Público
Luis Gonzalo Segura
Hoy se ha conocido una grabación
en la que el líder de Manos Limpias afirmaba que el rey emérito
ofrecía dos millones de euros a cambio de exonerar a su hija. Esperar
decencia del sucesor de un sanguinario dictador era mucho esperar y engañar
durante más de cuarenta años sobre la clase de persona que era y es Juan Carlos
era mucho engañar, incluso para los execrables medios de comunicación de
nuestro país (los menos creíbles de Europa según la Universidad de Oxford). Más
allá de la infamia de Juan Carlos, al que lo único que parece importar es
revolcarse en el lujo; y más allá de la indecencia de los medios de
comunicación, fieles mascotas del amo que les da de comer; la grabación
revelada por El Mundo tiene un valor extraordinario porque retrata a
la perfección lo que sucede en el callejón oscuro de la mafia cuando la
oscuridad lo cobija. Cada día es más evidente que si en nuestro país no se
habla de Cosa Nostra, Camorra o ‘Ndrangheta se
debe a que no es necesario diferenciar mafia de estado ni de medios de comunicación
ni de poder. Son lo mismo.
En dicha grabación no se escucha nada que no se
intuyese o incluso que no se hubiera escuchado antes, aunque con las necesarias
modificaciones para que los ciudadanos recibieran su dosis diaria de engaño. De
hecho, la versión que nos habían trasmitido los medios de comunicación era la
misma pero al revés: Manos Limpias exigió dos millones de euros para retirar la
denuncia contra la Infanta Cristina.
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¿Cayó Manos
Libres por no retirarse a tiempo?
Si la organización que dirigía
Miguel Bernad llevaba tanto tiempo extorsionando a tantas entidades, no
deja de resultar bastante llamativo que su caída se produzca ejerciendo la
acusación de la Infanta Cristina, máxime si tenemos en cuenta que la
desaparición de Manos Limpias podría suponer la exculpación de la
Infanta y que, en cualquier caso, el desprestigio del
sindicato beneficia los intereses de esta.
Terminar con la inviolabilidad
jurídica
Sin embargo, lo importante no es si
el rey es un infame o si la infanta es corrupta,
ni tampoco si hubo ofrecimiento de dos millones de euros por retirar
la denuncia o Miguel Bernad es un trastornado cuya calenturienta mente
inventa relatos muy bien construidos. Hay dos cuestiones esenciales de este
escándalo que jamás afrontarán los medios de comunicación ni el poder. En
primer lugar, la inviolabilidad jurídica del rey es intolerable en una sociedad
moderna, pues le convierte en una persona que puede cometer cualquier
delito y/o crimen sin que se le pueda juzgar.
Los ignominiosos medios de comunicación
Los ignominiosos medios de comunicación
La segunda cuestión fundamental es
la imagen que la publicación presenta de los grandes medios de comunicación.
Las transcripciones que ofrece El Mundo señalan que
cuentan con “la ayuda del Grupo Godó“, que
son “minorías” los periódicos que no se controlan, que el peligro son “las
redes sociales y los periódicos de izquierdas” y que el
escándalo “solo durará uno o dos días”.
Los escándalos solo duran uno o dos
días
De tan
graves aseveraciones quizá la más importante, aunque pudiera no parecerlo,
sería la que se centra en la duración del escándalo: puede durar
uno o dos días. Ello se debe a que en nuestra sociedad la censura no solo
se basa en el silencio, no en todas las ocasiones al menos, sino en el
seguimiento de las noticias. La mayoría de los acontecimientos que se producen
en nuestro país son publicados, aunque aquellos que deben ser olvidados son
postergados a lugares en los que el acceso no resulta sencillo y/o caen en un
conveniente foso que impide su seguimiento. Es suficiente con publicar una
noticia en una página secundaria (sociedad, economía, etc.) de un diario o una
página web para que la misma tenga una difusión muy baja, pues la mayoría de
los lectores no suelen leer otras páginas que no sean la portada digital.
Por ejemplo, unas horas después de su publicación la mencionada noticia ya
ocupaba un lugar marginal en la portada de El Mundo (hasta cuatro
‘pantallazos’ han sido necesarios para encontrarla a las 22:45 horas de la
noche del día de su publicación). Los toques de atención debieron ser más que
considerables.
También
ocurre que noticias que deberían estar en estas secciones secundarias terminan
ocupando las portadas durante semanas, meses y años, como los casos de la
desaparición de Diana Quer o los asesinatos de Ruth y José o la
pequeña Asunta. La exagerada cobertura de estos sucesos sirve para
rellenar las páginas principales y permitir el ostracismo de otras noticias de
mucha mayor importancia para la sociedad. La clave se encuentra en apelar a los
instintos más profundos: el morbo, el miedo, etc...
Aunque
parezca increíble, en muchas ocasiones no se informa de lo acontecido y si
alguien lo duda solo tiene que ver el telediario
de Telecinco de las tres de la tarde del 27 de septiembre de 2016:
ni rastro de lo publicado en El Mundo. David Cantero, Isabel Jiménez y
el director de los informativos ya pueden recoger el cheque por tan ignominioso
silencio, porque aquellos que solo se informan en el telediario de las tres de Telecinco
puede que jamás escuchen esta grabación.
El peligro: las
redes sociales y los diarios de izquierdas
La conversación también apuntó los
grandes temores del Régimen: las redes sociales y los diarios de
izquierdas. Sin ellos, casi con toda seguridad, Juan Carlos I seguiría en el
trono y sería idolatrado por la mayoría de la ciudadanía, el Régimen y la
Transición serían motivo de orgullo y hasta creeríamos que vivimos en una
democracia.
Educación, cultura e información
(independiente) son las únicas armas de las que disponemos y nadie nos las
proporcionará si no luchamos por ellas.
Luis Gonzalo
Segura, exteniente del Ejército de Tierra.
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