La vida real no es como las películas. Viendo alguno
de estos testimonios, desearíamos que lo fuera
Raquel
Márquez
10.10.2016
El Confidencial.
La
vida es imperfecta, y en cuestiones amatorias no podía ser menos. No es
habitual tener orgasmos simultáneos,
las mujeres no están siempre primorosamente depiladas ni los
hombres son seres hercúleos que disfrutan cada segundo mientras llevan al clímax a su pareja. No todos los días
estamos de humor para meternos en la cabeza de otro ser humano, poner su placer
por encima de todo y hacernos uno con el cosmos. Hay pensamientos inoportunos
y la personalidad individual no viene con botón de "off" de
fábrica.
Las
ficciones sobre el tema no nos habían preparado para la realidad: ¿qué es
esto que siento? ¿Por qué he pasado de la ilusión de los primeros besos a estas
ganas de hacer cualquier otra cosa y dejar esta coreografía repetitiva? ¿Cómo
puedo ver al objeto de mi deseo entre mis brazos y sentir la
calidez de su piel mientras por dentro repaso el temario de la oposición?
Tranquilo
porque no eres el único, ¡ni por supuesto la única, amiga! Estos son algunos
testimonios de personas que reconocen que, de vez en cuando, han dejado divagar
su mente mientras el otro implicado terminaba
lo suyo.
Tachán, tachán
Antonio, que dice estar en una "relación compleja"
en Facebook y
vive en Francia, nos comenta que su caso no es muy original: suele pensar que
está con otra persona: "La verdad es que me sucede siempre".
De entrada suena tan tópico que parece falso. ¿Es broma? ¿Nunca ha estado con
alguien con quien quería estar? La respuesta es de una lógica aplastante:
"Oh, sí, pero siempre hay alguien con quien quisiera estar más
todavía".
No
será original que suceda, pero sí lo es atreverse a confesarlo. En la misma
línea, Milagros, abogada, se aventura a usar el
improvisado foro sobre el tema para destapar su caso entre líneas. Ella no se
anda con medias tintas y pasa del pensamiento al acto:
"¿Vosotros habéis probado a apartarle
la cabeza para no perderos
la última frase ingeniosa de Jorge Javier Vázquez?"
"A
mí me daba por pensar en hacer
la lista de la compra", nos
cuenta Eva, residente
en Madrid. "Será porque siempre tengo hambre". Y es normal, el
sexo es un ejercicio y como tal desgasta energía, hay que reponerla. El
compañero de cama de esta entrevistada sería muy egoísta si se molestara
porque ella está pensando en otro tipo de pepinos.
Cuando me aburro recuerdo alineaciones de fútbol. La que más
repito es la del Real Madrid que ganó la liga en el 95, la de Valdano
Miguel, de Cádiz, es batería aficionado y dice que, cuando
no está muy centrado en la relación, le vienen a la mente ejercicios de percusión de estudio y
los aplica in situ. Si te encuentras con un gaditano que penetra con
cadencia milimétrica, sin acelerarse nunca y termina con un
"chim-pun-chás", ya sabes quién es,
Otra
cosa que es capaz de hacer el mismo encuestado es idear chistes durante el acto. No sabemos qué es peor para sus incautas parejas, si
cuando la broma es
algo completamente asexual, sin relación con ellas, o cuando, sin poderlo
reprimir, fabrica alguna burla ingeniosa de lo que está pasando en la cama. Si
marca el ritmo como un profesional y además se ríe entre dientes, saluda a
Miguel de nuestra parte,
¿Eres de música o de fútbol?
"Un
día empecé a retransmitir un partido en voz alta. Y eso que odio el fútbol, pero me salió así".
No lo aconsejamos a la hora de meter un buen gol en la cama.
Álvaro, 32 años, recuerda alineaciones de
equipos de fútbol. "Me aburro sobre todo cuando yo he
terminado y la otra persona no, o cuando ella está en plan... no sé cómo
decirlo... como un mueble de IKEA, vamos. Lo
de las alineaciones lo hago sobre todo para evitar ese aburrimiento, y
así poder seguir hasta que la otra persona llegue al orgasmo. La que más
repito es la del Real Madrid con la que ganó la liga en el 95, la
de Valdano".
Bueno...
hay cosas peores. (iStock)
Otra
amiga, Sara, nos cuenta otro de esos
encuentros sexuales que dan sentido a la expresión "buen sexo" por
comparación. Fue un auténtico desastre: "Recuerdo haber pasado un buen
rato pensando en la mejor manera de decirle al muchacho: 'La primera vez pase,
porque habíamos bebido como nenúfares, pero ya van dos y no va a haber una
tercera. Te cuento, rey: a pesar de lo que has visto en el porno o escuchado a tus colegas, el
sexo satisfactorio suele requerir algo
más que meterla como un loco durante media hora. Como el porno termina cuando el fulano eyacula,
igual tú crees que ella también lo ha hecho. O no. O qué más da, ¿no?
La
delicadeza es importante para todo y ella quería decirlo sin machacar su ego,
pero en el fondo lo que estaba barruntando era esto: "En cuanto
termine este mambo vamos a hablar un rato de la estimulación del clítoris y
otras cosillas que, sin duda inconscientemente, estás pasando por alto. Uh, qué manchurrón de humedad hay en el techo". Gracias a la charla y tras
cierto desconcierto inicial, el chico comprendió su punto de vista.
Estamos seguros de que ahora lo recordará y se lo agradecerá a nuestra amiga.
Pienso en esconder unas gafas con nariz y bigote de Groucho Marx
bajo la almohada, ponérmelas en un momento dado y quedarme mirándola fijamente
José, colaborador habitual de esta sección, sale del
armario después de algunos titubeos y redacta lo siguiente: "Daño,
dolor, ganas de hacer cualquier otra cosa, de que acabara rápido... Todo eso
pensaba con una ex. Iba a lo suyo, hubiera seguido igual aunque le hubiera
puesto una señal de 'stop' en la jeta. Eran ratos de suplicio pensando en cosas bonitas y en que acabaría en algún momento".
La pupa en el pene no es entretenida, desde luego.
Ferenc, austríaco y cuarentón, dice que a veces se le pasa
por la cabeza una fantasía irrealizable: "Esconder unas gafas con nariz y bigote de Groucho Marx bajo la almohada, ponérmelas en un momento dado y
quedarme mirándola fijamente. A las que se lo dejé caer, me dijeron que el
tortazo que me sueltan lo sueño por las noches. Así que dejé de
insinuarlo". Cómo de sensibles son algunas, de verdad; dependiendo
del día, unas gafas con bigote no pueden sino mejorar la experiencia.
Rubén ha pensado a menudo en "la lista de los países de
la OPEP, por orden de incorporación". Deformación profesional, quizá: es profesor. Además, nos
dice que "vale tanto para cuando te aburres como para cuando no
quieres 'divertirte demasiado'". Indirecta recibida.
Terminamos
con Laura, de 49 años.
Su monólogo interior durante el sexo será reconocible para más de una:
"Esto de aguantarse las ganas de ir al baño es horrible, pero no le voy a cortar el rollo ahora. Si me levanto después para ir al baño, ¿cómo hago
para que no me vea la celulitis? Hummm... Igual puedo ir a oscuras. Espera...
que son las tres de la tarde… ¿cómo hago para cerrar la persiana sin que lo
vea? Nada, mejor me espero a que se duerma o vaya él primero y así aprovecho
para ponerme algo casualmente. Le diré que estoy destemplada y no quiero
cogerme un constipado. En fin... supongo que puedo pillar el libro de la
mesilla para esperar a que se duerma... (miro a la mesilla). Mierda, me lo he dejado en el sofá".
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