Comisionada para Universidades y Planes Especiales,
Fundación ONCE
El bienestar de los mayores en el mundo
Publicado: 14/09/2015
Huffington Post
Helpage Internacional ha presentado esta semana por tercer
año consecutivo el informe sobre el bienestar de las personas mayores en el
mundo, el índice global del envejecimiento Agewatch 2015, que nos aporta una interesante mirada
sobre la vida de las personas mayores en todos los países, su situación
económica y social y, sobre todo, una buena radiografía de lo que puede ser
nuestro futuro. El índice, que nació con el apoyo del Fondo de Población de
Naciones Unidas, no pretende otra cosa que llamar la atención sobre
una realidad social que va a cambiar nuestras vidas y nuestras sociedades en
las próximas décadas, y sobre la que es preciso adoptar medidas y estar
preparados. España forma parte de ese club de 41 países que en el año 2050
estará hiper-envejecido, con más del 30% de la población con 60 y más años, y
nos queda poco tiempo para ir preparándonos.
Según el índice, Suiza es
el país donde actualmente las personas mayores viven mejor, seguido de Noruega,
Suecia, Alemania y Canadá. Por el contrario Afganistán es el país con peores
circunstancias para vivir en la vejez, seguido de Malawi, Mozambique,
Cisjordania y Gaza. Llama la atención que en este ranking, junto a Japón, todos los
países que encabezan los diez primeros puestos pertenecen a Europa y América
del Norte. Eso sí, en el último cuarto de la clasificación, junto a la mayoría
de países africanos, aparecen países de todas las regiones, y en posiciones muy
bajas están también Grecia, Venezuela o Turquía.
De este panorama mundial
hay algunas conclusiones interesantes que nos invitan no sólo a la reflexión
sino a la acción. La desigualdad entre la salud, la educación y los niveles de
ingresos de las personas mayores está aumentando entre los países de altos
ingresos y en los países más bajos del ranking,
generalmente de ingresos bajos. Estas desigualdades influye en la esperanza de
vida, y la brecha ha aumentado en 7,3 años entre los primeros y los últimos
países clasificados.
Así, los mayores viven una media de veintiséis años
más a partir de los sesenta en países como Japón, y tan sólo dieciséis en
países como Afganistán. Los conflictos internos y la crisis está afectando
duramente a las personas mayores. Países como Venezuela tienen altas tasas de
pobreza con un 38% de mayores pobres. Las medidas de austeridad golpean también
más fuerte a los mayores y la crisis financiera del 2008 ha provocado recortes
en pensiones, salud y servicios de atención social en los hogares, provocando
además unas muy altas tasas de paro entre los mayores de 50 a 65 años. En
países como Polonia, Portugal, Irlanda o Grecia el impacto ha sido brutal.
Dentro del grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y Sudáfrica), China es el que está respondiendo proactiva y
estratégicamente a los cambios demográficos, introduciendo por ejemplo un Plan
rural de pensiones sociales. También la introducción de las pensiones sociales
en Brasil ha sido el hecho que más ha contribuido a reducir las desigualdades
en las últimas décadas.
Una vida de discriminación de género combinada con la
desigualdad de la vejez puede tener efectos devastadores en las mujeres mayores.
En nuestro país, que continúa ocupando un lugar
destacado en el índice, -puesto 25 de 96-, en términos globales el bienestar de
los mayores es aceptable. Tenemos la esperanza de vida más alta después de
Japón y un estilo de vida mediterráneo que propicia entornos seguros, pero se
ha retrocedido cuatro puestos desde el pasado año. Se aprecia el impacto
negativo de la bajada de las pensiones, pero sobre todo han hecho estragos las
jubilaciones anticipadas y el alto desempleo entre la franja de personas de 50
y 65 años. Es significativo además, que en el indicador de entorno favorable se
evidencie más soledad y menos lazos de solidaridad con los mayores. Es
probablemente uno de los datos que más indica el deterioro del entorno social
de los mayores debido a la crisis.
Hay que destacar asimismo, que toda una vida de discriminación
de género combinada con la desigualdad de la vejez puede tener efectos
devastadores en las mujeres mayores. Globalmente sólo en 46,8 por ciento de las
mujeres entre 55 y 64 años son activas, y eso se traduce en menos posibilidades
de tener una pensión o de ahorrar para el futuro, con lo que tienen un mayor
riesgo de caer en la pobreza.
Envejecer es una experiencia que todos vamos a
experimentar. Actualmente, en todos los países del mundo la población mayor es
el grupo de mayor crecimiento, y este hecho va a afectar a nuestra economía, a
nuestras formas de vivir, al ocio y a nuestras aspiraciones personales y
profesionales. Pero no hay que perder la perspectiva de que el envejecimiento
no es un problema, es un éxito del desarrollo humano y como tal tenemos que
vivirlo. No es una amenaza, sino nuestra nueva realidad social, aunque no todos
los Gobiernos están desarrollando las políticas necesarias para responder a los
desafíos que representa el envejecimiento de su población.
Ese club de los 41 países hiperenvejecidos, entre los
que estamos, tendríamos que aprender del ejemplo de Japón, un país con la
esperanza de vida más alta del mundo, con un 33% de población de más de sesenta
años. En la década de los sesenta, Japón emprendió una política de bienestar
integral, introdujo cuidados universales de salud, una pensión social
universal, y un plan de redistribución de ingresos, tasas bajas de desempleo e
impuestos progresivos. Esta inversión ha dado sus frutos, y no solamente es el
país con mayor esperanza de vida, sino uno de los más saludables y ricos del
mundo. Hay, por tanto, que planear el futuro en las cuestiones más básicas,
garantizar las pensiones, la asistencia sanitaria accesible, flexibilidad en el
trabajo y en la educación a lo largo de la vida y crear entornos sociales
propicios para todas las edades, y no dejar los cuidados sólo a la solidaridad
de las familias.
Invertir en las personas da sus frutos en edades
avanzadas, y hay que ganar el futuro. En el momento en el que los Objetivos de
Desarrollo Sostenible lleguen a su fin en el año 2030, se prevé que las
personas de sesenta y más años haya aumentado hasta el 16,5%, más de 1.400
millones de personas en el mundo y como decía en 41 países serán más del 30%.
Tenemos sólo 15 años para prepararnos.Los jóvenes de hoy deberíamos ser los más
preocupados por estas políticas, porque seremos los potenciales beneficiarios
en el futuro.
Más información, aquí.
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