Sorpresa en
el inicio de las exhumaciones en el cementerio de Castelló
Los primeros trabajos, en la fosa de Rafael Prades, sacan a la luz cajas de
otros fusilados que se suponía estaban en el cuadro bajo del cementerio - Los
familiares esperan con emoción poder localizar los restos de sus padres y
abuelos para "cerrar heridas"
emilio
regalado 21.11.2018
Levante
Emoción, expectación, esperanza... Tres sentimientos
que se fueron agolpando ayer en torno a la fosa del cementerio civil de
Castelló. Estamos junto a la Fila 1, sepultura 8, bajo la que deben encontrarse
los restos de Rafael
Prades Trueba, fusilado el 21 de agosto de 1939. En ella trabajaron
durante todo el día, hasta que cayó el sol, los integrantes del grupo ArqueoAntro,
capitaneados por Miguel
Mezquida, y bajo la mirada de Carmen Arnal, nieta de Prades, que confía en que
los trabajos tengan el éxito que todos esperan para cicatrizar heridas,
incinerar los restos y llevarse a casa a «mi abuelo».
No fue la única en
acudir en este primer día, tan esperado, para
exhumar los restos de los tres primeros represaliados del franquismo del
cementerio civil castellonense, todos ellos fusilados en el
cauce del río Seco. En el viejo camposanto de San José estuvo también Josep Viciana,
nieto de José Monfort
Gil, que fue ejecutado el 30 de mayo de 1941. La hija de Monfort,
María, tiene 91 años y aún no ha podido viajar a Castelló desde Terrassa, donde
viven ahora, pero «espera emocionada el momento de encontrar a su padre, nos
comenta Josep Viciana.
La tercera familia que tiene marcado este momento en el
calendario es la de
Eduardo Ferreres, fusilado el 24 de enero de 1940, pero ayer no habían
podido acudir todavía. Su hija, Mercedes Ferreres (91 años), cuenta los días en
los que poder localizar a su padre.
La
intención de ArqueoAntro, asesorados en todo momento por el Grup per la Recerca
de la Memòria Històrica de Castelló, es trabajar sobre el terreno durante dos
semanas, tiempo que consideran prudencial para poder localizar los restos de
los tres represaliados, primero Rafael
Prades y después José
Monfort y Eduardo
Ferreres. Todas sus historias pueden consultarse en la web de Levante de Castelló.
Los
trabajos, iniciado curiosamente un 20-N, comenzaron ya con sorpresas, porque a
media mañana se localizaron las placas de dos personas que se suponía estaban
enterradas en el cuadro del cementerio civil: Benigno Morata y Andrés Lozano,
según informa la investigadora de la Memòria Històrica de Castelló Queta Ródenas. Su
aparición, junto a unas cajas, ha llevado a la necesidad de tener que
desenterrar los restos de estas dos personas, localizados a primera hora de la
tarde, si bien aún deberá cotejarse su identidad.
Según recuerda
Queta Ródenas, en marzo de 1939, tal y como recogen los estudios de la Memòria
Històrica, comenzaron los enterramientos en el cementerio civil, posiblemente
por falta de espacio en el católico. Las investigaciones hablan de unas 530
víctimas que fueron colocadas en 14 filas. Cuando en diciembre de 1942 se acabó
también el espacio, se comenzó a utilizar la parte lateral situada en un nivel
más bajo. Allí se continuó enterrando hasta 1947, cuando se dio sepultura a
Salvador Denia Expósito, la última víctima. Con la llegada del crematorio se
construyó el columbario en este cuadro bajo por lo que, según señala Ródenas,
los restos que allí había se trasladaron supuestamente al osario. «La sorpresa
ha sido que hoy han aparecido las placas de dos de ellos con cajas de
reducción», comenta la investigadora, consciente de que estos hallazgos podrían
continuar durante los próximos días.
De
hecho, según ha podido saber ese diario, en la fosa que ha empezado a excavarse
aparece el pico de una tercera caja, aunque el objetivo hoy de ArqueoAntro es
trabajar hacia la parte izquierda para centrarse en el objetivo inicial, que es
localizar los restos de Rafael Prades. Una vez se localicen se enviarán a la
Universidad Complutense de Madrid para analizar el ADN, proceso aún lento que
podría llevar a tener que esperar un año todavía para poder determinar la
identidad de todos ellos y permitir, por fin, a sus familias cerrar este
intenso capítulo emocional, gracias a la implicación del Ayuntamiento de
Castelló y su concejala de Cultura, Verònica Ruiz, presente junto a otros
representantes municipales.
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