Un
tuitstar llamado Groucho Marx
Han pasado cuatro décadas desde que el mítico humorista nos dejara. Su
ingenio, afilado y audaz, sigue en vigor. Decenas de sus mejores ocurrencias
pueblan hoy día redes sociales como Twitter.
Madrid
Público
Nacido el 2 de octubre de 1890 en Manhattan, Julius Marx fue el cuarto de los seis hijos de Sam Marx y Minnie Schonberg, inmigrantes judíos, y el más joven del trío cómico “Los Hermanos Marx”, que formó con Leonard, que adoptó el nombre de “Chico”, y Arthur, que se hacía llamar “Harpo”. Todo quedaba en casa.
A medida que el trío conquistaba Broadway con su humor surrealista y frenético, Groucho fue afinando su particular surtidor de chanzas cuyos ecos todavía resuenan. Las hay socorridas —“Estos son mis principios, si no les gustan tengo otros”—, otras, en cambio, terminaron por convertirse en leyendas urbanas; inolvidable aquel epitafio que se inventó y que, finalmente, nadie inscribió en su lápida: “Perdonen que no me levante”.
Cuatro décadas después de su fallecimiento, la figura de Groucho sigue estando muy presente en nuestra cultura popular, ya no sólo a nivel icónico —inolvidable ese trinomio gafas-mustacho-puro—, sino a través de esa personal mezcla de ironía, mordacidad y sarcasmo que creó escuela.
Si muchos cómicos coetáneos a Marx echaban mano de una gestualidad histriónica para desencadenar la risotada del público, la vis cómica de Groucho residía fundamentalmente en la palabra. Quizá por ello no resulta descabellado imaginarle convertido en un auténtico tuitstar de haber nacido, por ejemplo, cien años después.
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