Psicólogo clínico
¿Qué hacer ante la infidelidad?
21/01/2016
El Huffington Post
La fidelidad tiene el mismo
objetivo que todos nuestros comportamientos: asegurar la supervivencia del ser
humano. Nacemos muy indefensos, vivimos una infancia prolongada, pues
necesitamos mucho tiempo para poder desenvolvernos con autonomía. La hembra
cavernícola tenía necesidad de tener un macho a su lado para proteger
a sus crías y asegurar mejor su supervivencia. Y de esta manera, era menos
probable la infidelidad.
El Rey de la Infidelidad
Podemos decir que desde el punto de
vista biológico, la infidelidad es menos probable que aparezca si estamos
enamorados. En ese estado de enamoramiento, digamos que ser infiel no nos lo
pide el cuerpo. Pero ya sabemos que la fase de enamoramiento se acaba, y ahí es
cuando tenemos que echar mano de nuestros valores como persona, de lo que
queremos, de lo que quiere nuestro entorno social y de nuestra fuerza de
voluntad para no ser infieles.
Recordman de
la Infidelidad
Por otra parte, algunos biólogos suponen
que la tendencia a la infidelidad tendría un origen adaptativo: en las hembras,
vendría a asegurar mayor protección y recursos para los hijos cuando se cuenta
con varias parejas; mientras que para los machos, aseguraría una mayor
contribución genética para la próxima generación
En nuestros días, psicólogos como el
estadounidense Aaron T. Beck señalan que "la
infidelidad conyugal, a pesar de ser bastante común, causa un efecto tan
traumático en el consorte ofendido por el significado simbólico de la
«aventura». Esto, debido al pensamiento polarizado de todo-o-nada, en donde se
concluye que una pareja es totalmente fiel o totalmente infiel, sin cabida
a puntos intermedios". También destacó que "es común una visión
negativa de la infidelidad, pues suele ser equiparada con palabras descriptivas
como: traición, engaño, perfidia; lo que genera una «percepción
catastrófica»". Además, un efecto frecuente tras descubrir una
infidelidad "es la devaluación, no de la pareja, sino de la propia
persona, manifestando dudas sobre el atractivo y la suficiencia mediante
pensamientos automáticos como «fracasé», «no sirvo para nada», «nadie me
necesita», etc." Por otra parte, afirmó que la infidelidad no
necesariamente es la causa de debilitamiento de una relación, sino que incluso
puede ser el síntoma de una relación ya vacilante. Finalmente, apuntó que, como
muchos otros trastornos emocionales, los síntomas asociados a la
infidelidad son tratados con el replanteamiento de los significados personales
mediante el trabajo en terapia.
El también psicólogo
estadounidense Albert Ellis opinó que la
infidelidad generalmente no «destruye» un matrimonio, y que no es un motivo
exagerado para terminar una relación. Para él, el sexo fuera de la
pareja sólo es dañino cuando a las personas involucradas realmente no les
gusta convivir. Es decir, la infidelidad es sólo conflictiva cuando
va acompañada de creencias irracionales que desencadenan emociones
inapropiadas. Bajo esta perspectiva, el descubrimiento de la infidelidad sería
el precipitante. El enojo y la tristeza serían la consecuencia
indeseable. En medio de estas dos habría un sistema de creencias
racionales (por ejemplo: «no es grato que mi pareja haya tenido
relaciones sexuales con otra persona»); pero sobre todo, ideas
irracionales como: «esto no puede estar pasando», «es horrible», «no
puedo lidiar con esto», «soy indigno de ser amado», etc. También se
presentarían exigencias absolutistas de ser
amado y aprobado (por todos y en todo momento). El impacto
generado por la infidelidad vendría a distorsionar la percepción; así, por
ejemplo, se vería a la pareja como un completo desconocido y se sesgarían u
omitirían los momentos agradables con la pareja. De este modo, la persona iría
creando conclusiones rápidas y precipitadas que lo llevarían incluso a un estado
depresivo y auto-derrotista.
A veces, la presión social te hace que te sientas tonto por tolerar el
haber sido engañado. Hay que hacer aquello que queremos, no lo que creemos que
es lo mejor.
Algunas personas no son conscientes o no
quieren ser conscientes de que les están siendo infieles. Esto puede ser debido
a no querer ver la realidad que me hace daño. No querer salir de una
situación que, igual, no nos gusta pero estamos cómodos. Es el miedo a lo nuevo
a lo desconocido.
¿Cómo se puede perdonar una infidelidad?
Depende de si es una aventura puntual o relación de amantes que llevan tiempo.
Aunque esto depende también de tus valores. Si no toleras una infidelidad, no
podrás en ningún caso perdonar, aunque sea una aventura puntual. Primero si es
algo puntual se puede entender por qué ocurrió, aunque no lo compartas. Cuando
es frecuente y continuado, resulta imperdonable, porque ha habido un
engaño que se ha mantenido en el tiempo. Esta persona no te quiere sanamente. Querer
así no merece la pena, nos hará sufrir.
La actitud que hay que tomar para
perdonar e intentar hacer borrón y cuenta nueva sería centrar tu atención
hacia los valores y las cosas que queremos. No rememorar continuamente la
infidelidad. Se trataría de dar carpeta a esa situación y volver a tener
confianza. Esto no quiere decir que sea fácil, ni que todo el mundo esté
dispuesto hacerlo. A veces, la presión social te hace que te sientas tonto por
tolerar el haber sido engañado. Hay que hacer aquello que queremos, no lo que
creemos que es lo mejor.
Perdonar significa pasar página. No es
algo que se pueda hacer instantáneamente. El dolor inicial no lo quita nadie.
Para superar el resentimiento, para pasar página, se debe subir un escalón, hay
que mirar la situación desde más arriba. Abrir la perspectiva, comprender la
naturaleza humana y, sobre todo, asumirla. La vida es así, compleja, emocional,
incierta.
En el caso de no querer volver a
intentarlo, para superar una infidelidad y que, en la medida de lo
posible, no afecte a las futuras relaciones, hay que centrarnos en que
el motivo de la infidelidad que hemos sufrido no es nuestra
responsabilidad. Esto hará que mejore nuestra autoestima y, por lo tanto,
nuestra seguridad en nosotros mismos. No debes pretender no sufrir, porque si
no, tampoco te permitirás disfrutar. En la vida, las circunstancias
(infidelidad) puede que no estén bajo nuestro control, la actitud frente a
ellas sí.
Miguel Ángel Rizaldos Twitter: www.twitter.com/MRizaldos
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