"SI NO PUEDES ANDAR, LA GENTE CREE QUE NO PIENSAS EN SEXO"
Así son las ONG españolas que facilitan sexo a personas discapacitadas
La asistencia sexual es una actividad que algunas
organizaciones ofrecen para que personas con distintas discapacidades
encuentren una vía a través de la que desarrollar su sexualidad
El Confidencial
Ernesto Torrico
4-9-16
Es
pleno julio. Carmen y Charo se sientan en una terraza en el centro de Valencia.
Charo es médica y sexóloga. Carmen, que lleva un vestido muy colorido, sufre de
parálisis cerebral. Poco a poco, con ayuda de Charo, Carmen comienza a relatar su vida sin sexo hasta los 50 años. "Si ven que no puedes andar, la
gente de tu alrededor da por hecho que no piensas en sexo",
dice. Carmen necesita ayuda para casi todo. También para masturbarse.
Charo sigue la entrevista y ayuda a Carmen a
explicarse, como ya le ha ayudado con su sexualidad. Carmen había perdido toda
esperanza con el sexo, hasta que Charo la incluyó en su proyecto de asistencia sexual para personas con diversidad
funcional. Una
experiencia sobre la que la sexóloga había investigado para su tesis de máster
y que todavía está en pañales en España. "Recopilé la opinión de 25
personas con distintas discapacidades sobre la asistencia sexual y de ahí
surgieron tres mujeres con las que iniciar el proyecto". Cuando les
propuso tener un encuentro con un asistente y ver si congeniaban, ninguna de
las tres se lo pensó dos veces. "Yo no me lo podía creer, pensaba que no
sucedería", cuenta Carmen. "Luego tuve mucho miedo, me daba mucha
vergüenza..., pero desde que pasó", se sonríe, "salgo de otra forma a
la calle, me siento más mujer".
La asistencia sexual
“A las personas discapacitadas todo el mundo les niega
su sexualidad. Hay que pensar que hay personas a las que nadie se folla y nosotros podemos proveerles de lo
que nadie les da y que es, sobre todo, cariño”. Así de crudo lo resume Dyon, el
chico griego con quien Carmen vivió su primera asistencia.
La sexualidad de muchas personas con discapacidades
físicas o psíquicas severas no es más que un vacío. "Mucha gente, en especial los familiares, prefieren no hablar del
tema, hacer como que no existe", señala Dyon, que aún lo sirve más frío:
“Recuerdo que nos llegó el caso de un chico que venía de una familia muy
tradicional, muy estricta, del tipo que jamás hablarían de sexo y menos con un
hijo con discapacidad. El chico estaba despertando sexualmente y contra el
silencio que recibía, decidió aparecer en el salón de su casa, el día de su
cumpleaños, semidesnudo, para mostrarle a todos que tenía una erección”.
A
las personas con discapacidad les niegan su sexualidad. Mucha gente, en
especial los familiares, prefieren hacer como que no existe
Al sitio que Dyon dice que llegó este chico es Tandem Team,
una asociación sin ánimo de lucro que se dedica a facilitar el contacto entre
personas discapacitadas y asistentes sexuales. Este proyecto, pionero en
España, nació a finales de 2013 en Barcelona, de la mano de Francesc Granja,
terapeuta emocional y tetrapléjico por un accidente de coche a los 32 años, y
María Clemente, psicóloga especialista en neurorrehabilitación. Francesc
descubrió tras su accidente que no todo el sexo era genitalidad. Escribió un
libro sobre discapacidad y sexualidad, viajó al norte de Europa a investigar y tuvo su primera
experiencia con la asistencia. "A partir de ahí, María y yo pensamos en
montar algo para ofrecer el servicio aquí y cubrir una necesidad que estaba latente".
En 2014 pusieron la web en marcha y comenzaron a llegar los usuarios.
Uno de
ellos fue Antonio, de 42 años, con distrofia muscular degenerativa. Pasó la
adolescencia “aislado y muy mal psicológicamente, sin amigos ni pareja”. En el
médico se le preparaba diciéndole que iba tener una vida diferente, "pero desde luego no se me
hablaba de vida diferente en sentimientos, emociones y necesidades. Luego fui
creciendo y me fui encontrando con ellas”.
A los 18 años acudió por primera vez a la prostitución
para obtener el placer físico que no conseguía de otra forma. “Pero con los
años dejó de satisfacerme, sobre todo emocionalmente”. En 2004, en plena
treintena, Antonio se quedó en silla de ruedas y si todo se le complicó, el sexo aún más.
Buscando alternativas topó con Tandem Team. "Al principio no entendía muy
bien qué era. Pensaba que podía ser un servicio más -de prostitución- hasta que
concertamos una entrevista y descubrí algo totalmente distinto".
El contacto de Antonio con Tandem se gestó
como la mayoría de primeros acercamientos. "Suelen llegar llenos de dudas, de miedos. Nos envían un mail,
luego quizás nos llaman. Depende también de si son personas que han tenido
experiencias sexuales previas o no", explica Francesc Granja.
Una vez rota la primera barrera, Tandem inicia su
procedimiento. Se realiza una entrevista con el futuro usuario, (o varias),
para conocerle en profundidad y poder ponerle en contacto con el asistente que
tenga el perfil más adecuado a sus circunstancias. "Actuamos como
cualquier web de contactos, pero no nos quedamos solo en eso, sino que acompañamos
y asesoramos en todo lo que puedan necesitar".
En su modelo, inspirado en el Surrogate Partners
propuesto por los investigadores norteamericanos, Masters y Johnson, la selección de asistentes es muy rigurosa.
"No vale cualquiera", cuenta Francesc, "deben tener incorporado
el trato con la discapacidad. Deben ser personas que estén acostumbradas a ver
un cuerpo inmóvil, un cuerpo que babea, un cuerpo con una sonda; que sepan
reaccionar ante imprevistos… Y diría más, diría que les debe parecer atractivo,
que les debe gustar. Deben estar abiertos no solo a ser deseados, sino a
desear".
Terapia sexual vs. prostitución
“Las relaciones con un asistente no tienen nada que
ver con lo que yo había vivido del sexo”, cuenta Antonio. “En la prostitución
es todo genitalidad, y en estas relaciones hay cariño, hay emociones, un
bienestar emocional, casi espiritual diría”.
"Tandem nos tiene muy perfilados, nos conocen a
todos muy bien. Pero también a los usuarios, de los que sabemos el nivel
educativo, la procedencia familiar, los traumas, las peculiaridades de su
enfermedad…" Dyon es una de esas personas especiales. Cuenta que tenía en
la cabeza dedicarse a la asistencia sexual desde los 15 años. Había leído sobre
una chica que lo hacía y, con el tiempo, se especializó y actuó como sanador
sexual tántrico, hasta que hace cinco años se sumó al equipo de asistentes
sexuales de la asociación. "Si un asistente no es capaz de dar amor, de
conectar, no puede dedicarse a esto. Tiene que ser algo de dar y recibir, no puede hacerse por caridad".
Si un asistente no es capaz de dar amor, de conectar, no puede
dedicarse a esto. No puede hacerse por caridad
Recuerda que a su primera asistencia acudió con cierto
sentimiento de compasión, incluso con muchos nervios. “Se trataba
de una chica con parálisis cerebral. Una persona inmóvil, con el cuerpo rígido,
que también estaba nerviosa. Pero todo se pasó al tacto de la piel. Poco a poco
ese cuerpo cerrado se abrió, y se convirtió en otro,
uno seductor, flácido y accesible. Fue ahí donde me di cuenta del erotismo, del
mundo de posibilidades que se me planteaba".
La del asistente sexual es una figura compleja,
a medio camino entre el ayudante, el amante, el amigo y el confidente, aunque a
muchos no termina de cuadrarles fuera de la idea de prostitución al uso.
"Hay gente que intenta hacer daño, que solo quieren hablar de prostitución
y se acabó", se queja Charo. Tanto ella como Francesc son partidarios de
que un primer paso para normalizar la figura podría ser cambiar el nombre por
el de acompañamiento íntimo y erótico. "La palabra
acompañante significa más compartir que asistir", defiende Charo.
Le preguntamos a Dyon si cobra por su labor como
acompañante erótico. "Yo como asistente pacto un precio con los
usuarios", explica, "aunque tengo claro que no quiero depender económicamente
de esto, así lo puedo hacer libremente, sin viciarlo".
Defiende que negociar un precio es "necesario para crear un estado de equilibrio".
Si bien matiza que no tiene que ser siempre dinero. "Puede ser un
intercambio, un regalo, una cena. He cobrado incluso en poemas, porque todo
depende de la situación económica de la persona. El mundo de la discapacidad, y
lo digo en general, está harto de que les tratemos con paternalismo. No soy ningún santo, ningún héroe, soy alguien que
merece respeto”.
En la misma línea se mueve Francesc Granja, que
primero desmarca a Tandem Team del acuerdo privado entre usuarios y asistentes: "no jugamos ningún rol en este intercambio,
sería ilegal si lo hiciéramos", y añade que, aunque lo ideal es que la
asistencia no se haga por dinero, "cada uno sabrá sus motivaciones".
La discapacidad psíquica es otro mundo
“Hay que diferenciar mucho entre la discapacidad
física y la psíquica”. Charo hace esta puntualización que para el mundo de la
asistencia sexual es crucial. Suelen ser casos más especiales, todavía más
complejos de tratar y con historias familiares más traumáticas detrás.
Ella decidió volcarse en el terreno de la asistencia
sexual cuando una compañera de consulta le contó "que estaba atendiendo a
una mujer de unos 70 años, viuda, que llegaba con moretones en las piernas y
que terminó por confesarle que tenía un hijo con discapacidad psíquica que, al
parecer, había empezado a tomarla como referente sexual". Cosas que
ocurren a las cuatro de la tarde de un miércoles de agosto en el cuarto de baño
de alguna casa.
Aspasia
Canarias es
una asociación especializada en casos de personas
tutorizadas e institucionalizadas. Su fundadora, Elizabeth Cuni, trasladó la
fórmula de Tandem Team al universo más específico de la discapacidad psíquica y
se centró en abrir, y abrirse, a las instituciones públicas y privadas que les
atienden y que “no están preparadas para afrontar la sexualidad de sus
internos”.
Elizabeth
narra cómo en algunos centros mentales, la manera de lidiar con la sexualidad es montar a los internos en un autobús y llevarlos a una casa de
citas con la que hayan llegado a un arreglo. Los enfermeros
les acompañan hasta la puerta y desde allí que las chicas se apañen con ellos.
Pasado el tiempo pactado los recogen, autobús y de vuelta al centro. "Esto
se hace. Y se hace porque no hay opciones", y continua, "conocemos
casos de instituciones, públicas y privadas, en que personas brillantes y
lúcidas, con discapacidades físicas, están vigilados o incluso atados a la cama,
para controlar sus pulsiones sexuales”.
Aspasia ha desarrollado un abanico muy variado
para acercar la sexualidad a sus usuarios. "Proponemos talleres,
coloquios, organizamos juegos con roles que repartimos entre los
participantes..." Y no se olvidan de las familias, "que en la mayoría
de los casos han tenido que pasar por mucho. Desde madres que se han visto
en la tesitura de tener que masturbar a sus hijos, hasta padres que no tienen
más remedio que llevarlos a prostíbulos y que vuelven con la frustración
dibujada en el rostro; porque las prostitutas pueden ser
buenas en el sexo, pero no tienen por qué saber manejar la
situación de personas con discapacidad".
La trayectoria de Aspasia es
tan reconocida en las islas que incluso colaboran directamente con el
Cabildo de Gran Canaria, que
contrata con ellos o les pone en contacto con distintas instituciones mentales.
Se han convertido en un referente del sector y todo basándose en un modelo de
máxima profesionalización. "De hecho, los asistentes que trabajan con
nosotros están dados de alta de autónomos y cotizan en el epígrafe de los
asistentes personales", aclara Elizabeth, que propone que la
actividad debería incluirse en los servicios sociales. "Igual que se
incluyen los servicios destinados a ayudar a lavar a la gente mayor, a
vestirles, a ir al baño..."
¿Hacia la legalización?
En Europa, los modelos de Holanda, Bélgica o Dinamarca
funcionan como las experiencias españolas, en una alegalidad más o menos consentida. En Suiza se han
regulado subvenciones al sector, lo que ha conllevado una estandarización del
proceso, imponiendo un máximo de asistencias mensuales o la prohibición de que
haya penetración en los encuentros.
Precisamente por el ejemplo suizo, Dyon se muestra
contrario a la entrada del Estado en esta actividad. No concibe que los
políticos puedan decirle cómo hacer su trabajo y vaticina que “seguramente con regulaciones o normas se caerá en el típico paternalismo y se recortará la libertad que ahora
tenemos".
Sin embargo, Elizabeth Cuni propone sacar la asistencia sexual de los márgenes e integrarla en el sistema. "Los
derechos sexuales están ya reconocidos en la ley de 2010 de Zapatero,
y lo que querríamos es viajar hacia un decreto que regule nuestro estado de
alegalidad. De hecho tenemos tres abogados trabajando en el tema".
Por su parte, Francesc Granja prefiere absternerse de
discusiones políticas. “Nosotros somos un proyecto independiente. No tenemos
ningún tipo de subvención y nos mantenemos al 50% con la aportación de los
socios y con otro 50% de celebrar talleres, formación y cursos. Nuestra vocación es de ayuda, no de provocar
cambios normativos. Si nos preguntan, aportaremos, pero no tenemos intención de
liderar iniciativas”.
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