La Esfera de Papel
Seis intelectuales, ante la herencia del franquismo
ElMundo
20-11-18
'NADA'
Por
Isaac Rosa, novelista y columnista
En la España de 2018, tras 40
años de Constitución, no queda nada del franquismo. Nada. Absolutamente nada.
Ni rastro. Todo lo que habitualmente identificamos como "herencia del
franquismo" ya es responsabilidad de la democracia, que ha tenido más de
40 años para ponerle remedio. El Valle de los Caídos
no es un resto del franquismo sino una desidia de la democracia. La tumba del
dictador con sus misas diarias no es herencia del franquismo sino
consentimiento de la democracia. Las fosas comunes no son una lacra del
franquismo sino una vergüenza de la democracia. La impunidad condecorada de
Billy el Niño y otros represores no es una imposición franquista sino una
concesión democrática. Las cloacas policiales no apestan a
franquismo sino a una democracia que no ha sabido o no ha querido
desactivarlas. Que sigamos a la cola de Europa en indicadores sociales y
educativos no es culpa del atraso de la dictadura sino de los sucesivos
gobiernos democráticos que no lo han convertido en prioridad. La corrupción no
es un legado del franquismo sino una marca de esta democracia. Los fallos
sistémicos de los últimos años (incluido el problema territorial) no son
resultado de una Transición hecha bajo presión y con ruido de sables, sino de
los gobiernos que no han emprendido las reformas necesarias. Podría enumerar
unos cuantos aspectos más que ensombrecen la España actual y que solemos
señalar como "restos del franquismo", y no lo son, hace mucho que
dejaron de serlo. Son auténticamente democráticos.
'¿QUÉ NOS QUEDA DEL FRANQUISMO?'
Por
Paula Ortiz, cineasta y directora de 'De tu ventana a la mía'
En esa pregunta se esconden
tantos desequilibrios sociales y culturales que no sé si seré capaz de
contestar algo con significado útil en dos párrafos. Considero que en un nivel pragmático,
nos quedan rémoras gravísimas en las estructuras de poder, articuladas en una
Transición silenciosa y vertiginosa que olvidó reformar algunos cimientos
sociales. En un nivel educativo, todavía hay tres o cuatro generaciones de
ciudadanos criados en la dominación, la represión y el miedo como motor vital
en su relación con el mundo. Y en un nivel más delicado, ése que está latente,
ése que mueve los hilos de las respiraciones colectivas, creo que del
franquismo nos quedan profundos complejos. Complejos que nos angustian, nos
colapsan, no nos dejan crecer. Complejos de inferioridad por
haber vivido encerrados, reprimidos, atemorizados, silenciados, subyugados,
atados, empequeñecidos en lo más sutil. Y ahora no sabemos
salir de ahí tan fácilmente. Complejos de culpa por no haber tenido la fuerza,
la valentía, la entereza suficiente y la generosidad con el futuro.... de
habernos rebelado a tiempo. Recuerdo cómo una profesora, cuando yo estudiaba
EGB en los 80 en un colegio público de un barrio de Zaragoza, repetía muchas
veces en clase de 'Sociales': "¿Por qué no supimos ser cómo los
portugueses?". Entonces no entendía la pregunta. Ahora sí la comprendo.
'NACIONAL CAINISMO'
Por
Fernando Sánchez Castillo, artista plástico
Hablar de herencia cultural del franquismo es,
podemos afirmar, una 'contradictio in terminis'.Si buscásemos alguna aproximada
definición al "espíritu nacional" que surge del 18 de julio del 36 y
que coletea hasta nuestros días, creo que el más acertado sería el del Nacional
Cainismo... La gran capacidad que tenemos en la Península para destruirnos y
derrotarnos a nosotros mismos. Muchos son los factores de
encontrarnos sin estrategias intelectuales de cohesión social y democrática que
arrancan de este periodo. Factores ,que son el germen situaciones
desestructurantes en los que el neoliberalismo rampante recoge sus beneficios
en la actualidad. Durante y después de la guerra se planificó el genocidio real
y cultural que aniquiló todo pensamiento crítico social. Paul Preston, ofrece
al cifra de 200.000 víctimas de la intransigencia en nuestro holocausto
particular. Victimario multiplicado en las tantas familias que no han podido
rescatar a sus muertos de cunetas y montes 80 años más tarde. Como podemos
actuar de arqueólogos de nosotros mismos sin utilizar la historia como arma??.
Tal es nuestro drama. El exilio de los intelectuales supervivientes, la falta
de un proceso real de 'desfranquización' posterior de la muerte del dictador
(que llega a nuestros días) unido a que la mayoría de los documentos interesantes
del periodo siguen estando clasificados, perdidos o simplemente traspapelados,
hacen imposible conocer episodios relevantes de nuestro pasado. La psique
social, si ésta existe, quizás necesite ya dejar de oír en el ágora ecos de
Síndrome de Estocolmo, más acertadamente renombrado como Síndrome del Pardo. España está ya convertida en marca. Liquida lo que queda de
"la unidad de destino en lo universal" y garantiza la venta de las
últimas chatarras en deliciosos y fantásticos 'souvenirs' del olvido
'EL ESTIGMA'
Por
Israel Elejalde, actor, director, codirector artístico de El Pavón Teatro
Kamikaze y licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.
Construimos nuestra democracia sobre los vestigios
de la dictadura. Parafraseando a Chirbes, "cambiamos bienestar por
justicia". Nada que objetar. En aquellos tiempos tocaba ser pragmáticos. Hoy
algunos dicen que Franco está ya olvidado y que no hay que remover el pasado.
En general, son los mismos que, de una manera u otra, simpatizan con su figura.
Aquéllos que no quieren ver que La Zarzuela sigue estando
demasiado cerca de El Pardo. Franco no está olvidado. Nuestra
corrupción cronificada es hija de ese legado, por ejemplo, así como leyes e
instituciones ancladas en otra época. Pero no debemos olvidar a Franco. Nunca.
Hay que cambiar la forma de recordarlo tan solo. Franco es un estigma de la
historia de este país. Y los estigmas están para recordarlos, evitando así que
se vuelvan a repetir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario