Otra
asignatura pendiente
21/08/2017
Tampoco a los allegados de Jared Tucker, el estadounidense de 43 años que celebraba con su mujer un año de casado.
Ni a los de Luca Russo, el informático italiano de 25 años que visitaba Barcelona con su novia.
Ni a los de Ian Moore Wilson, el canadiense amante de los viajes.
Ni siquiera a los de Francisco López Rodríguez, el granadino de 57 años que emigró a Cataluña en los sesenta y que falleció, junto a su sobrino nieto, de tres años, después de que se cayera el carrito en el que le paseaba y se golpeara la cabeza al paso de la furgoneta asesina.
A nadie consultaron. Lo habitual. Lo mismo hicieron tras el 11-M, tras el
accidente de Angrois, con los muertos del Yak-42 y después de todas las tragedias
vividas en España. En Barcelona lo han vuelto a hacer:
Un funeral católico en una Europa laica y en
un Estado aconfesional.
Otra asignatura pendiente que nadie quiere afrontar y que cada día se da de
bruces con la realidad social.
Dato: en la última década, el porcentaje de españoles que se declaran
católicos cayó siete puntos porcentuales mientras que quienes se declaran ateos
o no creyentes aumentó en una proporción similar, según la serie histórica del
Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) entre 2007 y 2017.
En el Congreso
de los Diputados ya hay mayoría suficiente para cambiar la Ley Orgánica de
Libertad Religiosa de 1980
Pero, claro, si no lo hizo en su día un Gobierno socialista, no parece que
uno de derechas y con profundas raíces católicas esté dispuesto a afrontar un
profundo debate sobre la separación Iglesia Católica-Estado (La Vice Soraya no está
casada por la Iglesia católica. Vive amancebada, en concubinato es decir en pecado mortal). Si Zapatero enterró
en el cajón de las promesas incumplidas su proyecto de Ley de Libertad
Religiosa, nada hace pensar que Rajoy vaya a abanderar una revisión del protocolo
oficial en esta materia. Mucho menos con un Gabinete cuyos miembros lo mismo se
encomiendan a la Virgen del Rocío para salir de la crisis, que defienden que
Santa Teresa intercede por el futuro de España, que jura sus cargos con la mano
derecha sobre la Biblia.
Pues sepan que en el Congreso de los Diputados ya hay mayoría
suficiente para cambiar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980; que hace
apenas un mes la Cámara respaldó una moción de ERC para avanzar en el laicismo
del Estado y que el PP ya no tiene mayoría ni para imponer su credo ni para aprobar
una sola iniciativa en solitario.
Si hubiera verdadera voluntad política, el que vimos en la Sagrada Familia
presido por los Reyes y oficiado por el arzobispo de Barcelona debiera ser el
último funeral de Estado católico al que asistamos. Lo sorprendente es que la
izquierda independentista que gobierna Cataluña y lleva décadas clamando por
que la Iglesia católica deje de estar presente en los actos de Estado haya
pasado por alto el réquiem que sólo retransmitió en directo, claro, RTVE.
Si hubiera verdadera voluntad política, el que
vimos en la Sagrada Familia presido por los reyes debiera ser el último funeral
de Estado católico al que asistamos
Hay una larga lista de motivos para afrontar de una vez por todas el
debate.
Uno: que España es
oficialmente aconfesional y, en cumplimiento
del artículo 16 de su Constitución, ninguna confesión debe tener
carácter estatal.
Dos: que en
consecuencia a la aconfesionalidad del Estado, los funerales oficiales no
deberían ser exclusivamente católicos, salvo que todas las familias de las
víctimas así lo pidan.
Tres: que las
exequias multiconfesionales son habituales en países como Francia, Alemania o
Estados Unidos y nadie se lleva las manos a la cabeza.
Cuatro: que va siendo
hora de que en nuestra democracia deje de mezclarse la religión con la política
y el Estado.
Y cinco y sobre
todo: que los fallecidos en los atentados del 17-A y sus familiares merecen un
respeto, y es muy probable que entre ellos, además de católicos, hubiera
protestantes, mormones, budistas o musulmanes. Sí, han leído musulmanes, porque
el terrorismo, pese a lo que digan algunos, no tiene religión. Otra cosa es el
fanatismo.
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