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domingo, 9 de agosto de 2015

Supernumerario del Opus Dei y miembro de la Sagrada Orden Militar Constantiniana de San Jorge se reúne con el más famoso delincuente del país…para darse ánimos y cambiar impresiones.

Los guardias civiles ‘plantan cara’ a Fernández Díaz por su reunión con Rato
La AUGC exige su dimisión y la UniónGC le exige "explicaciones" por lo que lleva a pensar en "un pacto de silencio"
C.G. | 09/08/2015
Los guardias civiles han encajado mal la reunión del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, con el exvicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato en un despacho del Ministerio, el pasado 29 de julio, en medio de la investigación judicial por su actuación en Bankia, y unos días antes de que se desvelaran los indicios de un delito de blanqueo de capitales en el extranjero.

¿Pacto de silencio?
El sindicato Unión de Guardias Civiles (UniónGC )ha criticado duramente el encuentro del ministro con Rato, en declaraciones a ELPLURAL.COM. Esta organización se pregunta si detrás de este encuentro del ministro “con un presunto delincuente, que ha sido, además, autor en gran medida del descalabro económico de este país”,  puede haber “un pacto de silencio” para evitar que salgan más cosas a la luz. “¿O es que el ministro se deja asesorar económicamente por este individuo?, añade Unión GC, que le exige “explicaciones”.
La AUGC exige la dimisión de Fernández Díaz
Por su parte, la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC) ha exigido la dimisión Jorge Fernández Díaz. En un comunicado, difundido por la SER, esta asociación critica que el ministro del Interior recibiera a Rato el pasado 29 de julio en su despacho oficial tratándose de una persona “que ha protagonizado uno de los casos de mayor alarma social en nuestro país”.
Al reunirse de manera oficial con “una persona investigada por unos gravísimos delitos de corrupción” asume “unas enormes responsabilidades públicas de las que debe responder”, apunta la AUGC en su comunicado, en el que se acusa al ministro de dejación de sus funciones. “No asiste a los plenos de los Consejos de la Guardia Civil ni afronta los graves problemas internos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, critica la asociación.
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Perfil de Jorge Fernández Díaz: Demasiadas togas y sotanas

Camuflado tras la cara santurrona, el ministro del Interior, que advirtió de que los matrimonios gais amenazan la "pervivencia de la especie", vuelve ahora a la carga al comparar el aborto con ETA

IOSU DE LA TORRE / Barcelona
Martes, 7 de mayo del 2013
Tan caritativo y siempre tan cristiano, se bañó en púrpura cardenalicia --en plena Cuaresma, en el Vaticano, tras una audiencia con el Papa que tiraba la toalla-- para proclamar las profundas raíces que le entroncan con el Opus, sin importar que forma parte del Gobierno de un país no confesional.
Ahora la ha vuelto a liar, al afirmar que "el aborto tiene algo que ver con ETA, pero no demasiado". Eso sí, tras las críticas recibidas de la Asociación de Víctimas del Terrorismo --y las mofas en Twitter-- su ministerio se ha encargado enseguida de emitir un comunicado en el que asegura que el ministro no ha querido, "en ningún momento", comparar el aborto con ETA.
La voz interior que le advierte 'maricones con traje de novia, no gracias', brota edulcorada de su boca para subrayar los peligros que corre una especie a la que no contribuyen (al menos, en el plano teórico y doctrinal) los cardenales y sacerdotes católicos a los que besa el anillo con devoción.

Antes que dedicarse a preservar la especie, en el camino hacia la santificación por el trabajo, debería resolver un cúmulo de incógnitas tremendo. ¿Dimitió su número dos por las desavenencias que había en la cúpula de Interior, en especial a raíz de los informes de la UDEF que publicó 'El Mundo' en plena campaña catalana?
El rotativo asegura que Interior le confirmó los datos sobre presuntas cuentas en Suiza de las familias Pujol y Mas, mientras que el ministro aún hoy insiste en que no sabe de dónde salieron los documentos. Sobre la mesa tiene, además, el 'caso espías.cat', los pinchazos en el restaurante La Camarga, donde él ha comido en numerosas ocasiones.

En un viaje a EEUU

Hay biografías que aseguran que Jorge Fernández Díaz vio la luz y abrazó la ley de Dios en un viaje a EEUU. Su intransferible 'Leaving Las Vegas' --jamás en el papel del alcohólico interpretado por Nicolas Cage tras la prostituta que encarna Elizabeth Shue-- fue una caída del caballo en toda regla. A lo San Agustín.
Corría 1991. Quizá sea la más fructífera de las invitaciones del Departamento de Estado norteamericano a políticos y periodistas españoles con futuro. Hubo quien acabó en la CIA, quien renegó del Che y de Allende, pero nadie se encontró con Dios. Solo el hoy ministro del Interior español. La veneración por los hábitos religiosos, sin embargo, le viene de la infancia, esa patria única, intransferible, incluso en la gente de derechas.

Aquellas monjas de clausura

Un tío suyo, del que heredó el nombre en la pila bautismal de Jorge, era el capellán del convento de las Carmelitas Descalzas en Naulenda. Fueron muchos veranos con su numerosa familia en este pueblo aragonés próximo a Calatayud, donde casi nunca preguntó por la Dolores y sí aprendió a venerar a la virgen del Pilar, la Pilarica. Las monjas de clausura le transmitieron las lecciones de Teresa de Ávila, santa de la que se confiesa "muy devoto" y que otros solo la recuerdan levitando en el cuerpo de Concha Velasco.
El padre de los Fernández Díaz era un militar navarro, nacido en Fitero, que ascendió durante la dictadura del general Franco. Jorge es el segundo de 10 hermanos y nació en la Semana Santa de 1950 en Valladolid, en cuyos cuarteles estaba destinado el progenitor. Tres años después se instalaron en Barcelona.

Raíces navarras

El vínculo con Fitero es muy fuerte. Los Fernández pasan temporadas en esta localidad famosa por el balneario que recoge las aguas medicinales del valle de Alhama y por el monasterio, cuya biblioteca se restauró con financiación de don Jorge. La matriarca de la familia vive en una residencia del pueblo que acogió a Gustavo Adolfo Bécquer, el poeta de los billetes de cien pesetas.
El ministro es un hijo más de Fitero. Asiste a muchos actos sociales: igual presenta el libro de un arqueólogo o un historiador local que desfila en la procesión del famoso tedeum cerrando la comitiva con las máximas autoridades navarras y municipales. Y como todo el cortejo, antes de entrar en la iglesia, besa un crucifijo que sostiene el mosén y se santigua con agua bendita.
¿Cuándo no ha sido una autoridad pública o no ha ostentado algún cargo este político que emergió del vapuleado CDS de Suárez y lideró el PP en Catalunya, junto a su hermano Alberto? Los fernandistas han superado todos los vaivenes del partido, del diabólico Vidal-Quadras a la pelea en el barro entre Alicia Sánchez-Camacho y Monserrat Nebrera, Y ahí siguen. Buscando el equilibrio "entre la familia y la oración".

Familiares en Trabajo

¡Oh, la familia! En el año 1979, cuando Jorge Fernández era el delegado de Trabajo en Barcelona, situó a tantos parientes en las oficinas que se decía que ocupaban una planta entera del edificio ubicado en la Via Laietana. Todo muy vertical, como los sindicatos franquistas. El clan sostenía que aún no se habían convocado oposiciones y nada impedía colocar a dos hermanas del delegado (Isabel y Carmen), un hermano (Francisco José), a tres cuñadas, a su propia esposa (Asunción Cárcoba) y a una prima de esta. Endogamia elevada al cubo.


Este supernumerario del Opus Dei se siente cómodo entre sotanas. No solo cuando viaja a Roma y dispara contra los homosexuales. Un ejemplo: la graduación de su hijo Carlos en el IESE el año pasado. Fernández Díaz se acomodó con discreción entre sacerdotes, después de forzar un retraso del acto a causa del Consejo de Ministros. Juntos aplaudieron a cada uno de los MBA 2010-2012, entonaron el Gaudeamos Igitur y se emocionaron cada vez que el rector salpicaba el discurso con la salsa de Escrivá de Balaguer, "el santo Josemaría", aquel que sentenció que el trabajo "santifica al hombre" sin diferencia de apetitos sexuales.
Fernández, el estajanovista que tanto reza a la virgen de Fátima, mira al Vaticano con el mismo prismático que a la Moncloa. "No se fíe del político que le diga que no quiere ser ministro", le advirtió a Albert Om el beato miembro de un Gobierno de derechas que no ha cambiado la ley del aborto pese a Alberto Ruiz-Gallardón.

Un sermón y una pitonisa

El ministro no se pierde una misa ni cuando viaja al extranjero. En su agenda figuran las iglesias católicas donde ha rezado. No siempre es fácil, como en Belgrado. Su homólogo serbio organizó un banquete para agradecer la detención en España de Luka Bojovic, el capo de la mafia los Tigres de Arkan, que asesinaron al primer ministro Zoran Djindjic. Hubo cánticos regionales y recogimiento.
El mismo que experimenta en la Semana Santa de Valladolid con el sermón de las siete palabras. "Padre, perdónales porque no saben lo que hacen", primera de las sentencias de Cristo crucificado que el ministro dirige a los homosexuales que se casan. La séptima, "padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", la prefiere para sí mismo, este apóstol de Interior que antes de caer del caballo en Las Vegas se fiaba de una echadora de cartas.
Contó Dionisio Jiménez, exsecretario de Vidal-Quadras, que este sobornó a la pitonisa para conocer las maniobras de Jorge, su enemigo.


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