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jueves, 29 de septiembre de 2016

Maldita hemeroteca!!!

EL LÍDER SOCIALISTA HIZO CASO AL EXPRESIDENTE
Felipe convenció a Sánchez de pactar con C's en un cara a cara de dos horas
Pablo Iglesias atacó duramente al ex presidente tras conocer que ha cambiado por completo las preferencias del candidato socialista.
La Gaceta
César Jiménez
Viernes, 11. Marzo 2016

Ni la presión de los barones regionales del PSOE, ni las burlas de Pablo Iglesias, ni siquiera la buena disposición de Albert Rivera: el giro de Pedro Sánchez hacia Ciudadanos tuvo como detonante una comida de dos horas que el secretario general de los socialistas compartió con Felipe González el pasado 5 de febrero en un restaurante de la calle Sagasta, un vis a vis durante el cual el ex presidente del Gobierno convenció a Sánchez de la necesidad de prescindir de Podemos y le garantizó la secretaría general del PSOE si intentaba gobernar en minoría y coaligado con el partido naranja.


Según ha podido saber Gaceta.es, hace poco más de un mes Sánchez, a quien el rey Felipe VI acababa de encargar la formación de Gobierno, citó a González a degustar unas viandas con el objetivo de que éste le asesorase sobre una encrucijada electoral que pintaba muy mal para los socialistas. La cumbre tuvo lugar en el restaurante La Manduca de Azagra, sito en el número 14 de la calle que la capital consagra al ex presidente liberal Mateo Sagasta, y especializado en “verduras de la tierra, chuletón a la parrilla y alta cocina navarra”.


En primer lugar, Felipe González tranquilizó al candidato socialista, en quien comenzaban a diluirse la euforia por el encargo del monarca y la convicción del deber cumplido. No miente González cuando asegura no tener preferencias entre PP y Podemos, pues su primera intervención fue para reafirmar la voluntad de Sánchez de no pactar con los populares. Los partidarios de la Gran Coalición, explicó, se les habían ido a Ciudadanos, mientras que su militancia vería con peores ojos una alianza con Rajoy que un viraje hacia Podemos. De ahí la críptica pregunta con que Sánchez sometió a votación de sus seguidores el acuerdo con Albert Rivera, si bien se mostró sabedor de que estos respaldarían cualquier fórmula de Gobierno encabezada por el PSOE.


En lo referente a Podemos, Felipe González alertó a Pedro Sánchez sobre el peligro de las políticas bolivarianas, y no dudó en ponerse como ejemplo sobre la defensa de los presos políticos en Venezuela. La animadversión del ex presidente hacia Pablo Iglesias, a quien considera el líder más natural e icónico de la izquierda española desde su persona, es asimismo mutua, y ahí está el ejemplo de la cal viva en sede parlamentaria -tampoco es baladí la apelación al “comando” Corcuera- para corroborarlo. El secretario general de Podemos sabe que el ex presidente del Gobierno convenció a Sánchez en una comida de dos horas para que dejara de verlo como un socio y pasara a tratarlo como el líder de un partido marginal.
Durante la reunión, González recomendó a Sánchez que pusiese su objetivo en Albert Rivera, pues su predisposición al diálogo y al pacto era absoluta, en términos nacionales, y el acuerdo suavizaría la imagen del candidato socialista, muy afilada tras los ataques personales a Rajoy y la negativa a entablar conversaciones de Gobierno con la lista más votada, en clave interna. No obstante lo anterior, Sánchez debía aprovechar la oportunidad que el presidente en funciones le había brindado con su espantada ante el Rey consiguiendo un acuerdo con una fuerza simpática para el centro-derecha y presentando al PP como único taponador de la gobernabilidad en España. En última instancia, añadió, siempre podría acusar a Rajoy de echarle en brazos de Podemos o incluso alcanzar un acuerdo de mínimos con el PP, pero, para acuerdos más allá de Ciudadanos, habría que esperar al límite de la convocatoria de nuevas elecciones. Cualquier cesión en estos primeros compases sería visto como un signo de debilidad.



En dicha comida, por tanto, se consideró que la investidura de Pedro Sánchez fallaría irremisiblemente, si bien sería un pequeño éxito si el candidato socialista lograba presentarse a ella con un acuerdo con Rivera. Misión cumplida Además, sería preciso añadir que el mes transcurrido hasta la votación colocaría a Sánchez en el foco mediático, dotándole de un carisma y empaque que hasta la fecha no conocía, y blindándolo, además, de cara al congreso federal que los socialistas mantendrán en mayo, al que se presentará como un líder fuerte y moderado, un auténtico estadista. A cambio de este cambio de parecer, Felipe González prometió mantener a raya a Susana Díaz, si es que la reproducción de su acuerdo de Gobierno en Andalucía no fuera freno suficiente a su pujanza.










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