Carta navideña al Rey
Teniente Luis Gonzalo Segura
24-12-14
Público
Majestad, esta entrada del blog se
la dirijo a Usted en persona y lo hago con sumo respeto. Hoy he tenido
conocimiento de las quejas que le desearían hacer llegar sus soldados, los de
la Guardia Real, los que sirven en su palacio. Me cuentan que Usted siempre es
muy amable con ellos y que sienten una frustración enorme porque cuando Usted
baje el día de Nochebuena todo se engalanará con vistas a engañarle, como ya es
tradición. Hoy pretendo transmitirle, aunque me encuentre encerrado (esta
entrada la escribí desde el Centro Disciplinario) lo que sus soldados quisieran
decirle pero no pueden porque tienen miedo a perder su empleo.
Cuentan que cuando se acerca la
Nochebuena pintan el Cuerpo de Guardia (que es el lugar en el que los miembros
de la guardia descansan cuando les corresponde) o recubren con una funda el
repugnante sofá en el que se sientan día tras día y que se encuentra calzado
con… ¡una caja de frutas! (aunque años atrás se usaba una papelera). Cuando van
al baño y se sientan en el retrete una gota de agua les cae en la cabeza debido
a las goteras o cuando hacen las guardias en las garitas la calefacción no
funciona en ellas.
En cuanto a su situación laboral no
es que sea buen precisamente, al menos eso es lo que cuentan. Afirman que hacen
más horas de las que debieran sin que se las remuneren (práctica habitual en el
Ejército), les amenazan cuando tienen bajas médicas o percances físicos o les
tratan de forma despectiva: “no te doy lo que pides porque no me sale de los
cojones”, “esto que hay aquí es un soldado o una rata”, “vosotros los soldados
sois mano de obra barata”, “tu accidente se habría evitado si no hubieses
entrado en el Ejército” o “esto es el Ejército y si no te gusta te vas a la
calle que hay mucha gente deseando entrar”…
Todo esto no creo que sea
sorprendente ni para los militares ni para los que no lo son porque está a la
orden del día, aunque uno esperaría que en la Guardia Real las cosas fueran
diferentes. De todo lo que me han transmitido hay dos sucesos made in
FAS, el primero de ellos es un microbús que han comprado para realizar los
relevos de guardia en el que tienen que trasportar a quince militares cuando la
capacidad de transporte del mismo es de doce. Ello obliga a que tres de los
militares tengan que ir de pie o sentados en el pasillo, con el correspondiente
y evidente riesgo. Por lo que cuentan los militares pasan miedo en los relevos,
lo que ya es el colmo. De ser esto cierto, dudo si se trata de un problema de
contabilidad, de escaqueo de dinero o es la clásica chapuza.
El segundo hecho, no menos
relevante, ni menos militar, es una serie de gastos que para ellos resultan
difíciles de comprender. Por ejemplo, cuestionan que se haya contratado una
paella para 400 personas por un montante superior a los 2.000 euros, se hayan
reformado la capilla de Alabarderos, las perreras –afirman que la reina emérita
es una amante de los animales- o se haya traslado de sitio el mástil de la
bandera en el Palacio de la Zarzuela. En opinión de los soldados, sus soldados
(por partida doble porque Usted es el primer soldado de España), se sienten
ninguneados y creen que le están engañando.
Espero que tengan razón los que
afirman que no es conocedor de lo que acontece, porque considero que ha
encabezado un esfuerzo notable en llevar la transparencia a la Casa Real, pero
entiendo que todo lo que está haciendo puede ser insuficiente si no se realiza
una profunda regeneración de las Fuerzas Armadas para que este tipo de
conductas se corrijan. Todavía no comprendo que la ley de transparencia no
incluya a las Fuerzas Armadas o que no se realice una auditoría de forma urgente
ante las graves denuncias que se están produciendo.
Por otro lado, cada dos por tres, la
cúpula militar resurge de sus cenizas y se despacha con un mensaje
ultraconservador de esos que tan irresistibles less resultan. En los últimos
años, hasta han renegado de su padre el Rey Emérito, han amenazado con una
intervención militar en Catalunya, han realizado afirmaciones más que curiosas
sobre la guerra civil, han tachado de débil al Gobierno central y, en fin, todo
aquello que les ha venido en gana. Todo ello, lo han hecho al tiempo que
acariciaban el lomo de los sumisos jurídicos militares y de una fiscalía
militar que, salvo reír las gracias, nada ha hecho por sancionar dichas
conductas. (Aquí tiene el cartel que, según uno de los componentes de la
Guardia Real, hay en uno de los despachos de un teniente coronel).
¿Hasta cuando vamos a tener que
seguir soportando estoicamente los improperios de la cúpula militar? ¿No ha
llegado el momento de regenerarla? Yo creo que sí, creo que los españoles
tienen que tomarse muy en serio el problema de la cúpula militar y dejar de
reír las gracias a esta serie de mentes ultraconservadoras. ¿Y Usted? ¿Va a
hacer algo por solucionar este problema? ¿Le preocupan sus soldados? ¿Sabe que
la mayoría de ellos tienen contratos basura? ¿Sabe que sienten que les tratan
peor que a los perros y a los caballos? Si no quiere forzar a las Fuerzas
Armadas a que hagan una auditoría externa y pública, a que independicen la
justicia militar o desmilitaricen la Guardia Civil, yo le ruego que al menos
haga lo posible porque sus soldados no tengan que soportar las condiciones
laborales en las que se encuentran al tiempo que se producen gastos como
paellas para 400 personas… (seria bueno que se investigase lo que se denuncia
aquí y no iniciar una cacería para descubrir al filtrador). No tengo duda que
se lo agradecerán…
Aquí me despido Majestad, no sé si
en Nochebuena podré disfrutar de mi familia o estaré encerrado porque yo soy de
los que denuncian corrupción, abusos y privilegios, lo que tengo claro es que
si hiciese manifestaciones (como las de un teniente coronel y juez militar) exaltando la
dictadura, insultando a la Constitución y renegando de Usted no tendría ninguna
sanción disciplinaria y cenaría en casa tan tranquilo… Por eso, cuando en
Nochebuena baje a felicitar a su Guardia Real (le aseguro que le aprecian y
hablan maravillas de su educación y del cariño que muestra hacia ellos),
quédese con ellos sin ningún mando, pregúnteles y… levante la funda del sofá,
quizá así se convenza de la necesitad de liderar una cruzada para levantar las
alfombras en las Fuerzas Armadas.
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