Público
28-8-15
Honrar a las víctimas del franquismo: de lo urgente
y de lo necesario
Jacinto Lara Bonilla
Abogado y presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
Abogado y presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España.
Un creciente y pujante movimiento
social, de organizaciones de derechos humanos y de memoria histórica se ha ido
consolidando en los últimos años e impulsa diversas iniciativas en materia de
verdad, justicia y reparación.
Entre ellas, la denominada querella
argentina, que se interpuso en Buenos Aires el 14 de abril de 2010. Es ésta una
acción judicial basada en el principio de justicia universal, en virtud del
cual los crímenes que lesionan a la humanidad deben ser investigados y sus
responsables perseguidos universalmente en todo tiempo y lugar, con
independencia de la nacionalidad de víctimas y victimarios y los intereses
particulares de los Estados. Este principio -que otrora fue especial y
celebradamente puesto en práctica por la misma administración de justicia
española que hoy, paradójicamente, se niega a enjuiciar los crímenes del
franquismo- constituye un avance civilizatorio y ha colaborado de modo
trascendental para poner fin a la impunidad en aquellos países respecto de los
que fue aplicado.
La querella reabrió un camino en la
búsqueda de justicia cuando todos parecían clausurados. Ha sido y es impulsada
por víctimas de la dictadura ante la denegación de sus derechos por parte de
tribunales españoles que han vulnerado normas básicas del derecho internacional
de los derechos humanos, tratados internacionales suscritos por España y la
propia jurisprudencia de esos mismos tribunales. Estimula y repara a las
víctimas y actualiza la necesidad de que los propios juzgados españoles asuman
la tarea que les es propia: hacer justicia, en este caso respecto de los más
graves crímenes que puedan cometerse en contra de los seres humanos y de los
pueblos.
Un gran y creciente número de personas y
organizaciones están implicadas en el fomento y fortalecimiento del proceso
judicial argentino. Con su esfuerzo han conseguido la adhesión al mismo de más
de un centenar de ayuntamientos, de distintos parlamentos autonómicos y de
otras instituciones. Realizan regularmente distintas actividades para explicar
y difundir las características del proceso que se sigue ante la justicia
argentina en ciudades y pueblos de España, de Argentina y de otros países. Han
promovido la interposición de cientos de querellas, de múltiples denuncias que
en forma gratuita son presentadas por los afectados en los consulados
argentinos de todo el mundo e inmediatamente trasladadas al juzgado porteño, de
la organización de videoconferencias desde el consulado argentino en Madrid, de
los viajes a Argentina de un elevado número de personas que presentaron
personalmente sus querellas y declararon en el juzgado o del viaje que efectuó
la magistrada argentina para tomar declaración a algunas víctimas en los
propios juzgados españoles con la participación y colaboración de sus
titulares, entre otras muchas iniciativas.
El proceso, que instruye la jueza
Servini de Cubría, ha tenido sustanciales avances. Entre otros, muchos y
relevantes, debe subrayarse que en la causa se ha acumulado un enorme material
probatorio de los crímenes perpetrados y que por el momento se ha incriminado,
por la comisión de algunos de ellos, a un total de veintidós personas entre las
que se encuentran varios ex ministros, cursándose pedidos internacionales de
detención y solicitudes de extradición de los mismos. Denegadas éstas, como era
previsible, las autoridades españolas no han podido sin embargo evitar la
repercusión internacional de estas medidas, ni pronunciamientos en los
parlamentos español, argentino y europeo confluyentes en la obligación
internacional de extraditar o juzgar a los reclamados, ni el repudio y la
condena por parte de los principales organismos de derechos humanos de las
Naciones Unidas.
La ley de extradición pasiva española no
prevé la participación de las víctimas en el procedimiento de extradición y en
consecuencia ni éstas ni las organizaciones e instituciones que las representan
o que con ellas se solidarizan tuvieron la posibilidad de intervenir en el
mismo, ni de recurrir las decisiones adoptadas. Sí pueden hacerlo en cambio en
el proceso judicial que se desarrolla en Argentina -y a ello están convocadas-
y también, y nos interesa destacarlo especialmente en el presente artículo, en
los que se impulsen en los distintos juzgados de instrucción del Estado
español.
No existe probablemente un solo pueblo
donde no haya damnificados por el franquismo: desaparecidos; fusilados; niños
robados; víctimas de trabajo esclavo y de malos tratos y abusos en campos de
concentración, en cárceles, en comisarías, en cuarteles, en preventorios;
expresos; torturados; exiliados; perseguidos; represaliados, etc. etc.
¡Ni uno solo de ellos, repetimos, ni uno
solo de ellos, y son millones, ha recibido justicia!
En España hay más de 8.000
ayuntamientos. Vecinos de prácticamente todos ellos, y sus concejales y
alcaldes en muchos casos, han sido víctimas de los crímenes contra la humanidad
perpetrados por el franquismo. Delitos imprescriptibles; no amnistiables ni
amparables en ley, norma, práctica o pronunciamiento judicial de impunidad de
ningún tipo; perseguibles como ilícitos internacionales, existieren o no leyes
internas que los contemplaran como tales en el momento de su comisión, como
supo decir clara y contundentemente el Tribunal Supremo español en otros y
mejores tiempos.
Cualquier ayuntamiento se querellaría
pidiendo justicia contra los autores de un atentado terrorista que produjera
víctimas entre sus miembros o entre los habitantes de su municipio. Tendría el
derecho y el deber de hacerlo. !Cómo no ha de proceder contra los que las
ocasionaron asaltando las instituciones democráticas y practicando
sistemáticamente el terrorismo de Estado!
¿Cuánto duraría la impunidad del
franquismo si las víctimas, sus asociaciones y ayuntamientos de todo el país
presentaran querellas en los juzgados de la localidad en la que se han
producido los crímenes, incitando así en todo lugar la actuación de la
justicia?
Los fundamentos jurídicos para sostener
estas acciones judiciales son sólidos e irrebatibles y las condiciones están
maduras para ello: la querella argentina ha abierto una importante grieta en la
política de impunidad mantenida por el Estado español y hay jueces y fiscales
decididos a investigar, como lo revelan importantes y recientes medidas
adoptadas por algunos de ellos.
Llevar a cabo esta iniciativa permitiría
que toda víctima, asociación y/o corporación municipal, desde las de las
ciudades más grandes y más pobladas hasta las de las localidades más pequeñas y
con menos habitantes, reclame judicialmente su derecho a la verdad, la justicia
y la reparación. Alcaldes y concejales de diversos ayuntamientos, y muchos
abogados, se ofrecieron a colaborar en el procedimiento judicial argentino y en
muchos casos lo han hecho, aunque limitadamente dadas las dificultades
derivadas de su tramitación en Argentina. Unos y otros tendrán una participación
activa y determinante de prosperar la propuesta que aquí se formula. Su
promoción y su impulso serán sin duda trascendentales y decisivos para acabar
con la impunidad del franquismo.
La calificada en su día como modélica
transición española tiene logros de los que preciarse, pero también enormes y
radicales injusticias que deben abochornarla. Entre ellas, y más que ninguna
otra, la del olvido de quienes lucharon contra el fascismo y la dictadura; la
de la sustracción al conocimiento de las nuevas generaciones de la ejemplar
lucha de este pueblo por la libertad y la justicia; la de la impunidad de los
responsables de los crímenes del franquismo y la del inconcebible desamparo que
sufren sus víctimas. Ha llegado la hora de ponerles fin; de revertir esta
realidad que cuestiona, pervierte y degrada cualquier sistema político que se
pretenda democrático.
Recientemente la Corte Suprema de Chile
acordó el procesamiento de los responsables de las torturas y el asesinato del
diplomático español Carmelo Soria durante la dictadura de Pinochet. Ya son
innumerables las víctimas de las dictaduras latinoamericanas, muchas de ellas
españolas, amparadas por los tribunales de distintos países hispanoamericanos.
Así, haciendo justicia, se honra a las víctimas.
Es tiempo de que se honre, aquí y ahora,
a tantos Carmelo Soria víctimas de la dictadura de Franco.
El franquismo conformó una sociedad a su
imagen y semejanza por medio de la represión y el terror. Es preciso
remodelarla a través de la justicia.
Es posible que haya tareas más urgentes,
pero ninguna es tan necesaria.
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