ElPaís
Por qué un váter es el
mejor amigo de una chica
La adolescencia es un periodo
crítico en la educación de las niñas en países en desarrollo y el retrete es un
aliado. No tenerlo se convierte en un problema de género
En
esa carrera de fondo que supone completar su formación, una niña en un país en
desarrollo ha de superar muchos obstáculos. A menudo, son sus propias familias
las que los ponen: ¿para qué malgastar su tiempo en la escuela si no es más que una mujer? ¿Por
qué no emplearlo en trabajar o en cosas
útiles como llevar agua a su
casa? Salvadas estas trabas, existen muchas otras: el material escolar, el
desplazamiento a la escuela, que a menudo es de varios kilómetros. Y las hay
menos obvias. Razones que expulsan a las menores de la escuela por su sexo,
como la falta de acceso a retretes o que estos estén mal hechos.
La
menarquía es con frecuencia un motivo para que las niñas dejen la escuela. El
paso a la adolescencia las aparta de la educación por muchas razones. Es un
símbolo de cambio de estatus, de impureza en algunas culturas, en las que
durante la menstruación deben ser prácticamente apartadas del resto de sus
compañeros. En Etiopía, por ejemplo, pierden cuatro días de clase al mes para
“no contaminarlos”. Con la menstruación, en lugares donde las compresas y los
tampones son un lujo desconocido, las infecciones por taparse con trapos sucios
están a la orden del día. Y con ellas, más absentismo escolar, más dificultades
para continuar los estudios.
La
llegada de la regla también es el momento de preservar una intimidad que antes
no preocupaba. Un colegio sin servicios segregados, algo frecuente en muchos
países en desarrollo, echa del sistema a muchas adolescentes, como explicaron
varias activistas en una mesa redonda celebrada el pasado mes de junio en las Jornadas de Europeas de
Desarrollo en
Bruselas. “La falta de baños separados para hombres y mujeres es algo que no
solo ocurre en áreas remotas, también sucede en los edificios públicos de mi
propio país”, aseguró Imat Jahan embajadora de Bangladesh en la UE.
Y
esta falta de servicios, aunque no solo eso, contribuye a un “círculo vicioso”,
en palabras de Chiara Capraro, agente de políticas de género de la ONG Christian
Aid: “Las mujeres parten de una situación de desventaja, tiene más
difícil terminar los estudios y de esta forma nunca llega su verdadero
empoderamiento”.
La
inexistencia de váteres en los hogares —unos 2.500 millones de personas en el
mundo no cuentan con uno—, su falta de segregación en edificios públicos o su
inadecuada construcción —puertas que no cierran, estar a la vista de los
hombres— es un problema que va más allá de la educación; genera una inseguridad
para las mujeres que en ocasiones acaba en su violación. Lo explicaba Jane
Wilbur, de la ONG Water
Aid: “Tienen que salir al campo a hacer sus necesidades, muchas
veces esperar a que sea tarde para que no las vean, y eso supone un peligro
añadido”. En India, por ejemplo, las
violaciones a mujeres mientras buscaban un lugar donde defecar es un problema nacional para el que se
llevan año promoviendo soluciones.
Uno
de los inconvenientes, más allá de la falta de recursos para construir
infraestructuras, es que las que se hacen no tienen en cuenta este tipo de
problemas y necesidades femeninas. “Las diseñan hombres que no se hacen cargo
de lo que puede suponer la falta de servicios para las mujeres o que estén mal
construidos. En muchas sociedades no es una tradición preguntar a la mujer
porque su papel es el cuidado de la familia, no cuentan para la toma de
decisiones. Hay que empoderarla, y no solo preguntándole, hay que fomentar su
participación. Para pedir tus derechos tienes que sabes que puedes hacerlo, que
vas a ser oído. Además, para saber si las cosas son buenas tienes que ser
consciente de cómo podrían llegar a ser, qué te estás perdiendo. Y para esto
hace falta promover esa información", reclamaba Edith
Schratzberger-Vécsei, médica del European's Women Loby. En esta línea,
Carolyn Jones, responsable de agua y saneamiento de la multinacional Unilever,
hacía un llamamiento para "educar a las mujeres". "En países
como India hay más personas con teléfono móvil que con inodoro en casa. Tenemos
que intentar que deseen más un váter que un celular", concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario