Soraya se
peina ‘la coleta’: avanza su plan para convertirse en ‘la Pablo Iglesias’ del
PP
Ante la
debilidad de Mariano Rajoy, la vicepresidenta acelera: estos son los círculos
de poder que está creando en su apoyo para ser el 'relevo generacional' que ya
han tomado los otros partidos
F. MEDINA | 05/12/2014
ElPlural
Quizás pasara desapercibido para la mayoría. Pero no era un gesto
vacío. Este jueves, en Zarzuela, en la toma de posesión de Alfonso Alonso como
nuevo ministro de Sanidad, allí estaba ella. A la derecha de Rajoy, vestida de
formal negro, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. Ha ido a otras
tomas de posesión, pero esta vez su presencia tenía doble lectura: la formal,
la que marca el protocolo. Pero también estaba la otra, la de quien
presencia cómo se suma un ‘hooligan’ más a ‘su equipo’ en el Ejecutivo.
‘La visir que quiere ser califa en lugar del califa’
Porque tres cambios ha hecho Rajoy este año en el Gobierno, bien que forzado por dimisiones o causa mayor (como fue el caso de Arias Cañete propulsado a Bruselas) y un, dos, tres…, todos los cambios han llevado el sello ‘Soraya’. Aunque la guinda es el de Alfonso Alonso: ‘su elección’ para sustituirla al frente del Grupo Parlamentario Popular; ‘su elección’ para sustituir a una ‘rajoysta’, Ana Mato. Otra muesca en su camino hacia convertir en realidad el sueño de aquel viejo personaje de los comics, Iznogood, el visir que quería ser califa en lugar del califa.
Porque tres cambios ha hecho Rajoy este año en el Gobierno, bien que forzado por dimisiones o causa mayor (como fue el caso de Arias Cañete propulsado a Bruselas) y un, dos, tres…, todos los cambios han llevado el sello ‘Soraya’. Aunque la guinda es el de Alfonso Alonso: ‘su elección’ para sustituirla al frente del Grupo Parlamentario Popular; ‘su elección’ para sustituir a una ‘rajoysta’, Ana Mato. Otra muesca en su camino hacia convertir en realidad el sueño de aquel viejo personaje de los comics, Iznogood, el visir que quería ser califa en lugar del califa.
Y para lograrlo, durante todos estos años en Moncloa, la vicepresidenta ha ido
creando una serie de círculos de poder en los que apoyarse. Círculos
que le aseguran influencia y protección en muchos niveles, de forma que cuando
llegue el momento (cada vez toma más cuerpo que eso podría ser en sólo unos
meses) de que en el PP ‘se releve’ a Mariano Rajoy, su figura parezca
‘incontestable’.
En este sentido, no ha sido en los digitales progresistas
y de izquierdas donde primero se ha comenzado a señalar que Rajoy está acabado,
que su imagen generacionalmente desentona frente a los Sánchez, Garzón,
Iglesias…, que se ha quedado sin energía y hace falta un relevo: Losantos,
Isabel San Sebastián, Ignacio Camacho…, El Mundo y el ABC no han dudado en
tentarle las ropas. Tanto que Marhuenda, siempre le quedará a Rajoy Marhuenda, tuvo que salir en su
defensa. Y luego está El País, aunque este medio juega otro papel en
este asunto, del que luego hablamos.
El círculo de abogados del Estado.., los íntimos entre
los íntimos
En la pavimentación de su camino ‘al trono máximo’, con quien cuenta Soraya en primer lugar es con el clan de los abogados del Estado. El poder de esta carrera siempre ha sido grande en la Administración, pero ahora se ha añadido un punto clave: hay toda una generación de ellos que funcionan como un clan, y que ocupan sillones clave en instituciones oficiales.., y privadas.
En la pavimentación de su camino ‘al trono máximo’, con quien cuenta Soraya en primer lugar es con el clan de los abogados del Estado. El poder de esta carrera siempre ha sido grande en la Administración, pero ahora se ha añadido un punto clave: hay toda una generación de ellos que funcionan como un clan, y que ocupan sillones clave en instituciones oficiales.., y privadas.
La influencia de Soraya Sáenz de Santamaría sobre este
grupo le viene dada por su condición de ser ‘uno de ellos’ y, claro, por su
preeminente posición política, pero también a través de quien es su mano
derecha, Jaime Pérez
Renovales, el ‘patrón’ de ese grupo generacional, los llamados miembros de ‘la
gloriosa’, una promoción a la que pertenece también el propio marido de la
vicepresidenta, Iván de la Rosa.
La propia ‘jefa’ de todos los abogados del Estado, directora del
Servicio Jurídico del Estado es el cargo oficial, Marta Silva Lapuerta
(atención a sus apellidos), es miembro destacado del grupo, y a su nombramiento
no fue ajeno, claro, la vicepresidenta. Pero hay más: los subsecretarios de Economía, de
Interior, la Secretaria General Técnica de Economía, el director general de
Deportes…, todos ellos son ‘del grupo’.
Pero es que además, y esto no es menos importante,
todos ellos, y otros muchos ‘amigos’ abogados del Estado de carrera, han estado
o están en los puestos clave
de las grandes empresas del país, como el Banco de Santander, Telefónica,
OHL, Abertis… La propia vicepresidenta tiene sus contactos con este mundo de la
gran empresa, pero sin duda los tentáculos que le ofrece este clan de los
abogados del estado no es en absoluto despreciable.
El círculo del Gobierno
La influencia de la vicepresidenta en la estructura del Ejecutivo queda patente mirando el organigrama oficial. Su poder de control alcanza simplemente a todas y cada una de las áreas del Gobierno. Aunque por resumir cómo lo ejerce, se puede decir que lo hace a través de dos corrientes.
La influencia de la vicepresidenta en la estructura del Ejecutivo queda patente mirando el organigrama oficial. Su poder de control alcanza simplemente a todas y cada una de las áreas del Gobierno. Aunque por resumir cómo lo ejerce, se puede decir que lo hace a través de dos corrientes.
Por un lado en la
propia mesa del Consejo de Ministros. Es ahí donde se añade la muesca del
nuevo ministro de Sanidad a la influencia que ya ostentaba ‘Soraya’. En estos
momentos, así se reconoce en círculos del PP, apenas Luis de Guindos, porque
está ya ‘en otro mundo’, pendiente de su salto a Europa, y los ‘rajoystas’
ministros de Exteriores e Interior, hombres de otra generación, y Montoro
escapan a su ‘control’. Todos ellos, sin embargo, personajes ‘en extinción’,
sin futuro político, al menos cara a ocupar un puesto en el Gobierno, a partir
de 2015.
Pero es que hay otro control previo que ejerce ‘el equipo’ de la
vicepresidenta sobre los ministerios. Sus tentáculos se ejercen por un lado a
través de su jefa de Gabinete, María González Pico, que ‘coordina’, y este es
un asunto no baladí, a los
jefes de gabinete de todos los ministros. Por otro, a través de del
propio Pérez Renovales, su ‘mano derecha’, que organiza las reuniones semanales de
subsecretarios (que
preside por cierto la misma Soraya), donde se decide qué temas acaban y son
aprobados cada viernes en la mesa del Consejo de Ministros. La influencia que
esto le da sobre los ministerios no necesita mayor explicación.
Circulo de influencia institucional
Soraya Sáenz de Santamaría, recordamos, era la jefe y portavoz del Grupo Parlamentario Popular (GPP) en la pasada legislatura. En ese cargo es donde, una recién llegada al partido como era ella en 2004, hizo ‘músculo’. Consciente del poder que da ese control de los diputados, cuando saltó a Moncloa lo hizo sin soltar ni uno de sus dedos sobre el cuello del grupo popular en el Congreso. No sólo dejó como portavoz a su ‘protegido’ Alfonso Alonso, ahora ascendido al Gobierno, sino que además situó como secretario de Estado de Relaciones con las Cortes a quien había sido más que su segundo, su sombra, en el GPP: José Luis Ayllón.
Soraya Sáenz de Santamaría, recordamos, era la jefe y portavoz del Grupo Parlamentario Popular (GPP) en la pasada legislatura. En ese cargo es donde, una recién llegada al partido como era ella en 2004, hizo ‘músculo’. Consciente del poder que da ese control de los diputados, cuando saltó a Moncloa lo hizo sin soltar ni uno de sus dedos sobre el cuello del grupo popular en el Congreso. No sólo dejó como portavoz a su ‘protegido’ Alfonso Alonso, ahora ascendido al Gobierno, sino que además situó como secretario de Estado de Relaciones con las Cortes a quien había sido más que su segundo, su sombra, en el GPP: José Luis Ayllón.
Y no hay que olvidar otro movimiento que hizo ‘Soraya’
tan pronto comenzó a ‘diseñar’ la nueva administración y que tiene una
importancia manifiesta: ‘birló’
el control del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) a Defensa y se lo pidió
para ella. Es con la vicepresidenta con quien despacha el director del CNI,
es ella, la que ve primero los informes del ‘espionaje’… Es ella quien ‘decide’
las directrices de lo que se investiga.., o lo que no.
Pero su ojo ve también en prácticamente todas las instituciones y
departamentos del Estado. Un ejemplo tomado ‘casi’ al azar. En la Comisión
Nacional de Valores, el gran regulador de los mercados, la segunda en el mando
es Lourdes Centeno.., abogada del Estado y, claro, miembro del ‘clan de la
gloriosa’. Las conexiones con el mundo económico que aporta este cargo no
necesitan más explicación.
Círculos de este y de otros mundos
Pero su reino no es sólo ‘Madrid’. Es de ella de quien dependen las Delegaciones del Gobierno en las Comunidades Autónomas, lo que le da mano en todos los rincones del país.
Pero su reino no es sólo ‘Madrid’. Es de ella de quien dependen las Delegaciones del Gobierno en las Comunidades Autónomas, lo que le da mano en todos los rincones del país.
Aunque su influencia, en realidad, va más allá de
‘este mundo’. Es ella quien ejerce, en este sentido, con el control de las relaciones con la
Iglesia. Y no sólo para los asuntos formales. Su viaje al Vaticano en las
fechas en las que el Gobierno abortaba definitivamente el proyecto de ley de
interrupción del embarazo de Gallardón, cuesta pensar que fuera casual.
Y luego están los medios…
Ya hemos apuntado cómo menudea cada vez más el ‘balaceo’ de ’las plumas’ de la derecha contra Rajoy. Pero eso es desgaste de quien hay que derribar. ‘En positivo’, Soraya Sáenz de Santamaría trabaja otros campos. Nos referimos a grupos como PRISA, que ‘venden’ su imagen en otros ‘mercados’.
Ya hemos apuntado cómo menudea cada vez más el ‘balaceo’ de ’las plumas’ de la derecha contra Rajoy. Pero eso es desgaste de quien hay que derribar. ‘En positivo’, Soraya Sáenz de Santamaría trabaja otros campos. Nos referimos a grupos como PRISA, que ‘venden’ su imagen en otros ‘mercados’.
Que le digan a Gallardón, por ejemplo, que eficaz
puede ser el apoyo de El País y la SER para vender la imagen de un político a
‘los votantes de centro’, incluso cuando se es tan retrógrado como el
exministro. Busquen en este sentido una crítica a la gestión de ‘Soraya’ en las
páginas del diario de PRISA… Aguja en un pajar.
Claro que la vicepresidenta ha hecho lo suyo a cambio
para salvar a PRISA de la quiebra, pero no puede olvidarse que le han devuelto
el favor: seis meses llevaba en el Gobierno ‘Soraya’ cuando Juan Luis Cebrián
le abrió las puertas del Club Bilderberg que se reunía en Virginia.
Este trato de los medios con Soraya Sáenz de
Santamaría es el que le permite, por ejemplo, que su vida y sus ingresos no
tengan el escrutinio que sufren otros políticos. En ELPLURAL.COM ofrecimos las
cuantías de sus sobresueldos (más de 1.200.000 euros en siete
años recibidos de la política), por ejemplo, que otros medios
prefirieron silenciar. O las condiciones en las que
obtuvo la hipoteca de su chalet en una zona céntrica de Madrid, sobre la que
preguntamos en Moncloa, hasta el momento sin obtener respuesta, con
un banco en el que entonces era directivo su actual número dos, Pérez
Renovales. Dato por el que otros medios han mostrado gran interés cuando se ha
tratado de otros políticos.
Su talón de Aquiles.., su partido
Un único punto débil tiene la vicepresidenta ‘Iznogood’ que quiere ser presidente en lugar del presidente, su propio partido. ‘Soraya’ es joven, como Sánchez, como Garzón, como Iglesias…, y ‘Soraya’ es vista en el PP como ‘una recién llegada’. Un pecado grave en un partido tan regionalizado y con tantas raíces en una vallisoletana residente en Madrid, sin ‘reino’ fuera de las moquetas de Moncloa, los ministerios, o el Congreso.
Un único punto débil tiene la vicepresidenta ‘Iznogood’ que quiere ser presidente en lugar del presidente, su propio partido. ‘Soraya’ es joven, como Sánchez, como Garzón, como Iglesias…, y ‘Soraya’ es vista en el PP como ‘una recién llegada’. Un pecado grave en un partido tan regionalizado y con tantas raíces en una vallisoletana residente en Madrid, sin ‘reino’ fuera de las moquetas de Moncloa, los ministerios, o el Congreso.
Es cierto que muy posiblemente Ruz le ayude a quitarse
del medio a Cospedal, la que parecía su gran rival en 2011, pero hay otros
‘barones’ que no podrá desplazar tan fácilmente y que ‘estaban antes que ella’
en el partido. Quizás Núñez Feijóo sea el ejemplo más claro. Bien es verdad que
visto todo lo anterior… ¿Qué no sabrá ella que pueda ‘dejar fuera de la foto’ a
quien se mueva?
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