Buscar este blog

lunes, 4 de enero de 2016

Pobrecito Rouco Varela: "¿Qué os creéis que vivo en el ático por g...

Pobrecito Monseñor
Y no me refiero a su situación respecto a los votos canónicos (obediencia, castidad y pobreza) sino a la campaña, evidentemente orquestada, de difamación, calumnia, injuria, maledicencia, vilipendio, oprobio, insulto, deshonra, denigración de la que ha sido objeto este venerable hombre de dios.

Quiso permanecer hasta el último minuto al pie del cañón dirigiendo a sus feligreses y resistiéndose con todas sus fuerzas a pasar a otro estatus, a la reserva, a la jubilación que todo ser humano tiene  derecho cuando la naturaleza  y las leyes lo ordenan.
Entendía que todavía le quedaban fuerzas para ayudar a sus semejantes pero su voto monástico de “obediencia” le hizo acatar con resignación cristiana su paso a la llamada “tercera edad”.

Evidentemente el resto de su vida debía transcurrir en una vivienda digna y todo aquello que le permitiese mantener sus necesidades mínimas. Para ello se le dotó de una asignación económica que no se ha publicado, un ático de 400 metros cuadrados, cuatro cuartos de baño, siete habitaciones, dos monjas a su servicio (estas mujeres ya tiene ganado el cielo) un secretario y  coche nuevo. El piso valorado en 1.700.000 euros ha costado además 370.000 euros en reformarlo.




A simple vista parece exagerado y todos los ataques, incluso entre sus propios feligreses y en algunos dicasterios de la curia vaticana, están motivados por la aparente suntuosidad con tan elevado precio del apartamento.
Monseñor fiel  a su tradicional discreción y humildad no ha querido defenderse de tan sinuosas y maledicentes acusaciones, por lo que ha preferido continuar con su habitual dedicación por ayudar a los más necesitados.

¡Siete habitaciones!, repiten ¡siete!. Efectivamente. Estas últimas semanas monseñor se ha dedicado a recorrer todos los lugares inhóspitos en busca de aquellas familias más necesitadas que por una causa u otra están durmiendo en los cajeros, debajo de los puentes, en la calle…Calcula que en su nueva casa podría albergar entre tres o cuatro familias, dependiendo del número de hijos, en cada habitación. Completamente gratis y piensa contratar en breve un famoso cocinero y dos ayudantes. Él lo tiene muy claro dormirá en el sofá y las monjitas, con dos literas muy cómodas en uno de los vestidores. El secretario tendrá otro domicilio.


Mas les valdría a todos esos maledicentes, lenguas viperinas, pensar las cosas un poco antes de decirlas, difamando a un modesto santo varón cuya vida guarde dios muchos años.

Nota del Editor:
Realizado el inventario, monseñor se percató de que en la vivienda había  varias docenas de sofás, lo que le inundó de alegría. El solamente necesita uno para dormir y en el resto lo ocuparan aquellos necesitados que sean monoparentales.
A pesar de todo en esa mismísima curia se han escuchado voces de reprobación al plan B de monseñor. En sus círculos próximos ha dicho que despues de tanto tiempo con la caridad que tranquilizaba su conciencia se ha visto en la obligación moral de aplicar la solidaridad. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario