No se puede ser más miserable
Más
ideología que inteligencia en la estrategia antiterrorista del PP
Público
22 Agosto 2017
Ya nos lo habían demostrado tras la matanza del 11-M, pero no parecen haber
escarmentado. Los estrategas del PP han vuelto a exhibir sus prejuicios
y su soberbia, anteponiendo sus objetivos políticos a la seguridad de los
ciudadanos. Al tiempo que se llenaban la boca con peroratas grandilocuentes que
no correspondían en absoluto a la verdad. Y es que la validez de la gestión
política y ejecutiva sólo se legitima a través de sus resultados. Veámoslo.
En dos ocasiones ha salido ya el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido,
a lanzar brindis al sol de la “unidad” y la “absoluta cooperación” en la lucha
antiterrorista, sólo días después de que sus propios actos lo desmintiesen:
nada más confirmarse que la masacre de las Ramblas se debía a un atentado
terrorista, la cúpula del Ejecutivo –con Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de
Santamaría a la cabeza– se trasladó a Barcelona… pero no para integrarse en el
gabinete de emergencia creado allí por la Generalitat, sino para formar su
propio gabinete de crisis y atribuirse así el mando político de las operaciones
policiales contra el comando asesino. Tan clara era esa intención, que ni esa noche ni a la mañana
siguiente se invitó a esas reuniones a representante ninguno de la Generalitat,
ni siquiera de los Mossos d’Esquadra que estaban persiguiendo sobre
el terreno a los yihadistas. Como se puede apreciar en esta imagen de la
segunda reunión:
Pero esa actuación ejecutiva de ninguneo
de las autoridades de Catalunya y de boicot a los Mossos no era en absoluto
nueva, sino que se había instaurado durante el mandato del ministro del
Interior Jorge Fernández Díaz (2011-2016) como política
gubernamental de clara represalia contra la Generalitat por su orientación
soberanista. Actitud que continuó con la llegada de Zoido a Interior y que era
más que patente en las semanas anteriores al atentado, cuando el ministro se
negó a permitir que los Mossos incorporasen a 500 agentes más, pese a que sus
mandos estaban denunciando no eran capaces de “garantizar la seguridad” porque
la falta de efectivos hacía que no pudieran cumplir con el número
de horas de servicio que se requieren para la lucha antiterrorista. La portavoz del sindicato mayoritario del cuerpo
(SAP-Fepol), Imma Viudes, declaró a Público que se les
estaba “usando como arma política”… y tenía razón.
Así que, tres días después del sangriento atentado de las Ramblas, Zoido
compareció por fin ante la prensa para negar toda esa realidad –obviando,
por supuesto, que él mismo había aducido en el Congreso “la tasa de reposición
fijada” para dejar en sólo 50 el número de nuevos mossos a incorporar– y clamar
que la coordinación y colaboración del Ejecutivo con la Generalitat en la lucha
antiterrorista era “total y absoluta”. En realidad, el ministro hizo un
discurso, tras la reunión del Pacto Antiterrorista, con el que pretendía
desmentir esas anteriores informaciones de Público, sin aportar
argumento ni prueba ninguna para sostener su arenga. Más bien al contrario: fue
precisamente en esa sesión del Pacto Antiyihadista, a la que por primera vez
asistieron como oyentes los partidos nacionalistas, donde Zoido por fin
prometió que los Mossos tendrían acceso a toda la información de Europol… a
partir de septiembre.
Es decir, que en las investigaciones aún en curso sobre el comando que
pretendía perpetrar varias matanzas masivas con furgonetas bomba –planes que se
frustraron y reemplazaron por otros más modestos tras la explosión fortuita de
su arsenal en Alcanar (Tarragona)– los Mossos seguirán sin tener acceso
directo en este mes al sistema de alerta temprana y de información
policial europea de Europol (SIENA y SIRENE). A pesar de que ellos lograron
contener el atentado de Cambrils, impidiendo que se transformara en otra masacre,
y han dado muerte a seis de los terroristas, incluido el conductor de la
furgoneta que causó la carnicería en las Ramblas. Y pese a que diversas pistas
a seguir conducen directamente a Europa, como que el imán de Ripoll y cerebro
de los atentados, Abdelbaki Es Satty, tratase de instalarse a principios de
2016 en la localidad más islamista de Bélgica, Vilvoorde junto a Bruselas, y
viajase también a Francia y Marruecos.
Es más que probable que el imán Es Satty contactase en esos viajes con
grupúsculos yihadistas que le aleccionaron sobre la fabricación de bombas –al
parecer, él fue quien cometió el error de manejo de sustancias explosivas que
llevó a la detonación del polvorín de Alcanar, puesto que su cuerpo fue el que
quedó totalmente destrozado. Pero durante todos esos años, en los que se
estaban fraguando el comando y los planes para sembrar el terror en Barcelona,
los Mossos carecían de acceso a la red de información policial de Interpol…
porque así lo decidió el Gobierno de Rajoy, que desoyó una y otra vez las
reiteradas peticiones de la Generalitat y del propio Parlament de Catalunya
para que el cuerpo policial catalán pudiera consultar las bases de datos
internacionales sobre los yihadistas.
Pero los Mossos no sólo están desconectados de las redes internacionales de
información antiterrorista, sino que incluso se les ha negado acceso a la del
propio Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado
(CITCO), creado por Fernández Díaz en enero de 2015, mediante la fusión de los
dos centros (CNCA y CICO) que coordinaban las tareas policiales contra esas dos
lacras. Más aún, fuentes policiales subrayan Público que ha sido
precisamente el director del CITCO, José Luis Olivera Serrano, quien ha
diseñado esa estrategia de negar información clave a los Mossos, incluidos
los avisos de centros de inteligencia de otros países. Como la advertencia de
la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU de que Barcelona era un blanco
de los yihadistas y, por supuesto, su punto más vulnerable estaba en las
Ramblas.
Se llegó a publicar que la CIA alertó de ello directamente a los Mossos,
pero tanto la Generalitat como el propio president Carles Puigdemont lo han
negado rotundamente. Está claro que “las policías tienen relaciones con otras
policías y las agencias de inteligencia tienen relación con otras agencias de
inteligencia”, como le explicó Puigdemont a Ana Pastor en la entrevista en El
Objetivo del pasado domingo. “A una policía como los Mossos
d’Esquadra ya nos gustaría tener relación directa con la CIA, pero
evidentemente eso no ha ocurrido”, agregó el president.
Fuentes cercanas al Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han admitido a Público
que de vez en cuando han comunicado a los Mossos datos de inteligencia que les
llegaban de otros servicios secretos, precisamente por saber que la policía
catalana estaba aislada de las redes internacionales, igual que tendrá que
hacer el CNI ahora que está llegando mucha información de otros países sobre
las relaciones que pudiera tener el comando, a traves de foros de Internet, con
los grupos que han cometido atentados en el norte de Europa.
Pero cuando Ana Pastor le preguntó directamente a Olivera si se había
transmitido alguna alerta de atentado, procedente de servicios secretos
extranjeros, a los Mossos sobre una amenaza yihadista contra Barcelona, el
director del CITCO se enredó en naderías para no responder:
“Mire… Tanto el CITCO y los distintos servicios de información de Guardia
Civil, Policía, y el CNI, mantienen múltiples contactos con centros homólogos,
con agencias de inteligencia y de información, y hay un feedback
continuo tanto de información como de inteligencia. Entre estas diversas
agencias se comunican distintos sucesos o distintos comunicados que pueden ser
interesantes para todos los servicios. Y… estas informaciones, como usted puede
comprender yo no las puedo revelar en este momento y usted me debe permitir que
mantenga esta discreción”.
Aunque lo peor fue el tono y la forma en la que lo hizo, con una falta de
capacidad dialéctica, de agilidad intelectual y de soltura que hacen dudar a
cualquier espectador (pueden verlo con sus propios
ojos a partir del minuto 1:04:00 en este enlace) de su capacidad al
frente del mando único de inteligencia antiterrorista al que confiamos nuestra
seguridad. Nada sorprendente para los conocedores de la carrera de Olivera, que accedió a tan alto
puesto gracias a sus maniobras en la brigada política de Interior cuando
dirigía la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), y sin que en su trayectoria se
hubiera especializado en lucha antiterrorista y mucho menos en yihadismo.
Quizá lo más sangrante de todo esto es que desde Interior se alentaran
polémicas como la que se desencadenó contra la alcaldesa de Barcelona, Ada
Colau, sobre la no colocación de bolardos en las Ramblas tras una recomendación
de Interior, en diciembre de 2016 y con motivo del atentado contra un
mercadillo navideño en Berlín, cuando la realidad es que eso se debatió entre
los servicios de seguridad del Ayuntamiento y de la Generalitat, y así lo
explicó Puigdemont: “Se analizaron diversas opciones y se vio que era ineficaz
porque pueden entrar por unos metros más adentro. Y cerrar por completo Las
Ramblas es impracticable porque además es una zona en la que deben poder entrar
los vehículos de emergencias para atender a un accidente o un incendio o
cualquier otra emergencia. Por tanto, debe ser una zona a la que debe ser
relativamente fácil acceder a causa de la gran cantidad de gente y de servicios
que operan allí. Eso se valoró y se consideró que lo mejor deberían ser los
refuerzos policiales en algunas zonas que ya existen desde hace tiempo en
varios puntos de Barcelona, y no hubo ningún tipo de discrepancia”.
Se sigue hablando una y otra vez de los bolardos, cuando en Madrid a nadie
se le ocurre pedir que se bloqueen con ellos, por ejemplo, los accesos
peatonales a Montera y Fuencarral desde Gran Vía. Igual que se baraja una y
otra vez en las tertulias que los Mossos fallaron en Alcanar, al no ver en un
primer momento que era un polvorín terrorista, cuando la realidad es que el
chalet quedó reducido a escombros y al principio no se veían ni las más de cien
bombonas de butano ni que había más restos humanos entre las ruinas. Y, ¿si lo
hubieran supuesto de inmediato, habrían podido deducir que se iba a atentar en
el centro de Barcelona a 200 kilómetros de distancia? En cambio, poco se
debate sobre la clara posibilidad de que los Mossos hubieran podido
desarticular antes el comando si hubieran contado con las informaciones de
Europol y del CITCO.
Eso sí, Zoido trató de arrogarse méritos al anunciar antes de tiempo que
“el comando ha sido desarticulado”, cuando ni siquiera había sido aún
localizado el conductor de la furgoneta mortífera ni identificado el cadáver
del imán. Tuvo que ser corregido de inmediato por los Mossos, pero eso no le
cortó para posar con la foto del asesino como si la operación de los Mossos que
acabó con ese terrorista fuera mérito suyo:
Ni él ni Olivera –quienes aseveraron hace poco que
el atentado de las Ramblas era imposible– han demostrado mucha
inteligencia en su gestión como máximos responsables de la lucha antiterrorista
en toda España. En cambio, cada día está más claro que la ideología está
cegando al PP en su obligación de garantizar la seguridad de toda la ciudadanía
frente a la amenaza yihadista. Y todavía hay dirigentes de ese partido,
como el alcalde de Alcorcón, que acusan a Colau de “allanar el camino de los
asesinos”.
No se puede ser
más miserable.
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