Memoria
pública El despacho de Queipo de Llano o cómo hacer apología del golpe de
Estado de 1936
Desde 1992 el despacho del general fascista se exhibe de forma permanente
en el Museo Histórico Militar de Sevilla. El Instituto de Historia y Cultura
Militar del Ejército de Tierra intenta justificar a 'Público' el interés
"histórico de la pieza" por la que han pasado ya 82.000 visitantes en
2017.
Público
Sevilla
María Serrano
El recuerdo de la figura
del general fascista Gonzalo Queipo de Llano ha dejado más de una
huella en la ciudad de Sevilla. Hay varios ejemplos: el majestuoso
cortijo de Gambogaz que el Ayuntamiento de la ciudad le donó en 1937 es uno
de ellos. Otros símbolos que recuerdan el paso de este militar por Sevilla
pueden encontrar desde 1992 en el Museo Histórico Militar de la ciudad
andaluza.
Se trata del despacho y
micrófono con los que el jefe del
Ejército del Sur lanzaba proclamas de odio a la Sevilla de los vencidos.
La mesa donde Queipo firmaba miles de sentencias de muerte es hoy una pieza
"histórica" dentro del museo para el reclamo de turistas que
pasean por el interior de la Plaza de España de Sevilla.
"No incumple la ley de memoria
la exhibición de este despacho, ya que este general fue un cargo relevante
dentro del Ejército, como fue jefe de la Segunda División Orgánica",
apuntan en declaraciones a Público responsables del Instituto de
Historia Militar del Ejército de Tierra.
Este organismo alega "el
valor histórico de la pieza" para justificar que el despacho esté en
exposición permanente. Pero juzguen ustedes mismos. ¿Es democrática la
exposición del despacho de un militar sobre el que pesan miles asesinatos de la
represión en Andalucía y Badajoz? "No tenemos intención de
retirarlo", afirman a Público desde el Instituto Militar.
Otros, como el historiadores Francisco Espinosa califican la exposición
como "apología al golpe de Estado y una muestra de muy mal gusto". El
anterior museo, hoy ya cerrado, se ubicaba en la Maestranza de Artillería.
Desde su despacho en la Plaza
de la Gavidia junto al micrófono, también expuesto, Queipo insultaba, amenaza y
aterrorizaba a los sevillanos en cada una de sus arengas. Espinosa relata
cómo los propios vecinos de la "Sevilla más popular escondían los aparatos
de radio para que no se escuchara en lugares públicos por el efecto tan
demoledor que provocaba". Y es que Queipo no tenía escrúpulos a la hora de
mantener una dura guerra psicológica para someter a sus vecinos.
De todos sus discursos, destaca
la crueldad del general para incitar incluso la violación de las mujeres
republicanas. "Nuestros valientes Legionarios y Regulares han demostrado a
los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad. Y, a la vez, a sus
mujeres. (…) Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no
milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y
pataleen".
Sin denuncias públicas
sobre la exposición
Ninguna asociación ha
presentado una denuncia reciente ante la evidente apología del fascismo
en un museo de ámbito estatal. Sin embargo, las opiniones de los principales
representantes de los grupos memorialistas dejan entrever la discordia que
supone exponer este tipo de símbolos. Paqui Maqueda, presidenta de la
asociación Nuestra Memoria sentencia: "No se debe ni se puede exhibir
símbolos fascistas con dinero público como reclamo al turismo". En el
museo no se observan muestras del Ejército Popular de la República. Tampoco
imágenes de sus generales. "El ejército democrático debe actualizarse y
reconocerse en el ejemplo de democracia y no en símbolos de la dictadura que
durante cuarenta años arrojó terror y muerte en el suelo de esa patria a la que
dicen defender con su vida".
Cecilio Gordillo habla como coordinador del grupo Recuperando la
Historia Social de Andalucía de CGT de la "responsabilidad de las
administraciones en la retirada de estas muestras de odio". No solo por
parte de la ley estatal del año 2007. También por la reciente "ley de
memoria democrática andaluza que tiene que intervenir ante este tipo de
supuestos". Además, aclara el interés de su asociación en que se investigue
la propiedad donada a la familia de Queipo de Llano, el Cortijo de Gambogaz,
propuesto por el Grupo como un posible nuevo lugar de la memoria en Andalucía.
El mueble y micrófono se
situaron desde julio de 1936 en la antigua sede del ejército, la plaza de la
Gavidia de Sevilla. El antiguo cuartel de Queipo es actualmente la sede de los
servicios centrales de la Consejería de Justicia. La intención de la Junta en
2008, a través de la exconsejera Evangelina Naranjo, sería crear en este
espacio el Centro de la Memoria Histórica de Andalucía. El inmueble sería un
espacio de consulta sobre documentación de la Guerra Civil y la represión en la
comunidad. Sin embargo, en la actualidad no hay indicios de la ejecución del
proyecto.
El querido y
despreciado Queipo de Llano en Sevilla
La Sevilla más conservadora
siempre consideró a Queipo como un "hijo querido", a falta de retirar aún a día de hoy su tumba de la
actual basílica de la Macarena. En vida la gloria de Queipo no duró
muchos años. "La imagen de salvador le duró poco tiempo. Tras la victoria
de Málaga en el año 1937, cargos muy significados del régimen comenzaron a
hacer voz crítica contra este militar que iría poco a poco quedando
relegado", aclara el historiador Francisco Espinosa.
Cuando preguntamos a Espinosa
sobre el número de víctimas que pesan sobre la firma de Queipo destaca que la
cifra podría ser mucho mayor si "los militares y la propia policía dejaran
a los investigadores entrar en sus archivos. Puede que la documentación esté
retenida o desaparecida, pero hasta ese momento no sabremos el número de
crímenes de guerra de militares tan sanguinarios como Queipo de Llano".
Unas proclamas
elogiadas por la Alemania nazi
Al final la guerra, Queipo fue
ascendido a teniente general. Cada vez más incómodo para el nuevo régimen de
Franco, el jefe del entonces Ejército del Sur fue perdiendo posiciones entre la
jefatura franquista por su carácter impulsivo. Sus proclamas radiofónicas
llegaron a molestar a los propios vencedores. "Era tal el desagrado de
aquellos mensajes, burdos y malsonantes que en el mes de enero de 1938
quisieron terminar con las parodias que montaba. Los propios franquistas
odiaban escuchar la propia emisora de Unión Radio Sevilla".
Espinosa recuerda que fue tal
la creación de la atmósfera de terror que "el propio gobierno nazi
condecoró a Queipo por sus arengas radiofónicas en los años de mayor esplendor
de Hitler". En 1942 volvería de su exilio en Italia para continuar su
plácida vida en la el cortijo Gambogaz, que el general había comprado con
dinero público —100.000 pesetas— en diciembre de 1937.
El cortijo Gambogaz,
regalo de la ciudad de Sevilla
El entonces alcalde Ramón de
Carranza entregó a Queipo de Llano una ofrenda económica de unas 100.000
pesetas. Esta elevada partida agradecía la "salvación de la barbarie
roja".
Queipo y su familia invertiría la cifra en la
compra del conocido Cortijo de Gambogaz, situado en las cercanías de los
terrenos de la Expo 92. El paraje encuentra prácticamente abandonado. La
titularidad se encuentra a nombre de la actual Fundación Proinfancia Queipo de
Llano y de sus herederos legítimos los nietos de Queipo de Llano. El
Ayuntamiento de Camas y asociaciones memorialistas como la CGT reclaman la
titularidad pública del cortijo para convertirlo en lugar de la memoria y
en un futuro centro de interpretación.
Gambogaz, lugar de la
memoria
Eva Pérez, delegada de cultura
del ayuntamiento de Camas presentó en 2012 una propuesta, junto al grupo
memorialista de CGT Andalucía, recogiendo la intención de que el Cortijo de
Gambogaz sea incorporado al catálogo de Lugares de la Memoria Histórica. La
Dirección General de Memoria Democrática de la Junta acogería el trámite para
su estudio.
La propuesta presentada
también por el Grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía,
de CGT-A, reclama el interés en Gambogaz por el desarrollo “de trabajo esclavo
por parte de presos políticos” en las tierras de Queipo.
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