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lunes, 14 de noviembre de 2016

Las cloacas de la monarquía y Felipe VI

Felipe VI como en familia entre criminales de guerra
Público
Luis Gonzalo Segura
13 noviembre, 201613 noviembre, 2016
Felipe VI ha decidido conmemorar el trágico aniversario de los atentados de París desbloqueando la venta de munición por valor de 40 millones de euros y presentándose como intermediario en la venta de armas a Arabia Saudí por valor de 2.000 millones de euros, actividad que ya desempeñaba su padre con acusaciones de comisionista de por medio. Hay que ser especialmente infame para ser capaz de aceptar semejantes decisiones y acudir a Arabia Saudí cuando hace menos de un mes un bombardeo en Yemen causó la muerte de 140 personas e hirió a otras 525. En Yemen han muerto más de 10.000 personas en los últimos 18 meses, lo que para Felipe VI no es una tragedia, sino una oportunidad para el negocio. Y allí iba con toda la pléyade acostumbrada si no hubiera muerto un hermano del, cómo decirlo, sátrapa que gobierna Arabia Saudí.


Para hacernos una idea de la obscenidad de la imagen sería como si un jefe de estado visitara al Estado Islámico, desbloquease una venta de 40 millones de euros en munición e intentara venderles armamento por valor de 2.000 millones de euros solo un mes después de los atentados de París (tampoco es mucho imaginar porque la mayoría de las armas, la logística, el mantenimiento, etc. del Estado Islámico procede de Occidente). Sería de una repugnancia difícil de soportar. Bien, pues básicamente es lo que soporta nuestro país y nuestros medios de comunicación, que guardan infame silencio o susurran ante semejante aberración.


Sorprende la facilidad con la que se maneja Felipe VI entre criminales, lo cual imagino se debe a años de una exigente educación (adiestramiento si se prefiere). Primero, Felipe VI hizo un aprendizaje intensivo con el abuelo, el sanguinario dictador Francisco Franco, que le enseñó todo lo necesario en cuanto a golpear y destrozar un país. La clase preferida debió ser los fusilamientos, las torturas y las fosas, de eso parece que sabía mucho el Caudillo. Además, los niños y adolescentes sienten una irresistible atracción por lo sanguinario, sobre todo si son de sangre azul.


El sublime conocimiento transmitido fue complementado con la experiencia que aporta trabajar como aprendiz de un humanista de gran talla como es el golpista, filofranquista y denunciado comisionista Juan Carlos I. Lo que Felipe VI no aprendió en los paredones de la dictadura, lo adquirió en las cloacas de la monarquía, en las que se empapó de mucho más que de sabiduría. Felipe González le terminó de enseñar con su excelso gobierno lo que era la moral, la decencia y los diversos usos de la cal.


Acudir a Arabia Saudí, una vez acostumbrado a tan exquisita compañía, es casi como estar en casa de unos amigos de la familia. Si alguno lo duda solo hay que pensar en otro de los grandes referentes para nuestro monarca: su madre, la Reina Sofía. Nuestra reina pasaría bastante desapercibida en Arabia Saudí por sus manifestaciones homófobas o contra el aborto, aunque no se le conoce opinión alguna sobre otro pecado muy practicado entre los Borbones como es el adulterio. Por ello, Felipe VI no tendrá mayor problema en darle la mano a quien ejecuta a homosexuales, adúlteras o ateos, y hasta puede que le envíe un mensaje de apoyo de la Reina Sofía, máxime cuando ambas familias reales guardan tan amistosa relación.


Así pues, Felipe VI tendrá que estrechar la mano, cuando se realice el viaje aplazado, de quien ha decapitado más de doscientas cabezas en los últimos años, así como asesinado a miles de personas en los bombardeos, y crímenes de guerra, de Yemen. Lo hará con gusto, como cuando de pequeñito saludaba al abuelito Franco después de los fusilamientos de esos depravados opositores que no merecían ni salir de las cunetas. Nada le parecerá mal, ni tan siquiera inusual, hasta puede que toda la historia le deje el dulce sabor de recordar la infancia. Por ejemplo, el embajador de Arabia Saudí afirmó que dejar de bombardear Yemen sería como pedirle que deje de pegar a su mujer y, claro está, lo de pegar a la mujer le recordará la feliz infancia junto a su madre, su padre, las amigas especiales de este y las escenas familiares (el rey Juan Carlos le arrojó un plato a la cabeza a Sofía en plena discusión conyugal)
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Lo dicho, Felipe VI como en familia en Arabia Saudí.
Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra.



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