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lunes, 14 de noviembre de 2016

Las mujeres y el onanista

Lo que las mujeres piensan del mayor tabú en el sexo: la masturbación masculina
Es un tema bien presente en la cultura popular, sobre todo como broma. ¿Pero qué creen las mujeres sobre la autosatisfacción de los hombres y cómo les afecta?
El Confidencial
Raquel Márquez
13.11.2016  
Muchas chicas creen saber cómo funcionan los hombres cuando están solos, pero a menudo se equivocan, basándose en ideas que han visto en el cine o han escuchado por ahí. La mayoría de las veces que se representa esta situación en la ficción se hace de forma falseada: o para erotizar al propio público masculino en el porno o para ridiculizar al onanista y reírse de su deseo. La idea más generalizada es que todos los hombres lo hacen, pero por otro lado hablar claramente de ello resulta de mal gusto, y si se tiene pareja más de uno lo considera casi una infidelidad, o al menos algo incómodo que conviene ocultar para evitarse problemas.


Cuando preguntamos en redes sociales, la gran mayoría de las interpeladas permanecen en silencio. Varios hombres se apresuran a contestar sobre su propia visión del tema, aunque tampoco den muchos detalles ("La primera regla del Club de la Lucha es que no se habla del Club de la Lucha", bromea un amigo) y en más de un caso aseguran que en su entorno es un asunto que provoca rechazo. Javier, soltero de treinta y pocos, nos cuenta: "Sigue teniendo la consideración de placer culpable, porque se suele interpretar como el último recurso desesperado, cuando lo chachi es alternar, o incluso combinar, sexo con otras personas y masturbación". 
Me fascinan los penes. Me hace ilusión que alguien se masturbe pensando en mí y me lo diga, saber qué ve y qué piensa cuando lo hace
Pedro, que tiene pareja, siente aún más reparo que Javier al hablar de cómo su novia percibe esta parte de su vida: "Ella lo ve mal. Soy un guarro y un depravado. Para las chicas que me rodean, es propio de cerdos". ¿Pero es esta de verdad la visión generalizada en ellas?

Seis horas

Concha, colaboradora anónima habitual de esta sección, rompe tabúes rápidamente: "A mí me fascinan los penes. Me parecen un milagrito como el de 'rígida como una tabla, ligera como una pluma'. Me encanta que todo el mundo se masturbe, y me gusta mucho que, si tengo una pareja hombre, lo haga delante de mí, se grabe o me lo cuente. Hablo del tema con amigos y amigas sin ningún tipo de pudor. Me hace ilusión que alguien se lo haga pensando en mí y me lo diga; me gusta saber qué ven y qué piensan cuando lo hacen. Todo libertad y belleza... Solo te digo que tengo horas grabadas de novios haciéndolo. Pueden ser tranquilamente seis horas".
Además, se asegura de formar parte de sus fantasías: "Me gusta hacer bailes y que se toquen viéndolos. Debe haber también horas de grabaciones mías en ordenadores y discos duros de amantes, haciendo bailes ridículos y chorradas".


En esta época de libertad sexual y citas rápidas, se considera raro no masturbarse, y hasta se desconfía del que lo diga: "Tengo un amigo que no lo hace jamás porque dice que se aburre", nos cuenta otro colaborador espontáneo, Santiago. Puede que esa falta de interés sea mucho más habitual de lo que parece, pero es complicado reconocerlo en esta época de exposición online en la que todo es tan explícito. Una mujer opina que "es algo instintivo, y que todos lo hacemos. Si no lo cuentan, es por pudor"; otra cree algo similar: "El que esté libre de masturbación, que tire... ¡miente!".


Lindsay Tigar ha indagado a su alrededor preguntando a mujeres y a expertos sexólogos para 'Askmen'. Nos dice que, según los estudios, el placer solitario es bueno para la salud, la felicidad y hasta para mejorar las técnicas sexuales y la comunicación con la pareja, pero que es un tema más desconocido de lo que parece.


Malentendidos

Muchas mujeres creen que todos los hombres lo hacen igual, y que cada uno hace siempre lo mismo. Para Nikki Goldstein, sexóloga y experta en relaciones de pareja, "el estereotipo es que lo hacen muy a menudo", cuando en realidad cada hombre es diferente: "Hay cierta verdad detrás, porque, aunque algunos se masturben más que otros, ellos lo hacen más que ellas. No es una cuestión de deseo, posiblemente tiene que ver con que ellos se sienten con más permiso para hacerlo".


Una de las chicas entrevistadas por Tigar, Madison, de Carolina del Norte, tiene un problema con la frecuencia. No entiende por qué su novio tiene que hacerlo tanto si tienen una vida sexual activa: "No me preocupa que a veces vea porno; no entiendo dónde está la gracia, pero no tiene que ver conmigo. Lo que sí me molesta a veces es pillarle con una toallita húmeda justo después de haberlo hecho conmigo. Me hace sentir que no soy suficiente para él".
Según otra experta sexual, Coleen Singer, esta idea es muy frecuente en ellas. Les preocupa no llenar del todo a sus compañeros, no ser lo suficientemente atractivas o competir con otras mujeres en sus ensoñaciones. La mayoría de las veces no tiene por qué significar nada preocupante. Ellos lo hacen, según Singer, "porque es agradable" sin más. La mayoría lo han hecho desde la adolescencia y no hay que darle mayor importancia.
Descubrí a mi marido en el baño. Él se avergonzó y se disculpó: necesitaba relajarse. Lo que no me gustó es que se escondiera
Jenna de Nueva York, aporta lo siguiente: "Mi novio solía bromear sobre hacerse una antes de verme para durar más conmigo. Lo que a mí me sugería es que solo le interesaba llegar todo el rato, que le gustaban el sexo y el orgasmo en sí, más que estar juntos". "No es verdad que ellos quieran eyacular todo el rato", dice Dawn Michael, sexóloga clínica, "es simplemente que forma parte de su rutina cotidiana, y eso no cambia cuando pasan a formar parte de un dúo".


Quejas y posibles soluciones

Según Singer, la forma de encajarlo depende de cada pareja y cada individuo: "Desde la mujer que se siente insegura por encontrar a su pareja masturbándose hasta el otro extremo, los amantes que disfrutan dándose placer mutuamente como parte de su vida amorosa". Normalmente, dice, "si la mujer se siente atractiva, apreciada y amada, y si tiene una actitud abierta, se aliviará esa sensación de preocupación". Por eso, ser cariñoso y expresivo halagándola es una de las mejores formas de que entienda que no es nada amenazante.
La reacción de ellas no es exactamente de censura, al menos no lo era en el caso de Nikki, de la que ya hemos hablado: "Un día después de tener a nuestro segundo hijo, volví de darle el pecho en nuestro dormitorio y vi a mi marido masturbándose en el baño. Él se avergonzó, se disculpó, me dijo que estaba muy cansado y necesitaba relajarse y que me quería... Palabrería. No me parecía una locura que lo hiciera, eso lo entiendo. Lo que no me gustó es que se escondiera, como si fuera un secreto. Me habría gustado hablar de ello y quizá podríamos haber fortalecido nuestra relación sexual y ayudarnos el uno al otro. ¡Yo también necesitaba una liberación!"
A muchas les cuesta entender que ellos no lo hacen para sustituir lo que tienen con ellas, sino por pura "salud mental". Aunque desde luego es de agradecer que piensen en ello en equipo. De nuevo Singer aconseja que, al hablar con ellas sobre el particular, no adoptes la tesis de que "son cosas de chicos" que ella no entenderá. Un enfoque positivo que puede interesarlas más es el de la salud: explorar en el propio cuerpo es bueno para ejercitar el músculo pubocoxígeo, lo cual ayuda a retrasar la eyaculación y a tener mejores erecciones.
Otra clave es darle acceso a tu chica a ese mundo. Explicarle si piensas en ella, animarla a que te lo haga cuando estéis juntos y hacerlo en su presencia cuando esté inmersa y excitada. Suerte y a la camamaestro.


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