Las víctimas
de la talidomida 'felicitan' a los responsables de las malformaciones
El hijo tardío de la
talidomida
Rafael Basterrechea es el benjamín
de las víctimas españolas del tranquilizante recetado para contener las náuseas
del embarazo que deformó a miles de bebés
Los afectados por la multinacional Grünenthal lanzan un vídeo para criticar
la anulación de las indemnizaciones en España: "La ética no debería
prescribir"
PÚBLICO Madrid 10/12/2014
Las
víctimas de la Talidomida en España han publicado un vídeo en el que, de forma
irónica, felicitan a la farmacéutica alemana Grünenthal, fabricante del
medicamento que causó malformaciones a miles de niños en los años 60, por ganar el recurso que anula
las indemnizaciones fijadas un año atrás.
La
Audiencia Provincial de Madrid falló a favor de la multinacional en una
sentencia del pasado mes de octubre en la que revocaba en su integridad la
resolución del Juzgado de Primera Instancia número 90 de Madrid al estimar el
recurso de apelación interpuesto por la empresa a la demanda de la Asociación
de Víctimas de la Talidomida en España (AVITE).Los magistrados estimaron
que las acciones ejercidas por AVITE, que reclamaban 204 millones de euros de
indemnización, habían de entenderse "prescritas" por el tiempo
transcurrido del caso.
Las
víctimas de la Talidomida recuerdan que mientras en España se han anulado las indemnizaciones, en Alemania se han pagado hasta 500
millones de euros. "La
ética no debería prescribir", es el mensaje lanzado en el vídeo, en el que
se ve a varios afectados por el medicamento aplaudiendo a Grünenthal.
Tras
la sentencia de la Audiencia de Madrid, el presidente de AVITE, José Riquelme,
defendió que durante el juicio, un año antes, se demostró con el informe
Heidelberg que la prescripción estaba rota porque
había daños nuevos, permanentes y continuos. "España es el único país que ha
machacado a las víctimas de la Talidomida", resaltó antes de destacar que
cuentan con ayudas e indemnizaciones en todos los países del mundo procedentes
del laboratorio o de los gobiernos.
Riquelme
aseguró que la asociación seguirá luchando, mientras tengan "aliento y
vida", para reclamar indemnizaciones. AVITE
presentó el pasado 21 de noviembre un recurso de casación ante el Tribunal
Supremo y recordó que está trabajando en la elaboración de una petición para
presentarla "en breve" ante la Comisión de Peticiones del Parlamento
Europeo en Bruselas, para denunciar la situación de las víctimas españolas, con
respecto a las del resto de países de la Unión Europea y del mundo.
El hijo tardío de la
talidomida
Rafael Basterrechea es el benjamín
de las víctimas españolas del tranquilizante recetado para contener las náuseas
del embarazo que deformó a miles de bebés
Un
medicamento recetado en los años sesenta para combatir el insomnio provocó las
peores pesadillas a miles de madres de todo el mundo. Araceli entró en la sala de partos
treinta y cinco semanas después de tomar Softenon. Era niño, pero decidieron
mostrárselo primero al padre. "Imagínate el disgusto". Rafaelillo
tenía el brazo izquierdo pegado a la espalda y su frágil cascarón escondía una
madeja de enfermedades. "Ella se pasaba todo el día llorando". Nadie
le explicó el porqué a la familia: comenzaba la yinkana sanitaria, de hospital
en hospital, hasta que ingresaron a la criatura en el Jiménez Díaz para llevar
a cabo la primera operación. "Fue terrorífico", evoca medio siglo
después aquel niño, hoy hecho un menhir.
Rafael Basterrechea (Barbastro, 1965) mide 1,95 metros. "Eso me ayudó
a ligar con las chavalas en la juventud: paliaba los defectos con mi
altura", recuerda con la sonrisa arqueada mientras sorbe un café con leche
frente a la Estación de Atocha, antes de destripar su biografía de gigante
bonachón. "Soy la víctima más joven que se haya reconocido, una prueba
viva de que la talidomida se siguió vendiendo pese a que oficialmente había
sido retirada del mercado tres años antes".
Araceli
guardaba en el botiquín una caja de Softenon, un remedio que contenía el veneno
fabricado por Grünenthal,
"como quien tiene unas aspirinas". Veinticuatro comprimidos para
aplacar los nervios, aunque el principio activo también era prescrito para
contener las náuseas del embarazo. "Mi madre llegó a tomárselo durante la
gestación de mi hermana mayor", afirma Rafael, que heredó de su padre el
nombre y el oficio, encargado de obra, por lo que conoce el mapa de carreteras
de Madrid como la palma de su mano.
¿Por
qué la primogénita salió indemne? La talidomida esgrimía la guadaña entre la
quinta y la séptima semana de gestación. Sólo en Alemania hubo 10.000 víctimas,
de las que hoy siguen vivas 2.700, según Klaus
Knapp, el pediatra que descubrió el
fármaco que deformaba a los bebés. Bajo una decena de marcas
comerciales también se distribuyó en España, donde resultaron afectados 3.000
recién nacidos, aunque buena parte falleció al poco. Avite, la asociación que
los representa, calcula que han sobrevivido trescientos; sin embargo, el
Gobierno socialista sólo reconoció a veinticuatro víctimas. A simple vista, sus
extremidades son más cortas, pero la procesión de dolencias va por dentro.
Basterrechea asegura que padece glaucoma, hipertensión, coloboma de iris,
osteoartrosis de columna de etiología degenerativa, escoliosis y problemas de
riñón, de hígado y de páncreas. "Yo soy el que tiene menos años y estoy
hecho una braga, o sea que imagínate...".
Pese
a los dolores, arranca su coche cada mañana cuando Alcorcón comienza a
desperezarse y pone rumbo al sur hasta llegar a Guadalix. Casi 150 kilómetros
al día, una distancia liliputiense en comparación con la que recorrió en su
infancia de la mano de su padre, que iba saltando de obra en obra. Así, vivió
en Euskadi, Cantabria, Galicia, Aragón o Cataluña hasta que la familia se
instaló en Madrid, donde a los 23 años comenzó a trabajar en el tajo después de
no alcanzar la nota para matricularse en Aparejadores. Y ahí sigue, casi tres
décadas en la misma empresa, consciente de la irremediable llegada del ocaso.
"El final de nuestras vidas es malo", se lamenta Rafael, condenado a
la dependencia. "No queremos grandes lujos sino un final de vida digno".
Muchos de los afectados, suspira, tampoco podrían permitírselos, maldita salud
de cristal. "Al menos tener lo suficiente para una residencia de
discapacitados".
Llegó
a rozar una jugosa indemnización con las yemas de sus dedos, que es como se
acarician los deseos: un juez condenó hace trece meses a la farmacéutica
alemana que distribuyó la talidomida a pagar entre 660.000 y 1.980.000 euros a
los veinticuatro afectados reconocidos por el Estado, en función de su
discapacidad, pero la Audiencia Provincial de Madrid anuló en octubre la
sentencia al considerar que el caso había prescrito. Habían pasado cincuenta
años, aunque las víctimas tuvieron que descubrir por sí mismas, con el paso del
tiempo, de qué estaban aquejadas. Casado y con un hijo al que no podía coger en
brazos, Basterrechea se enteró hace un década, cuando un compañero de trabajo
lo llamó tras ver Las Cerezas,
un programa presentado por Julia
Otero que rescató del
olvido a los hijos de la talidomida. "Ahí tomé conciencia y me hice socio
de Avite".
Hoy
es el vicepresidente de la entidad, que sigue batallando para que las
autoridades judiciales y políticas les hagan caso: ya han registrado un recurso
de casación ante el Tribunal Supremo y Ana
Mato tenía previsto
recibirlos el próximo lunes, pero su implicación en la trama Gürtel forzó la
dimisión de la ministra de Sanidad. El nuevo titular de la cartera, Alfonso
Alonso, todavía no les ha concedido audiencia. "Esto no se ha solucionado
por una cuestión política", cree firmemente. "Como me dijo el número
dos de un Ministerio: Si os
damos la razón, luego vendrán otros colectivos a pedir". Le faltó
añadir "justicia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario