un
donante no estaba disponible usaba su propio esperma. Esta práctica de
“rellenar el botecito” con su simiente comenzó aproximadamente en 1970 y podía
haber tenido lugar hasta en 50 ocasiones, según relata el diario local The Indianalopis Star.
Para añadir
sal a la herida de la mala praxis, las donaciones se hicieron con esperma
vivo, en lugar de con muestras congeladas. Todos los registros de la
clínica referidos a aquella época han sido borrados, contraviniendo la ley
estatal en este sentido.
El doctor Cline, jubilado del
ejercicio de la medicina en 2009, ha negado ante la justicia haber utilizado su
esperma sin consentimiento de las pacientes. Sin embargo y paradójicamente, ha
pedido perdón a Dios por sus actos, según recoge Fox. A Dios rogando y con la minga
inseminando.
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