Siete magistradas y magistrados del SUPREMO deliberan ahora sobre un juicio que nunca debió llegar tan lejos. Porque lo que se analiza ya no es una supuesta filtración, sino si en España el poder político-mediático puede tumbar a un fiscal general sin pruebas sólidas.
LA
HORA EXACTA LO CAMBIA TODO
La cronología es la clave que la acusación intenta disimular:
• 12 de marzo de 2024 → El abogado del novio de Ayuso envía el correo ofreciendo una conformidad.
• 13 de marzo, 22:10 → laSexta publica que la oferta vino de él, no de la Fiscalía.
• 23:51 → La SER publica el contenido del correo.
Si lo esencial ya estaba publicado a las 22:10, no existe revelación de secretos posterior.
Lo dice la doctrina del propio Tribunal Supremo: “no se puede revelar lo ya revelado”. Pero aquí pretenden que la doctrina se adapte a la acusación, no al revés.
LOS
TESTIGOS QUE INCOMODAN
Los cuatro periodistas que declararon fueron cristalinos:
La filtración NO vino de Álvaro García Ortiz.
Ninguno lo señaló. Ninguno lo insinuó. Ninguno pudo situarlo en el origen de la información.
Mientras tanto, el jefe de gabinete de Ayuso admitió en sala que mintió deliberadamente sobre quién inició la oferta de conformidad.
Pero aquí no se juzga a quien mintió: se juzga a quien desmintió la mentira.
LOS
QUE QUIEREN UNA CONDENA A TODA COSTA
La acusación es un frente ideológico más que jurídico:
Vox, Hazte Oír, APIF, Manos Limpias, ICAM y la acusación particular.
Todos ellos piden condena por delitos como:
• revelación de secretos
• violación de secretos
• infidelidad en la custodia
• prevaricación
Con penas que incluyen hasta 6 años de cárcel, 12 de inhabilitación o 400.000 € entre multas e indemnizaciones.
Pero ninguna prueba sitúa al fiscal general en el origen de la filtración.
LA
UCO Y EL VOLCADO CONTAMINADO
El 30 de octubre de 2024, la UCO registró los despachos del fiscal general y de su homóloga provincial.
La defensa sostiene que ese volcado vulnera derechos fundamentales y es nulo.
Si el volcado cae, media acusación se esfuma.
Y quien conoce la causa lo sabe.
EL
FONDO DEL ASUNTO
Este juicio no es un trámite judicial. Es un pulso político.
Se decide si un bloque reaccionario puede marcar la agenda, fabricar un escándalo, empujar una acusación sin pruebas y tumbar a un fiscal general para dejar claro quién manda.
El nombre propio es lo de menos.
El aviso es lo de más.
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El Supremo, la filtración y la obsesión: cómo se fabrica un lawfare
https://spanishrevolution.net/el-supremo-la-filtracion-y...
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