Rajoy
no quiere una investidura, sino una licencia
Si España fuera decente, a estas alturas no estaríamos
metidos en este berenjenal, porque don Mariano habría dimitido
ElPlural
José Antonio Pareja
Sáb, 16 Jul 2016
Cada día que pasa se acerca más la posibilidad de que Mariano Rajoy vuelva
a ser investido presidente del Gobierno. De momento, ya ha conseguido, entre
sus muchos otros récords políticos, ser el presidente que ha estado más tiempo
en la Moncloa tras una sola investidura. Va camino de los cinco añitos desde
que ganó las elecciones de noviembre de 2011. No está siendo una misión
sencilla, pero sus contrincantes van cayendo a la lona de puro hastío, sin que
haya sido necesario hasta ahora que don Mariano dé ni tan siquiera un golpe al
aire
El primero en ceder, como era de esperar, ha sido Rivera. Ya le ha
concedido la abstención. El segundo, empujado por su cohorte de fieles barones,
será Sánchez. Desde el PSOE se insinúa que si Rivera va un paso más allá y cambia
la abstención por el voto afirmativo, ellos pasarían a la casilla que deja
vacía Ciudadanos y se podrían abstener. Es una pena que en esta democracia las
promesas electorales no tengan la validez de un contrato. Si así fuera, más de
uno iba a tener que devolver los votos que los ciudadanos les dieron, con la
condición de que hicieran lo posible para que Rajoy no volviera a gobernar este
país.
Todo
sería más fácil y comprensible, si España fuera decente. En ese caso, a estas
alturas no estaríamos metidos en este berenjenal, porque don Mariano habría
dimitido en cualquiera de las muchas ocasiones en las que se ha demostrado que
ha permitido, siendo muy generosos con él, la corrupción. Porque el principal
problema de ceder para que el PP continúe en el poder, no es que sea un partido
que haya aprovechado su mayoría absoluta para dinamitar el pequeño estado del
bienestar que habíamos conseguido. No, el problema esencial, cuasi filosófico,
es permitir que siga gobernando un equipo de personas que son sospechosas, en
el mejor de los casos, de proteger, obstaculizando la labor de la justicia, a
delincuentes
Si se tratara de una simple cuestión ideológica, sería muy fácil que los
ciudadanos que votaron a otros partidos, pudieran entender que sus electos
dieran su apoyo al partido más votado, para acabar con la provisionalidad en la
que vive España. Pero lo que se está dilucidando estos días, es si los
diputados que hemos elegido para que nos liberen de la extorsión a la que nos
ha sometido una banda organizada, van a acabar permitiéndoles que tengan la
posibilidad de seguir delinquiendo. Porque, en ese caso, serán cómplices de sus
delitos.
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