El barco
neonazi se hunde
Público
23/08/2017
El estrepitoso fracaso de la concentración
neonazi de la semana pasada, impulsada por Fratría Toledo
en Toledo, me ha alegrado el desayuno de hoy. Son noticias sobre las que
debemos incidir, a las que hay que prestar un especial altavoz. Ver caer a esta
panda de descerebrados, aplastados por su propia sinrazón y la bondad general
del pueblo, es el mejor acicate para no bajar la guardia y seguir luchando
contra las oleadas fascistas.Hace unos días escribía sobre los propios supremacistas que tenemos en España. Hoy me reafirmo en ese artículo, porque en los últimos años los grupúsculos de extrema derecha han crecido como setas en nuestro país, tanto a nivel organizativo como de expansión de su discurso miserable que, aferrándose a la transversalidad, confían en lograr un calado social como Amanecer Dorado en Grecia.
En 2008 la Policía Nacional tenía contabilizadas a cerca de 250 bandas neonazis en España (53 de ellas muy peligrosas), con más de 4.300 miembros fichados. En la actualidad, sólo la Brigada de Información en la Comunidad de Madrid tiene fichados a más de 250 miembros activos y una decena de grupos. Lo más preocupantes ni siquiera son las más de 6.200 detenciones que se realizaron sólo en Madrid en 2016, sino que entre ellas hay niños de hasta 14 años.
Por este motivo, fracasos que rozan el ridículo, como el del jueves pasado de Fratría Toledo, son tan importantes. Les corta las alas que en algún momento han creído tener. Combatir el discurso pseudointelectual que mantienen algunos de sus ideólogos debería resultar sencillo. Hace poco menos de dos meses, el grupo de extrema derecha Málaga 1487 trajo a la ciudad a Pedro Varela, el librero neonazi condenado por la Justicia por difundir ideas genocidas con la venta de libros de temática nazi.
Si piensa “qué soberana estupidez” cuando escucha frases del discurso que Varela, como que “en Huelva, las fresas los recogen los negritos de África o chicas monas de Polonia, que quitan los maridos a las españolas, dicen, pero bueno, si son monas, qué les vas a hacer“, o cuando califica la huída de migrantes del terrorismo, la guerra y la pobreza como “un plan de ingeniería social para sustituir civilizaciones”, es que está en el buen camino.
Porque mira que hay que ser necio para decir -y escuchar sentados en las sillas asintiendo- cosas como la siguiente: “Nos encontramos con esa empanada mental tremenda que es la ideología de género. Hasta hace poco estaba el sexo masculino y el sexo femenino. Eso está en la genética y está en la biología. Ahora se han inventado esto del género, de forma que intentan ir contra la ciencia, y contra la lógica, contra el sentido común. Los científicos hasta los años 60-70, decían que el homosexualismo era una desviación de la personalidad y que era tratable y que era curable, de hecho. Hoy en día, la propaganda masiva en favor del homosexualismo, pues crea un ambiente favorable que propicia que sea hasta una moda”.
Sin embargo, no basta con pensar que Varela y los que siguen a este personajillo ruin defienden ideas mezquinas, hay que combatir este discurso de la extrema derecha, que es tan falaz como estúpido. Es preciso que cuando la sociedad civil le da la espalda a concentraciones como la de Toledo, lo comente en el bar, en la biblioteca, en el autobús, en su casa… y explique el porqué de ese rechazo, el porqué los neonazis, los fascistas no tienen espacio en nuestra sociedad.
El barrio madrileño en el que me crie, Canillejas, vio nacer a uno de los grupúsculos neonazis más activos de Madrid, Juventudes Canillejas, con el despreciable Alberto Ayala de Cantalicio al frente, como ya en su día estuvo en Combat España.
Pues bien, si este barrio obrero de San Blas pudo arrinconar a estos neonazis, expulsándolos de sus torneos de fútbol que utilizaban para captar jóvenes, ¿por qué no se puede hacer en el resto de España? Claro que es posible, pero no bajen la guardia ni subestimen la poca sesera de algunas personas, potenciales seguidores de embaucadores del odio como Varela, Ayala y el resto… porque nadie con dos dedos de frente podría comprar las teorías de esta gentuza.
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