8-7-16
Público
Vicenç Navarro
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar’ (Anagrama, 2015)
Autor del libro ‘Ataque a la democracia y al bienestar’ (Anagrama, 2015)
Estamos
viendo la masiva movilización del establishment político-mediático del país
(detrás de la cual está el establishment financiero y económico) con el
objetivo de asegurarse que el gobierno PP, liderado por el Sr. Rajoy, continúe
gobernando en España, impidiendo así que haya un gobierno progresista que pueda
sustituirlo. Parte de esta movilización es promover la imagen, a través de
prácticamente todos los mayores medios de información, de que Rajoy ha ganado
las elecciones y, por lo tanto, sería antidemocrático negarle la investidura.
Algunas voces poderosas dentro del PSOE están añadiendo su voz a este coro
mediático, utilizando también este argumento, alentando a la dirección de su
partido –el PSOE- a que no obstaculice que el Sr. Rajoy pase de ser presidente
en funciones a presidente con plenas responsabilidades para asumir tal cargo.
Detrás
de este argumento hay otro objetivo, menos explícito, pero igual de claro: el
de evitar por todos los medios posibles que Unidos Podemos pueda alcanzar una
alianza con el PSOE que, aun cuando facilitaría la investidura del dirigente
socialista Pedro Sánchez como presidente, tendría el riesgo de que pudiera
significar la entrada de Unidos Podemos en el gobierno, lo cual es totalmente
inaceptable. Los seis meses de campaña mostraron claramente que, para el
establishment político y mediático, el enemigo número uno del país es Unidos
Podemos, identificando “país” con sus intereses particulares, que sienten que
están amenazados por tal formación política.
Y
en su campaña anti Unidos Podemos, tales voces dentro de PSOE, incluyendo su
dirección, han enfatizado que Podemos es el partido responsable de que Pedro
Sánchez no haya sustituido a Rajoy como presidente, al haberse opuesto a la
alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos, presentando tal alianza como la única
alternativa que había para la investidura del candidato socialista. Este
mensaje se ha ido transmitiendo machaconamente por tierra, mar y aire, con la
activa colaboración de los mayores medios de información, en contra de Podemos
entonces, y en contra de Unidos Podemos ahora. Y ha calado entre personas que
votaron a Podemos en 2015, las cuales aceptaron el mensaje promovido por la
dirección del PSOE de que Podemos había sido el responsable de mantener a Rajoy
en el poder, tal como señalé en mi último artículo “El comportamiento
antidemocrático del Estado y de los mayores medios y sus consecuencias en las
elecciones”, Público,
05.07.16.
La gran falsedad de las voces conservadoras dentro del PSOE
Es fácil de ver
que tal acusación es falsa. Siempre hubo otra alternativa que hubiera permitido
investir a Pedro Sánchez como presidente de un gobierno de coalición, con
mayoría de izquierdas, y con el apoyo del PNV. Sumando 90 escaños del PSOE con
71 de Podemos, sus aliados e IU, y los 6 del PNV, da un número de 167, superior
al número que daba la suma del PP con Ciudadanos, 163. En la segunda votación
es más que probable que los partidos nacionalistas ERC, CDC y Bildu no hubieran
votado en contra de la coalición del PSOE, Podemos y sus confluencias, IU y
PNV, permitiendo así la formación de un gobierno con mayoría de izquierdas que
hubiera podido revertir el gran número de políticas reaccionarias que han hecho
un gran daño al bienestar de las clases populares y que, debido a su
intolerancia hacia la aceptación de la plurinacionalidad, han activado las
tensiones entre los distintos pueblos y naciones de España, incluyendo el
crecimiento del independentismo. El diálogo del gobierno central con las
fuerzas que se han convertido al independentismo recientemente (como
consecuencia de la intolerancia primordialmente del PP) es esencial para que se
resuelva el mal llamado problema catalán. Y digo mal llamado porque es
básicamente un problema grave español, creado primordialmente por el Estado
español, exacerbado cuando ha gobernado el PP. Debido al gran antagonismo de
ERC y CDC con el PP, tales fuerzas nunca habrían votado por la investidura de
Rajoy y se habrían abstenido en la investidura de Pedro Sánchez. De ahí que la
alianza del PSOE, Podemos y sus confluencias, IU y PNV hubiera permitido la
investidura de Pedro Sánchez.
Las
voces conservadoras del PSOE se opusieron, pues básicamente no querían aliarse
con Podemos, utilizando el eterno argumento de “defender la unidad de España”
(que nadie estaba amenazando en la coalición PSOE-Podemos-PNV) como
justificación para no considerar dicha alternativa. El manoseado argumento de
que no querían depender del voto de los independentistas (que nadie pedía, pues
no se pedía el voto a tales fuerzas, sino su abstención) queda desacreditado,
pues el PSOE ha colaborado con tales fuerzas aprobando conjuntamente muchas
leyes en las Cortes. Es más, en Catalunya el PSC gobernó en coalición con ERC,
siendo tal partido un componente leal del programa del tripartito (el mejor
gobierno que ha tenido Catalunya), que no incluía ningún paso hacia la secesión
de Catalunya de España.
¿Qué pasó en la fallida alianza PSOE-Ciudadanos-Podemos?
Igualmente
falsa es la acusación de que Podemos hizo fracasar el proyecto de alianza
PSOE-Ciudadanos-Podemos. En esta acusación se manipula la información, pues no
fue una propuesta de alianza tripartita, sino una alianza (en realidad, más que
alianza, fue incluso un pacto) entre el PSOE y Ciudadanos a la cual, una vez ya
se había firmado el pacto, se invitó a Podemos a añadirse, en una situación
subalterna, pues el pacto PSOE-Ciudadanos era el punto de referencia. Es
imposible que la dirección del PSOE no fuera consciente de que la manera como
estaba diseñando el proyecto destinaba a este al fracaso, fracaso que muchas
voces en el PSOE deseaban.
Podría
haberse hecho un pacto PSOE-Podemos, y entonces invitar a Ciudadanos a sumarse.
En caso de que este no se hubiera sumado, hubiera aparecido este, Ciudadanos,
como el responsable de mantener a Rajoy en el gobierno. Pero esto no era lo que
los conservadores en el PSOE deseaban, pues lo que querían era utilizar el
pacto con Ciudadanos para mostrar que era Podemos el responsable del fracaso.
Su objetivo era destruir a Podemos, al cual la dirección del PSOE continuó
presentando como el adversario (cuando no el enemigo principal).
Pero de todas las falsedades, ahora la mayor es que Rajoy ganó
las elecciones
Las mismas voces
conservadoras del PSOE ahora acentúan que debe reconocerse que Rajoy ganó las
elecciones de junio. Pero ello no es cierto. Rajoy no ganó las elecciones. Unas
elecciones a un parlamento no son una liga de fútbol. En un sistema
pluripartidista gana el que consigue más votos y escaños para que pueda formar
gobierno, no el partido minoritario que consigue más votos. Es profundamente
antidemocrático asumir que el partido minoritario que consiguió más votos es el
ganador. Es un insulto a la mayoría del electorado que no votó a Rajoy
(15.257.732 personas, que votaron a los otros partidos con representación en el
Congreso) decir que este ganó y/o que los representa (con solo 7.906.185 de
votos). Solo en una cultura democrática de tan baja calidad como la española
(incluyendo la catalana) se puede presentar en base a estos datos que Rajoy
ganó las elecciones. En realidad, tenemos ya evidencia de que la gran mayoría
del electorado y de los españoles no desean que Rajoy (la derecha dura con
ribetes franquistas) continúe de presidente. Así lo han indicado no solo Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias, sino también Albert Rivera (que lo repitió
machaconamente durante las elecciones) y los dirigentes de casi todos los otros
partidos (PNV, ERC, CDC y Bildu). No
puede ser, pues, que salga escogido presidente de España el que todos los demás
no desean.
Este
deseo generalizado en contra de Rajoy y su partido se debe a que la gente tiene
memoria histórica y sabe qué es y lo que representa el PP, fundado por
ministros de la dictadura, siendo hoy uno de los partidos más corruptos, más
antidemocráticos y más reaccionarios que existen en la UE, continuador y
sostenedor de la cultura franquista todavía extendida a lo largo de amplias
áreas del territorio español. La gran mayoría de partidos políticos en las
Cortes (excepto Ciudadanos) participaron en la lucha antidictatorial y se
consideran antifranquistas. El PP nunca rompió con los lazos que le unen a sus
fundadores, próximos, cuando no ligados, al anterior régimen. Es percibido como
la ultraderecha dura, antidemocrática y corrupta, por la mayoría de fuerzas
democráticas enraizadas en las formaciones que participaron en contra de la
dictadura.
De
ahí que se necesite una alianza de todas las fuerzas democráticas frente a los
herederos de la dictadura. El hecho de que el Presidente Rajoy no haya
condenado el comportamiento fascista del Ministro del Interior, el cual ha sido
apoyado por el PP, además de mostrar su complacencia con la corrupción masiva
en su partido, es indicador de su carácter antidemocrático. De ahí que, tal como hicieron en
el año 1936, las fuerzas democráticas deben aliarse frente a la continuidad en
el poder de los herederos del franquismo, bajo el mismo lema que utilizaron sus
antecesores de “No pasarán”. Naturalmente que Ciudadanos, Podemos, En Comú
Podem, En Marea, Compromís y otros partidos son partidos nuevos. Pero algunos
están enraizados en fuerzas progresistas. Y otros han mostrado a lo largo de su
corta vida un comportamiento democrático que se ha distinguido del del PP.
Hay todavía alternativas
Hay
que señalar, tal como ocurrió en 2015, que hoy continúa habiendo alternativas
al gobierno Rajoy, si pudiera establecerse una alianza de todas las fuerzas
democráticas para evitar su permanencia en el poder. Los votos al PSOE y Unidos
Podemos (10.474.443) suman más que los votos al PP (7.906.185). Y los escaños
de PSOE-Unidos Podemos (156) suman más que los escaños del PP (137). Faltaría
que Ciudadanos (que ha dicho repetidamente en la campaña electoral que nunca
votaría o facilitaría la investidura de Rajoy) votara en contra de Rajoy y a
favor de Pedro Sánchez, o se abstuviera en la investidura de este último para
que Pedro Sánchez sustituyera a Rajoy. Es más, Unidos Podemos podría apoyar la
investidura de Pedro Sánchez en base a una alianza, tomando como punto de referencia
el programa electoral del PSOE, sobre el cual trabajar un acuerdo. Para ello se
necesitaría que el PSOE dejara de considerar a Unidos Podemos como el
adversario (casi el enemigo), viéndolo como un partido clave para poder
proteger los logros alcanzados en las áreas sociales, e incluso expandirlos,
impidiendo su retroceso. Y el otro requerimiento sería que Ciudadanos cumpliera
sus promesas y que, por lo tanto, además de no votar a Rajoy permitiera que
Pedro Sánchez gobernara, absteniéndose. Ciudadanos es, después de todo, el
partido que ha perdido más escaños. En el caso de que este partido votara en
contra de Pedro Sánchez, quedaría claro que es Ciudadanos el responsable de la
permanencia de Rajoy en el gobierno.
Otra
alternativa sería que la coalición PSOE-Unidos Podemos fuera apoyada por el PNV
y ERC (170), que sí sumarían más escaños que la suma PP + Ciudadanos (169).
Ello facilitaría la resolución no solo del tema social, sino del tema nacional,
abriendo un muy necesario diálogo con las fuerzas nacionalistas.
¿Son tales alianzas posibles?
La respuesta
de la dirección el PSOE a cada una de estas alternativas sería el test de si
PSOE quiere o no gobernar en coalición o en alianza con Unidos Podemos. Soy
escéptico en cuanto a que el PSOE aceptara ninguna de estas alternativas,
permitiendo al final la permanencia del PP. Pero si renuncian a cualquiera de
las alternativas, estará claro que, en 2016, tal como ya ocurrió en 2015, habrá
sido el PSOE y no Podemos el responsable de la permanencia de Rajoy. Esta es la única manera de probar que no es Unidos
Podemos, sino el PSOE, el responsable de que continúe gobernando Rajoy.
Si
dice no a cada una de estas alternativas, es este partido el que claramente no
quiere ninguna relación con Unidos Podemos, incluso a costa de mantener a Rajoy
en el poder. Termino invitando a los dirigentes del PSOE a que consideren las
consecuencias de su comportamiento. La clase trabajadora y las clases populares
de España no pueden aguantar más el enorme dolor que están causando las políticas
impuestas al pueblo español por el PP. El PSOE, el heredero de millones de
personas, incluidos mis padres, que lucharon para defender el gobierno
democrático de unidad popular durante la Segunda República para conseguir una
España justa, democrática y plurinacional, no puede por activa o por pasiva
hacer posible que continúe en el poder el heredero de aquellas fuerzas que
impidieron la obtención de aquel objetivo. Y otra consecuencia que deberían
considerar es que el triunfo de Rajoy será la agudización de lo que se llama el
“problema catalán”, que es, en realidad, el “problema español”, que será enorme
si sigue gobernando el PP. No hay duda de que la elección de Rajoy, heredero de
las derechas que ganaron la Guerra Civil y establecieron la dictadura contra
los “rojos” y “separatistas”, agudizará los problemas mal llamados
territoriales. Y es más que seguro que el porcentaje de la población catalana
que desea separarse de España (hoy el 48%) llegaría a ser la mayoría. Los que
están pidiendo dentro del PSOE que no se dificulte que Rajoy gobierne serán
responsables de todo ello.
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