31-8-15
Sergio Parra
STRAMBOTIC
A
(casi) todos nos gustan los niños, formar una familia, dejar embarazada a la
mujer que amamos, escuchar el primer “papá” de nuestro retoño. Hay pocos que se
consideren un Herodes,
prefieran a Onán o consideren que el llanto de un bebé
es peor que las hemorroides (aunque sean en silencio).
Sin
embargo, no todo en el ámbito de la reproducción humana y posterior crianza es
de color rosa. Los niños no vienen de París, lo de las abejas y el polen ha
quedado demodé, y ese bebé tan mono probablemente derivará en un manta que solo
quiere sacarte los cuartos para salir a la disco. Y, además, pueden pasarte algunas de
estas cosas, todas ellas propias de un relato lovecraftiano:
Un gemelo es tuyo (y el otro, de otro)
Aunque
biológicamente pudiera parecer una aberración, existen casos de gemelos de
distintos padres. Esos mellizos tan sonrosados pueden ser tuyos y de otra
persona. Esta rareza médica se llama fecundación
heteropaternal y puede
suceder cuando la mujer se acuesta contigo pero, al poco, tiene sexo con su
amante. Milagrosamente tiene lugar una fecundación
doble.
Mellizos de dos colores
Aún
más inusual, pero no por ello imposible, es que una pareja de etnia mixta, como
un padre negro y una madre blanca, tenga gemelos de distintos colores: uno
negro, y otro blanco, como los escaques del ajedrez. Aún más raro es tener dos pares de gemelos bicolores.
Es el caso de una pareja británica, Dean
Durrant yAlison
Spooner, que tuvieron dos pares de gemelos de dos colores: Miya y Leah
Durrant, que nacieron en 2008, y Hayleigh y Lauren, que nacieron siete años
antes.
El bebé gigante
Dicen
que dar a luz se parece a sacar una sandía por el ano. Ignoro si la analogía es
exagerada, pero tal vez no lo sea tanto en el caso del nacimiento del bebé más grande del que se
tiene constancia, casi un jugador de la NBA mezclado con un luchador
de sumo. El récord de dar a luz el bebé viable más pesado lo mantiene Carmelina
Fedele de Aversa,
Italia, que en septiembre de 1955 tuvo un hijo de 10,2 kg.
El
segundo puesto es para un niño nacido en 2009 que pesaba 8,7 kg. En este caso
la madre era una indonesia con
antecedentes de diabetes: debido a los problemas de insulina, las
mujeres diabéticas tienden a tener bebés más grandes de lo habitual.
¿No querías sopa? Pues ocho tazas
Muchos
niños estuvieron a punto de ser bautizados como Condón Roto. Y es que, en
ocasiones, la descendencia llega sin avisar. Lo más chocante, sin embargo, es
que desees tener un hijo (o la parejita, si la VISA está estupenda), y no
aparezcan uno, dos o tres… sino ocho.
Según
el Libro de los Récords Guiness, la norteamericana Nadya Suleman dio a luz a octillizos en 2009, seis niños y dos niñas
concebidos mediante un tratamiento de fecundación in vitro en el Centro Médico
Kaiser Permanente de Bellflower, en California.
Por
su parte, las quintillizas
Dionne, nacidas el 28 de mayo de 1934, fueron las primeras
quintillizas de las cuales se tenga conocimiento que sobrevivieron a la
infancia. La custodia de los bebés fue retirada a los padres, y entregada al
gobernador Mitchell
Hepburn en 1934.
Finalmente fueron exhibidas en Quintland, un parque temático situado en
Ontario, Canadá.
Unas
6.000 personas al día visitaban el parque sólo para verlas a ellas. Hoy en día
aquella historia está casi olvidada, pero la atracción de las quintillizas fue
la más importante de la época, e incluso aparece una referencia a ellas en la
película Una noche en la
ópera de los Hermanos Marx.
El bebé que vino del frío
Como
si de un organismo extremófilo se tratara, en Israel nacieron dos
bebés que, antes de ser implantados en el útero de su madre, llevaban 12 años congelados.
Los mellizos, una niña y un niño, no tuvieron ninguna dificultad en la
gestación, ni tampoco nacieron con carámbanos colgando de la nariz.
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