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Conozco
el lado oscuro de la adopción internacional porque lo he vivido
Sé cuáles son tu nombre y función
menos conocidos: abandono. Antes de ganar una familia, tuve que perder otra.
18/08/2017
Estimada adopción internacional:
No siempre eres del todo sincera. No eres quien dices ser. Tu significado
cambia según la persona que te define y para quién te define. Personalmente, me
gusta compararte con la luna: solo muestras al mundo tu parte luminosa mientras
escondes eternamente tu lado oscuro. Tienes cuidado de mostrar solo tu lado
bonito a quienes te miran. Y, como le pasa a la luna, tu lado luminoso pasa a
ser la parte que te define. Sin embargo, ignorar tu existencia en su conjunto
es ignorar la realidad.
Para mucha gente ya has demostrado ser un sistema corrupto y roto, pero a
nadie le apetece hablar de ello. En algunos casos, eres simplemente un
intercambio de dinero que se hace pasar por una acción altruista. Por tu culpa,
algunas personas son arrancadas de un cazo solo para acabar yendo directamente
al fuego. Por tu culpa, algunas personas no solo tienen que lidiar con el trauma
emocional de no haber sido queridas, sino también con el abuso emocional de
aquellas personas que aseguran que las quieren. Por tu culpa, algunas personas
han recibido palizas de muerte por parte de aquellas personas que juraron
protegerlas. Debido al gran caos en que conviertes la vida, algunas personas se
han replanteado si seguir viviendo o no. El hecho de que hayas sido una heroína
para algunas personas no te da derecho a que el mundo entero se vende los ojos
ante las atrocidades que cometes entre bambalinas.
Personalmente,
me gusta compararte con la luna: solo muestras al mundo tu parte luminosa
mientras escondes eternamente tu lado oscuro.
No existe ni una afirmación general ni una única opinión que pueda abarcar
tu doble naturaleza. Puedes representar una idea para una persona y otra idea
completamente distinta para otra. Por eso NADIE puede representar la voz de un
adoptado salvo ese mismo adoptado. Ni siquiera otro adoptado. Puede que
compartan algunas ideas, pero cada persona tiene una historia distinta,
compleja e independiente. Nadie debería tener la obligación de fingir una
apariencia de "todo va bien" solo porque otra persona adoptada hable
de su experiencia positiva. Todos tenemos una voz propia, solamente nuestra,
que nunca debería ser silenciada. Admitir solamente tu lado positivo es
invalidar todas aquellas voces de quienes han experimentado tu lado negativo.
Lo que el mundo suele pensar de ti es la imagen de "todos salimos
ganando", cuando, en realidad, siempre hay alguien que tiene que salir
perdiendo. Eres un juego de suma cero y estoy harta de estar siempre en el lado
perdedor y de sentirme avergonzada o silenciada por el dolor de la pérdida.
Aquellos que piensan que todas las partes relevantes implicadas en el proceso
de adopción internacional salen ganando siempre contigo quizás deberían
comprobar si la lente desde la que te miran está bien.
Tanto tu lado oscuro como tu lado luminoso son una realidad inamovible.
Eres una paradoja agridulce. Eres tanto la piedra angular de mi identidad como
la fuente de misterio que rodea todo lo que soy. Eres el velo que separa el
lugar en el que me encuentro del lugar que deseo conocer por mucho miedo que me
dé lo que pueda descubrir. Eres el motivo de muchísimo dolor, pérdidas, así
como de victoria y felicidad.
Sé cuáles son tu nombre y función menos conocidos: abandono. Antes de ganar
una familia, tuve que perder otra. Me ofreciste una de tus identidades mientras
me escondías la otra, como una ciudad construida sobre ruinas. Me has dado
tanto como me has arrebatado. Tienes las respuestas a mis más profundas dudas
existenciales: ¿Tengo hermanos? ¿Qué día nací realmente? ¿Cuál es mi historial
médico? Son asuntos básicos de la identidad de cualquier persona que no me han
sido concedidos, sino arrebatados. Una persona corriente de cualquier familia
corriente no necesita plantearse esas cuestiones.
La primera foto que vieron mis padres de mí. En el orfanato me llamaba
Shin-Ja Park, código K83-3751
En lugar de respuestas, he tenido que construir una versión Frankenstein de
posibles verdades. Me has otorgado un terreno de cultivo perfecto para una vida
entera de especulaciones. Idolatrarte fue el único mecanismo de defensa que
tenía de niña. Al igual que muchos otros huérfanos de las películas, yo también
me preguntaba si era "especial" o si "estaba destinada a hacer
algo grande". Acepté y alimenté mis fantasías idealizadas para acallar mi
inquietud. Rellené las lagunas de mis orígenes con fragmentos hermosos de
historias de Hollywood, pero, desgraciadamente, al convertirme en adulta, esas
lagunas pasaron a rellenarse con una verdad mucho menos idílica. He decorado
las historias que te reivindicaban como la oportunidad de lograr una vida
mejor, pero también he descubierto que eres la fuente de un pozo de vergüenza,
que alguien en algún momento pensó que era mejor deshacerse de mí que mostrarle
a la sociedad el gran error que había supuesto mi nacimiento. ¿Fue un acto de
valentía, de cobardía o, peor, de coerción? ¿Fui yo una mera inconveniencia? ¿O
quizás el secreto inconfesable de alguien? ¿Estoy siguiendo las huellas de
gente que igual prefiere seguir escondida? ¿Habrá alguien acordándose de mí o
estará tratando por todos los medios de olvidarme?
Alguien en
algún momento pensó que era mejor deshacerse de mí que mostrarle a la sociedad
el gran error que había supuesto mi nacimiento.
Me has convertido en una aprendiza de tu arte de ocultarte entre las
sombras. Me has enseñado que tengo que mostrar un rostro feliz y agradecido. De
cara al exterior, podría poner cualquier cara de ilusión y felicidad, pero me
resulta imposible mostrar mi duelo. Básicamente porque eres una historia
completamente distinta para quienes te ven desde fuera. Eras la historia de un
rescate, un "y comieron perdices" que insiste educadamente en omitir
la parte del "érase una vez". Crecí sintiendo que necesitaba
protección y mantuve en mi mente esta concepción unidimensional de tu realidad.
Qué injusticia.
Mis sentimientos de duelo no tuvieron vía libre para expresarse o
liberarse. Permanecieron en algún lugar de mi interior, intensificándose y
haciendo imposible siquiera que cicatrizaran. No quería que la gente me viera
como una "adoptada desagradecida". ¿Por qué lamentarme por la pérdida
de una familia que no me quería cuando había sido bendecida con otra familia
que sí lo hacía? ¿No me daba cuenta de lo afortunada que era? Cada sentimiento
de pérdida me parecía una amenaza para mi familia adoptiva, una invalidación de
su amor y devoción. Hacer tabla rasa al llegar me pareció lo más considerado que
podía hacer. Como tantas cosas que parecían escapar de mi control, sentía que
no me correspondía tener mis propios sentimientos (o expresarlos, al menos).
Claro que estoy infinitamente agradecida y me siento afortunada por haber
acabado en un lugar en el que criarme y empezar una nueva historia con una
nueva identidad. Mi familia adoptiva es mi familia, la única familia a la que
he conocido. Han dado lo mejor de sí mismos por mí. Pero el cariño y el hogar
estable que me han proporcionado no pueden anular el ardor por la pérdida de mi
primera familia. Ambas facetas conforman a partes iguales lo que soy.
Retrato de la familia Neville alrededor de 1991
Pero mi relación contigo no ha sido del todo mala. Me has moldeado en
algunos aspectos y te doy las gracias por ello. Me has enseñado a trazar mi
propio camino y a escribir mi historia. Me has dado la paciencia y la valentía
para plantar cara a comentarios racistas. Como no encajo en los pequeños moldes
por los que mucha gente me intenta definir, he aprendido a no juzgar por las
apariencias, sino por la forma de ser. Me hiciste ser la persona que llama
siempre la atención entre el resto, el incómodo tema inicial de conversación,
la pieza que no encaja en la sociedad, la eterna incomprendida. También gracias
a todo eso, me has hecho una firme defensora de la empatía hacia los demás y la
comprensión.
Me gusta destrozar los estereotipos. Soy una superviviente. Me adapto a lo
que venga. Pero, sobre todo, fui una marginada, yo sola en el mundo, y Dios
dispuso en mi vida sus planes y su piedad. Así que, por favor, deja que Él se
lleve el mérito, no tú.
Conforme maduré, el mecanismo de defensa con el que te idealizaba aún
seguía ahí, pero había evolucionado. Solo cogí las imágenes más bonitas de tu
realidad para construirme una armadura. Quiero creerme la historia de la pobre
madre joven que tuvo que tomar esta valiente pero difícil decisión. Y creo que
muchos padres adoptivos también necesitan creérselo. Tengo que admitir que yo,
más que nadie, he sido culpable de vendarme voluntariamente los ojos para no
ver tu lado oscuro. Te he mantenido a una distancia segura para evitarme el mal
trago de aceptar determinadas realidades duras pero aleccionadoras. Observarte
más de cerca implicaba tener que distinguir entre las supuestas y valientes
verdades que me había inventado de las verdades frías, desagradables y duras
que también encierras en tu interior. En tu forma abstracta, con todas tus
variables y secretos, eres una explicación mucho más sencilla para el dolor del
abandono que el hecho de responsabilizar a una persona, a una madre, mi madre.
Estamos vinculadas, tú y yo, como la Tierra y la Luna con las mareas. El
rostro que nunca revelarás voluntariamente ha ocultado también parte de mi
identidad. Has estado siempre ocultándome secretos, pero también has sido
paciente, una barrera y un escudo contra la verdad que solo ahora estoy lista
para conocer. Aunque las dudas que nunca me has resuelto me duelen, tenía miedo
de que las respuestas fueran aún más dolorosas. Ahora ya sé que, en los años
que he tardado en reunir el coraje para buscar la verdad de forma activa, he
estado demasiado nerviosa como para ver tu otra cara. ¿Con cuál de tus dos
caras te quedarás?
Por primera vez en mi vida, estoy preparada para descubrir quién eres y no
imaginármelo. Me ha costado toda mi vida llegar a este punto. He pasado
muchísimo tiempo contemplando tu largo pasillo de preguntas sin resolver,
demasiado asustada como para adentrarme. Ya he asumido que el viaje será
doloroso, pero soy consciente de que ese dolor me hará pasar página, no será un
destino en el que permanecer y languidecer. Espero que seas amable conmigo y me
permitas asumir lo que pasó, que es lo que llevo tanto tiempo deseando. Ya
estoy preparada para aceptar quién eres con todos tus matices, ya no hace falta
que seas lo que yo necesitaba que fueras. Estoy lista para borrar los cuentos
de hadas con los que rellené mis lagunas y sustituirlos por la cruda verdad,
por muy desagradable que sea. Si, después de todo, no tienes ninguna respuesta
que ofrecerme, si te llevas tus secretos a la tumba, espero tener el suficiente
coraje como para aceptarlo.
Ojalá el mundo empiece a mirarte con mayor detenimiento y descubra una
versión más realista de ti. Pero no será posible si aquellos que han sido
adoptados no alzan la voz. Hay quienes se encuentran más bajo tus sombras que
bajo tu luz. Cuantos más adoptados dejen de morderse la lengua, más realista
será la imagen que el mundo tenga de ti. Eres un mosaico de experiencias
variopintas, tanto positivas como negativas y una amplia gama de grises por
medio. La primera imagen de la cara oculta de la Luna no llegó a la Tierra
hasta 1959, gracias a una sonda espacial rusa. Esperemos que las voces de los
adoptados sigan la estela de aquel satélite para mostrarle al mundo tu retrato.
Tu verdadera identidad.
Este post fue publicado originalmente en Dear Adoption, apareció posteriormente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido
traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.
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