Solo es una opinión, Ud. perdone
Por J. P.
Enrique
Francisco Franco camino de los altares
07/11/2018
elperiodico.com
El gobierno tenía un plan que parecía perfecto. Había
hablado con la Iglesia y había logrado su beneplácito para sacar el cuerpo de
Franco del Valle de los Caídos. Solo les faltaba el acuerdo con la familia,
pero no era imprescindible. Si la familia no se hacía cargo sería el Estado
quien le daría sepultura en otro lugar.
Lo que este gobierno no contaba es con que la familia,
además de oponerse, tenía previsto llevar el cadáver a una tumba de su
propiedad, ubicada en el centro de Madrid, en la Catedral de la Almudena. Una
propiedad que, además es muy especial, ya que no paga impuestos y lo es
“para siempre”, nada que ver con los nichos de cualquier cementerio.
Que nadie se pregunte cómo es posible que la iglesia
de aquel Jesús que echó a los mercaderes del templo, pueda vender parcelas de
un espacio sagrado construido con dinero público como lo es la Catedral de la
Almudena.
Tras el fracaso del plan A, la ministra portavoz
del gobierno se ha expresado diciendo que tienen un plan B.
PLAN B
Es un plan que consideran infalible y lo
acaban de poner en marcha tras el estrepitoso fracaso del plan A.
El primer paso ha sido mandar a un emisario al
Vaticano para solicitar allí que inicien un proceso de beatificación de
Franco. Sobran argumentos: Franco impulsó el nacional-catolicismo, concedió
beneficios a la Iglesia, asistió a procesiones, comulgó muchas veces y recibió
los santos sacramentos. Utilizó su enorme poder para poner freno al comunismo y
convirtió a España en la reserva espiritual de Occidente. Dio trabajo a los
curas en cárceles y en el ejército con nóminas a cargo del erario público y
hasta intervino en el nombramiento de obispos con el fin de vigilar que fueran
personas de bien. La iglesia, con Franco en el poder tenía el privilegio de
emitir certificados de penales que garantizaban que los que no iban
a misa no pudieran acceder a cargos públicos. Con Franco la única religión fue
la católica. La iglesia, bajo su mandato, tenía la exclusiva en celebraciones
matrimoniales y con él en el poder crecieron sus riquezas a la vez que crecía
la fortuna de la familia Franco.
Con muchos menos méritos, se les ha dicho a las altas
jerarquías eclesiásticas, se han promovido beatificaciones y se han elevado
santos a los altares.
Iniciado el proceso no habrá ningún problema para
certificar los milagros necesarios tanto para su beatificación como luego para
santificarle, ya que el primer milagro es que cuarenta años después de su muerte
todavía haya tantos franquistas vivos. Tantos, que un partido, Vox, levanta la
voz en su nombre y dos dirigentes, Casado y Rivera, muestran simpatías
con esa ideología. A no tardar alguno de ellos retomará el saludo del dictador.
De momento el “cara al sol” ya lo cantan, aunque sea en la intimidad, y los
chistes con los que mejor se ríen todos son los que hacen burlas a la
democracia y a los políticos que, al no ser muy de derechas, son todos unos
populistas radicales y extremistas vendidos a Venezuela, al régimen iraní y a
Cuba.
Llegados a este punto se preguntará el lector por qué
este gobierno de “extremistas radicales y podemitas” pretende hacer santo a un
golpista y cruel dictador que firmó sentencias de muerte hasta el final de su
mandato, oprimió a la gente, se alió con Hitler y nos mantuvo alejados de
Europa durante 40 años. Muy sencillo, el gobierno es sabedor de que los huesos
de los santos (llamados también reliquias) tienen una alta estima entre sus
fieles, y ya han sondeado, en encuestas sigilosas, que hay una potencial
demanda para hacerse con ellas. Calculan que por las piezas más grandes como
son tibia, peroné, omóplato o cráneo, la Iglesia puede obtener en una subasta
altísimos ingresos y que los fragmentos más pequeños tendrán también una fácil
colocación entre los devotos franquistas quienes podrán llevarlos en una cajita
de oro o plata sobre su pecho.
Con el argumento de los méritos del Caudillo de España
y los beneficios que puede llegar a obtener la Santa Madre Iglesia por las
reliquias, el gobierno confía en que el Vaticano dé el visto bueno para iniciar
una beatificación que termine con todos los huesos del dictador
(reliquias) en manos de sus seguidores y fuera del Valle de los Caídos y de la
catedral de Madrid. Además, sería una forma de identificar claramente a sus
seguidores sin necesidad de que se vistan con una bandera que es de
todos.
Si el plan del gobierno tiene éxito, la momia,
troceada, desaparecerá y el gobierno y los ciudadanos nos quitaremos el muerto
de encima. La pena es que San Francisco Franco no haya fallecido en plena
Guerra Civil o incluso antes del cruel golpe de estado. En ese caso su
elevación a los altares habría sido más complicada, pero este país se habría
ahorrado cuarenta años de dictadura, represión, muertos y exiliados.
Un amigo mío me pide que en este artículo añada que le haría mucha ilusión que a él le
enterraran en una catedral para llenar sus restos con cánticos gregorianos por
los siglos de los siglos y pregunta si algún lector le puede poner en contacto
con la inmobiliaria especializada en la venta de parcelas catedralicias. Me
dice también que si lo logra dejará ordenado en su testamento que pongan en su
tumba con letras grandes: “En vida he visto a esta iglesia abrazar ricos y
riquezas, bendecir armas y a dictadores y encubrir a pederastas. He
concluido que no puede ser portadora de la verdad que predica.” Dice mi amigo
que “dado que la Iglesia no puede oponerse a que entierren en ella al dictador
Franco porque respetan el derecho de la propiedad, del mismo modo no podrán
oponerse a que, con la escritura en sus manos, pongan en letras grandes
esa inscripción en el templo”.
LA JUSTICIA
ESPAÑOLA
Tenemos en España una justicia tan manipulada, tan
torpe, tan lamentable, que desde los tribunales europeos nos sacan los colores
un día sí y otro también. Ha pasado con el caso Puigdemont en Alemania y en
Holanda, acaba de pasar con Otegui y pasará con el golpe de estado en Cataluña.
¿Qué puede esperarse de una Justica que se pliega ante las presiones de los
bancos y que condena los pequeños robos a años de cárcel? ¿Qué puede
esperarse de una justicia que se quita de encima a jueces como Baltasar Garzón
y mantiene a otros con una imagen lamentable?
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