Buscar este blog

viernes, 25 de agosto de 2017

Las cosas más sorprendentes que la gente se deja en los hoteles

Las cosas más increíbles que se ha encontrado el personal en una habitación de hotel
Escalofríos.
25/08/2017
ElHuffPost
Rachel Moss Redactora de la sección Lifestyle, Huffington Post Reino Unido
Para la mayoría de la gente, pasar unos días en un hotel es un placer, una oportunidad para relajarse y disfrutar del champú gratis. Pero parece que no todo el mundo lo ve así.

En Reddit, varios trabajadores de hoteles han compartido las cosas más locas que se han encontrado en las habitaciones, desde las más extrañas hasta las más asquerosas.
Advertencia: tu concepción sobre los hoteles está a punto de cambiar para siempre.
"Cuando trabajaba en un hotel, el personal de limpieza entró en una habitación y se encontró con que... (Redoble de tambores) NO HABÍA NADA. Habían desvalijado la habitación por completo. La decoración, los muebles, la cama... no quedaba nada. Habían arrancado el secador de pelo de la pared, se habían llevado todo lo que no estaba sujeto con clavos. No había televisión, ni cafetera, ni lámparas de mesa.
Al principio no entendíamos cómo podían haberlo hecho, pero las grabaciones de las cámaras de seguridad revelaron que tenían una furgoneta aparcada al lado del edificio, que habían quitado los cierres de seguridad de la ventana y que desde esa ventana del segundo piso lo habían lanzado todo.
Lo más ridículo de todo esto es que la señora que había reservado la habitación había utilizado su nombre verdadero y la había pagado con su tarjeta de crédito. No sé qué esperaba que pasara. Cuando nos pusimos en contacto con ella, intentó devolver lo que había robado —al menos, lo que estaba en buenas condiciones después de haber caído al asfalto desde un segundo piso—, pero acabaron arrestándola".
"El baño estaba lleno de pellejos... Un señor mayor utilizó el baño de una habitación y se las apañó para dejarse como el 90% de la piel ahí. Se había quedado reseca y pegada en los laterales y el fondo de la bañera y tardé un montón en despegarla. No daba grima ni nada, pero es la cosa más rara con la que he tenido que lidiar".
"Un chico reservó una habitación durante un mes y nadie entró a limpiarla en ese periodo de tiempo porque siempre colgaba el cartel de 'no molestar' en el pomo de la puerta. Cuando se fue... Horror.
Olía fatal. Nunca pidió que le cambiaran la ropa de cama y las sábanas estaban impregnadas de ese olor. El huésped masticaba tabaco y lo había escupido por todo el baño; por la bañera, el lavabo y el suelo. Había como unas 20 tazas y botellas llenas de tabaco masticado. El retrete estaba rodeado de manchas de orina y de excrementos secos. Había toallas sucias amontonadas —porque le dejábamos toallas limpias, pero no nos devolvía las sucias— que olían fatal. Había salido moho por todo el baño. Había utilizado tanto la silla del escritorio que las ruedas habían rajado la moqueta".
"Trabajé limpiando en un hotel durante unos dos años, y tengo una anécdota que recordaré durante el resto de mi vida. Una familia se hospedó en el hotel durante un mes. Al parecer, su casa se había quemado y no tenían a dónde ir. Eran unos maleducados. El padre miraba a las chicas de la limpieza y las piropeaba, la mujer nos gritaba por seducir a su marido y el hijo veinteañero nos montaba el pollo de vez en cuando porque no le dejábamos suficiente jabón. Un día se fueron a visitar a unos amigos y decidimos limpiar a fondo la habitación del hijo. Cuando entramos, percibimos un olor asqueroso de inmediato. He de decir que el chico nunca nos dejaba entrar en su habitación cuando estaba allí.
Aun así, entramos a hacer nuestro trabajo; a hacer la cama y a cambiar las toallas. Cuando fuimos a limpiar la zona de la cocina, el olor era aún más intenso. Abrimos el microondas y vimos que había metido una boñiga dentro. Estoy segura de que la calentó varias veces. Después de vomitar, abrimos el frigorífico y vimos que había excrementos en la balda inferior y botes llenos de sanguijuelas en el resto de estantes. Nunca habíamos salido tan rápido de una habitación en la vida. Se lo dijimos al dueño del hotel y echaron a la familia y les cobraron un buen recargo".
"Nos encontramos una colección de látigos escondidos debajo del colchón. Seguro que la siguiente vez que vinieron se quedaron muy decepcionados...".
"Por lo visto, a alguien le pareció buena idea dejar un condón usado dentro de la pantalla de una lámpara".

"Trabajé en el servicio de habitaciones de un hotel boutique durante unos dos años y nunca me había pasado nada malo hasta que... Llegó un grupo de estudiantes de Japón que se alojaron en varias habitaciones del hotel; en principio no encontré nada raro hasta el domingo en que se fueron. Limpiando, nos encontramos por todas las habitaciones muchos condones morados de la misma marca, muchísimos. Nos reímos un montón hasta que entramos en una de las habitaciones dobles. En ella se habían hospedado cinco personas (había una cama supletoria) y cuando abrimos la puerta nos quedamos pasmados. Había una decena de condones morados usados, de la misma marca que los demás, tirados por la habitación. Había restos de McDonald's en todos los cajones, la cafetera estaba llena de leche, había ropa interior tirada por el suelo y habían pegado una rana de peluche con cinta adhesiva al televisor. Estaba claro que en esa habitación había tenido lugar una orgía y que nosotros éramos los pringados que teníamos que limpiarlo. Pero, oye, dejaron una buena propina".
"Yo trabajaba de cara al público, no con el personal de limpieza, pero me han contado muchas anécdotas y he visto habitaciones desastrosas. Una vez, se encontraron un montón de uñas de los pies cortadas. Había muchísimas; muchas más de las que cabe esperar de una persona o de varias. Daba la sensación de que alguien llevaba una bolsa llena de uñas cortadas y que la había vaciado en el baño. Los dos huéspedes que se alojaban en la habitación solo se quedaron una semana en el hotel".
"Cuando estuve dirigiendo un pequeño hotel en el Distrito de los Lagos (Reino Unido), una chica de la limpieza búlgara vino a decirme que no había luz en la habitación 8, así que le di una bombilla. Me miró como si mi reacción hubiera sido estúpida y me dijo que la acompañara. Me llevó hasta la habitación y se habían llevado la lámpara".
"Me encontré con una cantidad desmesurada de vello corporal esparcida por el baño. Podría haber sido perfectamente de tres personas corpulentas, pero en esa habitación solo se había hospedado un hombre al que no llegué a ver. Debía de parecer un oso".

"No trabajé en el servicio de habitaciones, pero fui recepcionista durante mi etapa universitaria. Un día, me llamó un huésped que había abandonado la habitación hacía unas horas. Según me dijo, se había dejado en la habitación una pistola cargada y quería saber si podía mandar a su nieta a recogerla porque él ya se encontraba a unas cuatro horas del hotel. Subí a comprobarlo y vi que se habían dejado un revólver en el fondo del último estante del armario. El servicio de limpieza no era muy eficiente, así que no me sorprendió que lo hubieran pasado por alto.
Cogí la pistola y llamé a la policía para que se la llevaran. No quería responsabilizarme del arma. La nieta del dueño de la pistola llegó al hotel justo después de que la Policía se hubiera llevado el arma y se enfadó conmigo por haber llamado en vez de dársela a ella. Vino acompañada de dos niños pequeños que gritaban y de un bebé.
Le dije que fuera a pedirle la pistola a los policías. Como era de esperar, no se la devolvieron y la chica se fue resoplando. Nunca volví a saber nada del dueño de la pistola ni de su nieta".
Este artículo fue publicado originalmente en la edición británica del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.


No hay comentarios:

Publicar un comentario