El aberrante testimonio de un cura sobre los
abusos en el Próvolo de Italia y la conexión con Argentina
La declaración fue grabada con una
cámara oculta. Desde la cama de un hospital de Verona, el padre Eligio Piccoli
confirma las vejaciones sexuales a los niños y el traslado de los sacerdotes
abusadores a diferentes puntos del país
11 de mayo de 2017
Un
periodista se infiltró en el hospital donde está internado el padre Eligio
Piccoli y, haciéndose pasar por un ex alumno del instituto
Antonio Próvolo de Verona, logró que el religioso le diera escabrosos
detalles de cómo eran los abusos a los que él y otros curas sometían a los
internos. Las pruebas reforzaron las denuncias de las víctimas en la
causa que investiga la justicia italiana y podrían tener repercusiones en los
casos de Argentina.
La
entrevista fue realizada en la localidad de Negrar, cerca de Verona, en un
edificio que es parte de la estructura vaticana y que alberga entre otros sacerdotes
al ex cura del Próvolo, Eligio Piccoli, uno de los 24
acusados en la causa que investiga 67 abusos sexuales a menores de edad dentro
de la institución religiosa, entre las décadas de 1960 y 1980.
“Abusábamos de los niños sordos, éramos al menos diez”
La
grabación, registrada con una cámara que el periodista italiano Sacha
Biazzo del sitio Fanpage.it llevó oculta entre
su ropa, muestra una habitación blanca, luminosa, que tiene como única
decoración un pequeño crucifijo. Desde su cama, Piccoli accede a recibir al
supuesto ex alumno, que le dice querer conocer cuánto hay de cierto en las
versiones que hablan de "abusos a niños sordos" ocurridas
dentro de la escuela.
El relato
impacta por el detalle, la ligereza con que se narran los hechos y los
constantes intentos del sacerdote por relativizar o justificar lo sucedido.
Durante el intercambio Piccoli confirma, además, un dato para nada menor: los
curas que eran descubiertos o denunciados eran enviados a la Argentina.
No lo dice
como una posibilidad ni como algo que ocurrió alguna vez, Piccoli da cuenta de
un procedimiento establecido y conocido por todos dentro de la estructura del
Próvolo en aquellos años. "Había que elegir, 'a tu casa' o 'a América'",
explica en el video.
Es en este
punto donde los abusos en Italia encuentran un link directo con los casos
denunciados en las sedes argentinas. Es la confirmación en boca de uno de los
responsables, de que los curas expulsados, lejos de ser castigados por la
Iglesia, eran reubicados, protegidos, y dejados en libertad para seguir sumando
víctimas de este lado del Atlántico.
La
revelación, a pesar de su importancia, no se compara en materia de impacto con
los pasajes en los que el religioso, siempre convencido de que el periodista es
un ex alumno del Próvolo, cuenta los abusos. Resultan perturbadores los
detalles que da al relatar las distintas escenas de las que tuvo conocimiento,
y de las que fue parte: "Abusábamos de los niños sordos, éramos al
menos diez", dice.
Menciona
también entre los implicados al fallecido Giovani
Turati, junto a Piccoli, uno de
los 24 sacerdotes acusados por
los 67 abusos que ex alumnos denunciaron
que ocurrieron en el establecimiento educativo entre fines
de la década del 50 y hasta 1984.
-¿Era una
cosa común, frecuente?
-En esa época sí.
-¿Es decir que lo hacían un poco todos los curas?
-Un poco todos, sí, sí.
-¿También sexo?
-Sí, sí.
-¿Sexo?
-Sí, sí.
-¿Y los sacerdotes, cuando se sabía, eran retirados?
-Eliminados.
-¿Cuando se descubrían los abusos?
-Estaba Don Turati por ejemplo, que hizo esas cosas, y luego "a América".
-¿Eran enviados cuando se descubría que habían realizado abusos a los niños?
-Sí, a Argentina, a Argentina.
-En esa época sí.
-¿Es decir que lo hacían un poco todos los curas?
-Un poco todos, sí, sí.
-¿También sexo?
-Sí, sí.
-¿Sexo?
-Sí, sí.
-¿Y los sacerdotes, cuando se sabía, eran retirados?
-Eliminados.
-¿Cuando se descubrían los abusos?
-Estaba Don Turati por ejemplo, que hizo esas cosas, y luego "a América".
-¿Eran enviados cuando se descubría que habían realizado abusos a los niños?
-Sí, a Argentina, a Argentina.
Además, tras
describir los peores actos de sus compañeros en el instituto Próvolo,
Piccoli termina relatando también el abuso a un menor que él
mismo protagonizó.
Los casos de
abuso fueron analizados por una comisión presidida por Mario Sannite,
juez retirado y ex presidente del Tribunal de Verona, que tuvo la tarea
de "escuchar a las víctimas y establecer la verdad".
En base a
eso la Congregación para la Doctrina de la Fe, un órgano colegiado
de la Santa Sede, en un extenso documento fechado a fines de 2012, adoptó las
"penas" para los curas acusados de abuso de menores. Sobre Eligio
Piccoli determinó: "Dada la edad avanzada y la mala salud, se
sanciona con precepto penal la orden que implica llevar de ahora en
más una vida dedicada a la oración y a la penitencia, la prohibición de todo
contacto con menores y la vigilancia constante por parte de personas
elegidas por el obispo de Verona".
En Italia,
la Red L´Abuso, una organización sin fines de lucro que lucha por
que se esclarezcan los hechos ocurridos en el Próvolo de aquel país, destacó el
importante aporte de la investigación periodística de Biazzo, ya que por
primera vez existe un registro en el que uno de los responsables da detalles de
la mecánica del horror que funcionaba dentro de la institución.
Las
precisiones del padre Piccoli adquieren una importancia trascendental ahora en
la investigación, ya que su versión puede ser contrastada con las denuncias de
las víctimas y reforzarlas.
Del mismo
modo, la declaración del religioso da cuenta de la transferencia de sacerdotes,
unas veces sistemática y otras impuesta, hacia la Argentina. Se cree que el
dato podría tener relevancia jurídica, por ejemplo, en el caso del cura
italiano radicado en el país Nicola Corradi, hoy de 82 años,
principal acusado por los más de 60 abusos en el instituto
Antonio Próvolo de Luján de Cuyo, en Mendoza.
En el caso
del Próvolo mendocino, además de Corradi, están detenidos el sacerdote Horacio
Corbacho, el monaguillo, Jorge Bordón, dos empleados
administrativos, José Luis Ojeda y Armando Gómez,
y la recientemente implicada monja Kumiko Kosaka.
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