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sábado, 19 de noviembre de 2016

Hemeroteca: Francisco Franco, Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios

Hemeroteca: Otro 20N…hace unos años.


Francisco Franco Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios
20N


 Hoy se celebra el aniversario de la subida al cielo de Francisco Franco, el Generalísimo,  aupado por toda la corte celestial compuesta por ángeles, arcángeles, querubines, etc… Lo sorprendente es que, al día de hoy, todavía no haya subido a los altares. Su manoseada efigie por el roce en millones de monedas, debería haber figurado en la “Gloria de Bernini” y posteriormente ser venerado. No obstante, de fuentes fidedignas, nos ha llegado cierta información  que nos podría aclarar esta circunstancia.


  Parece ser que nada más llegar al cielo, con su proverbial carisma, se granjeó la amistad de los ministros del Jefe que pronto le nombraron responsable de su ejército. Lo primero que hizo fue implantar sus leyes (ya experimentadas en otra ocasión con excelentes resultados) que se reducían a tres prohibiciones: Ni  alcohol, ni misas, ni mujeres. La tropa quedó sobradamente preparada.

  Lo cierto es que al poco tiempo tuvo que rectificar y lo dejó solamente en dos: Ni alcohol, ni mujeres. Por tratarse del único Generalísimo que existía en el firmamento fue ascendido a la diestra de J.C. (el Jefe) en calidad de “asesor personal”. Craso error porque una vez más el nombramiento no colmó su desatada ambición personal haciendo florecer de nuevo su felonía volviendo a las andadas dando otro golpe de estado.      Otra traición.

 Volvió a crucificar al Jefe, encarceló a sus ministros los Apóstoles y repitió la persecución y la ejecución de todos los “judeo masónicos rojos y republicanos” que fuesen señalados. Las tapias de los cementerios, las cunetas de todos los caminos del Edén se vieron inundados de tumbas anónimas improvisadas.

        En los billetes y monedas del Paraíso se ha inscrito la leyenda: Franco, Caudillo del Cielo por la Gracia de Dios y en un paradisíaco rincón del Edén ha vuelto a construir otro Valle de los Caídos que se ha dejado para él solo, cuando  le llegue su hora en la eternidad y los turistas puedan leer un cartelito a modo de epitafio en una losa de mármol que diga: Aquí yace Dios.
 Luis Viadel





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