Víctimas del
Franquismo
Exhuman en una mina de Cáceres
los restos de 48 personas ejecutadas en 1936
Desde la Diputación de Cáceres
afirman que la recuperación y dignificación de las víctimas del Franquismo
"es una obligación humanitaria"
cáceres
Público
europa press
La exhumación de la mina Terría en
el término municipal de Valencia de Alcántara (Cáceres) ha descubierto los
restos de, al menos, 48 personas que entre los meses de agosto y diciembre de
1936 fueron sacadas de sus casas o de la cárcel y trasladadas al paraje de
dicha mina para ser ejecutadas.
Se trata de vecinos de distintas poblaciones como
Valencia de Alcántara, Cedillo, Membrío o Herrera de Alcántara que, 82 años
después de que fueran ejecutados, podrán ser identificados y entregados a sus familiares
gracias al proyecto promovido por el Ayuntamiento de Valencia de Alcántara y la
Diputación de Cáceres.
La presidenta de la Diputación de
Cáceres, Rosario Cordero, y el alcalde de Valencia de Alcántara, Alberto Piris,
han dado a conocer este lunes los resultados de este proyecto en un acto en el
que también han estado presentes la Universidad de Extremadura (UEx), con
Julián Chaves, figura clave en las investigaciones sobre las víctimas de la
Guerra Civil y del Franquismo.
También ha participado la
Agrupación de Familiares con la presencia de Conchita Viera, hija del que fuera
alcalde republicano Amado Viera Amores, y que ha luchado durante las últimas
décadas para que la búsqueda, tanto de su padre como del resto de víctimas
sepultadas en la mina, no cayera en el olvido.
Igualmente se ha podido escuchar la voz de Toñi
Perera, nieta del también ejecutado Pedro Perera, presidente de la Casa del
Pueblo de Valencia de Alcántara, y la directora del proyecto Laura Muñoz
Encinar, que ha explicado los pormenores técnicos de un proyecto que puede ser considerado como "el más difícil y
complejo abordado hasta la fecha en España".
Cordero ha dicho que la recuperación y dignificación
de las víctimas del Franquismo "es una obligación humanitaria" que
las administraciones deben llevar a cabo para "promover la reparación
moral y la recuperación de la memoria personal y familiar de las personas que
padecieron persecución o violencia, por razones políticas, durante la Guerra
Civil y la dictadura".
Así, para este proyecto la
diputación cacereña ha aportado 40.000 euros con los que se han financiado los
gastos de las excavaciones, exhumación y reinhumación de los restos.
El alcalde de Valencia de Alcántara,
Alberto Piris, ha destacado la importancia de este proyecto no solo para las
familias de la localidad, sino de toda la comarca porque en un principio se
pensaba que podrían encontrarse los cuerpos de 14 personas, y finalmente han
aparecido, al menos, los restos de 48.
"Con este proyecto estamos recuperando una parte
muy importante de la historia de toda una comarca que durante años ha permanecido enterrada en el
silencio y, además, nos ha permitido arrojar luz sobre nuestro
pasado traumático más reciente", ha dicho el regidor.
Asimismo, Laura Muñoz, directora
del proyecto, ha explicado que el equipo de investigación realizó en primer
lugar un trabajo de documentación y recogida de datos, entre ellos las
identidades de los represaliados durante la Guerra Civil y el Franquismo que
pudieran estar enterrados en dicha mina. El listado de víctimas estaba
compuesto por vecinos de Valencia de Alcántara, junto a represaliados de otros
municipios de la Mancomunidad de Sierra de San Pedro como Cedillo, Membrío o Herrera
de Alcántara.
"Durante esta etapa de la investigación -ha
añadido-, documentamos también las condiciones en las que se produjeron las
detenciones. Al mismo tiempo, solicitamos la ayuda y colaboración de los familiares para que nos
proporcionasen datos relativos a los desaparecidos, tanto de
carácter antropológico: estatura, edad, peso, patologías, etc, así como otros
datos de interés que pudieran ser de ayuda en la identificación para las
víctimas tales como vestimenta u objetos personales".
Las tareas de campo se iniciaron
a finales del mes de noviembre de 2017 y la primera fase de intervención se
desarrolló entre los días 27 de noviembre y 17 de diciembre de 2017, que estuvo
centrada en la instalación y acondicionamiento del área de intervención, apertura,
valoración técnica del pozo y desescombro.
"El mayor problema que nos encontramos en la mina
Terría ha sido el agua ya que este proyecto es el primero que se ha realizado en un pozo con
agua, presentándose como un enorme reto hasta el momento nunca abordado
por ningún equipo técnico en todo el Estado", ha dicho la directora.
Evidencia de muerte violenta
Los primeros restos humanos que confirmaban la
presencia de los cuerpos en el interior del pozo aparecieron a 25 metros de
profundidad donde la superficie del pozo se reducía significativamente y media
2,5 metros de largo por 1,5 metros de ancho y pertenecen a un número mínimo de 48 individuos de distintas edades, desde
individuos juveniles hasta personas de edades avanzadas.
"Además, los restos muestran claras evidencias de
muerte violenta, como son orificios e impactos de bala, tanto en los cráneos como
en otras partes anatómicas", ha explicado la directora del proyecto.
Una vez finalizado el trabajo de campo los restos han
sido trasladados a la Universidad de Extremadura (UEx), donde serán analizados
en los próximos meses en un laboratorio acondicionado para tal efecto. A partir
de ahora, y previsiblemente a lo largo de un año, el trabajo estará centrado en el análisis y
estudio de los restos obtenidos de la excavación.
"Nos queda mucho trabajo por
hacer, tanto en el análisis de los restos como respecto a las posibles
identificaciones. No obstante, podemos afirmar que hemos dado respuesta a una
de las principales demandas de los familiares de víctimas de represión en la
provincia de Cáceres", concluye Laura Muñoz.
Agradecimientos de los familiares
El acto ha concluido con las
intervenciones de dos familiares de algunos de los fusilados, como la hija del
ex alcalde republicano de Valencia de Alcántara, Conchita Viera, quien
agradeció a todas las instituciones, agentes sociales, asociaciones y
empresarios que han colaborado en esta exhumación.
"Agradezco a los que habéis hecho posible que,
tras ochenta y dos años, se haya podido realizar la prospección de la mina donde mi padre y otros muchos fueron
arrojados, sin símbolos externos, sin cruces y silenciados, pero
ellos, en medio del agua y del lodo formaron su propia cruz", ha dicho.
También Toñi Perera recordó a su abuelo, al que se lo
llevaron un 24 de agosto de 1936 y fusilaron el 26 de agosto. "Durante
mucho tiempo mi padre y mi abuela lo buscaron sin descanso. Con este acto ahora
solo se pretende tratar de devolver a la memoria
colectiva que aquellos que fueron asesinados solo lo fueron por
soñar con un mundo más justo, pero su dignidad nunca la perdieron y su recuerdo
nunca se borrará de nuestra memoria", ha concluido.
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