17-2-2015
Arturo González
Público
Dos
magníficos y habituales comentaristas de este blog, Zizero y Arlekín – a los
que doy infinitas gracias por su participación -, han mantenido un diálogo
sobre un asunto capital: el deseo real de cambio o no de nuestra sociedad. Uno
sostiene que, aunque él lo desee, no ve ese deseo de modo mayoritario; el otro
estima que depende del ambiente en que te muevas, pero en el muy amplio del
suyo sí lo ve sin duda alguna.
¿Qué pensamos los demás? Por mi parte, yo creo que los
dos comentaristas tienen razón, aun pareciendo contradictorias sus opiniones.
La gente quiere cambiar, pero si ese cambio supone una reestructuración
completa del sistema, prefiere mantener la situación actual con las mejoras que
sean posibles. Otra gente, por el contrario, es partidaria de una
reorganización completa. Ya lo han adivinado ustedes: estamos en la disyuntiva
de mantener los partidos políticos convencionales o sustituirlos por un nuevo
impulso que se presume en Podemos. Ésa es la cuestión, que centrará el interés
de la sociedad española en los próximos meses, primero con los ensayos
generales de las elecciones andaluzas, municipales, autonómicas y catalanas, y
después con la decisión definitiva de las elecciones generales de fin de año.
Unos tienen miedo a lo que pueda significar, y hacer, Podemos y prefieren
enrocarse en lo establecido y sus promesas de regeneración y mejora. Otros, más
audaces y descontentos, apuestan por cambios sustanciales. Reacomodarse o
reinventarse. Sedentarismo mental y social frente a nomadismo y ansia de
búsqueda de nuevas posibilidades. A garrotazo limpio y acoso y derribo contra
estos últimos. Podemos es el Toro de la Vega. El miedo contra la aventura en su
acepción más imaginativa. Conciencias adormecidas frente a vidas en flor. El
egoísmo humano o la razón abierta. País viejo para viejos o país en pujanza. La
históricamente pendiente revolución española frente a la paralización del
progreso. Pusilánimes frente a buscadores de oro. La monotonía de vivir frente
a vidas remozadas. Cuartos trasteros frente a mochilas. Amores muertos frente a
nuevas nupcias. Hijos de la resignación o hijos de la tranquila ira. Estoy
seguro de que tanto Zizero como Arlekín se sienten jóvenes, fuertes y poderosos
de menta ya que no de bolsillo. Cuentan con las armas de su bondad renovada y
democrática. Los conservadores tienen risa y retranca de conejos y hienas; los
dinámicos de la mochila, de ingenuidad e inocencia sin culpa. No existe más
elección.
Gota IMPUTACIÓN CHAVES-GRIÑÁN: Siempre he defendido, por
parecerme más justo y racional, que los imputados políticos deben abandonar sus
cargos cuando se produzca la apertura de juicio oral, y no antes, que es cuando
verdaderamente se atenúa la presunción de inocencia. Así, por ejemplo, lo
manifesté en el caso del Presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco
Camps, y así lo hago en el caso Chaves-Griñán y los otros tres aforados. Aparte
del concepto evanescente e impreciso del término imputado. En todo caso señalo
que no se les acusa de haberse lucrado personalmente, sino, si acaso, de mala
gestión como Presidentes de la Junta de Andalucía en el conocimiento,
consentimiento y vigilancia en el asunto de los ERE. Cuestión distinta es lo
que hayan podido decir Susana Díaz de que todo imputado debería abandonar su
cargo o escaño, o Pedro Sánchez con su ambigüedad disfrazada de firmeza, y que,
sin embargo, no tuvo reparo en decir en tv que nunca tendría en su partido a
Juan Carlos Monedero, y ello sin ni siquiera estar imputado.
Gota ESPERANZA AGUIRRE: Ya vuelve Esperanza Aguirre a
donde se sabía y preveía y a destilar su veneno conocido, electoral, comercial,
populista y falso: “Comunistas, populistas e independentistas son los enemigos
de España”. Esperancita: Yo no soy comunista ni populista ni independentista, y
sin embargo votaré a Podemos. Y además visto con chaqueta y corbata.
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