A vueltas con el culebrón del Valle de los
Caídos
La Iglesia se
vuelve a poner de perfil
Enric Sopena Miércoles, 9 de enero de 2019
Lo que para algunos
iba a ser un trámite, va camino de convertirse en un culebrón. Está visto que
la promesa de la
exhumación de los restos del dictador Francisco Franco
antes del verano, no se refería al verano de 2018. Y veremos si se refiere al
de 2019.
Ante un hecho tan grave, la Iglesia se ha vuelto a poner de
perfil el pasado fin de semana. En la acertada entrevista a Juan
José Tamayo, realizada por el periodista Gonzo para el programa El Intermedio, de La Sexta, el teólogo
afirma que no se ha roto el cordón
umbilical que unía a la Iglesia con el franquismo.
No en vano, como se jactaba José María Pemán, en
su libro Mis almuerzos con gente importante,
los obispos españoles calificaron a la
Guerra Civil como Cruzada.
Desde 1937, con aquella famosa carta del arzobispo de Toledo, Isidro Gomá, en
la que blanqueaba el golpe y se quitaba de encima a los obispos rebeldes, que los hubo, la Iglesia se
entregó al nacionalcatolicismo. Esos obispos demócratas pasaron al ostracismo
o, directamente fueron fusilados. La iglesia no solo nunca rectificó, sino que
parece que aún hoy sigue avalando aquellas atrocidades.
Aunque nos centremos en la actitud
radical del impresentable prior del Valle de los Caídos, Santiago Cantera,
el problema está en la Iglesia española,
en la orden benedictina y, desde el pasado fin de semana, también en el
Vaticano. Porque todos ellos están por encima del sacerdote falangista.
¿Permitiría el papa Francisco que su país llevara
los restos del dictador Videla a la catedral de Buenos Aires? La respuesta es
obvia
En estos tres casos, las aparentes actitudes
pasivas no son tales. La inacción, el mirar hacia otro lado, el lavarse las
manos, son pecados de acción y no de omisión.
Cabe hacerse un par de preguntas para que esto
quede meridianamente claro. ¿Pueden la orden benedictina y el Vaticano exigir
la exhumación de Cuelgamuros? ¿Pueden la Iglesia española y el Vaticano evitar
que el destino del dictador sea la
cripta de la Almudena? Se podrán poner mil excusas y dar mil
explicaciones, que si la cripta es privada, que si pertenece a la familia, pero
la respuesta a las dos preguntas es “sí”.
Por eso duele que los
nuevos aires que ha traído el papa Francisco se vean traicionados por el
comunicado del Vaticano en el que sé que viene a decir que es un asunto que
concierne a la familia del dictador, a la iglesia local y al Ejecutivo
socialista. Como también se preguntó Tamayo: ¿Permitiría el papa Francisco que
su país llevara los restos del dictador Videla a la catedral de Buenos Aires?
La respuesta es obvia.
En octubre del año pasado, el mismo Vaticano había
emitido un comunicado en el que decía lo contrario. ¿Qué ha pasado en medio?
¿Tan poco poder tiene un papa en el que nos empeñamos en seguir confiando o,
finalmente, Francisco es más de lo mismo?
Sin duda, el protagonismo político de las últimas
dos semanas, y seguramente el de las siguientes, es de Vox. No hace falta
aclarar cuál es la posición de este partido nacionalcatólico respecto al
traslado de los restos de Franco. Por supuesto, dentro de los 19 puntos que exige
para apoyar al gobierno de PP y Ciudadanos en Andalucía, hay un guiño, o mucho
más, a la iglesia española, con un apoyo sin ambages a la educación concertada,
y fundamentalmente, a la segregada. Es la ultraderecha entrando en las
instituciones de la mano de la Iglesia, y eso no augura nada bueno.
El culebrón sigue y, como todos sabemos, cuando
las audiencias son altas, cuesta ponerle un final.
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