Lo que
estas mujeres querrían haber sabido antes sobre el sexo
Muchas personas no aprenden estas cosas en la
escuela... ni en su casa.
ElHuffPost
Stephanie
Barnes
De jóvenes, todos tenemos dudas sobre el sexo. Y muchas de las cosas que nos creemos a pies
juntillas resulta que son mitos. Existen mentiras sobre la pareja, sobre el
placer, sobre los riesgos... y algunos hechos quedan totalmente al margen por
culpa de los estigmas y los tabús, de una educación estricta y de la falta de
educación sexual en las escuelas.
La
mayoría de las veces, Google ni siquiera ayuda, ya que ante casi cualquier
pregunta relacionada con la salud saldrán mil opciones (y no todas fiables).
Todo esto lleva a la confusión sobre el sexo y la sexualidad.
Por
eso la edición estadounidense del HuffPost ha preguntado a seis mujeres qué desearían
haber sabido sobre el sexo y su salud sexual cuando eran más jóvenes. Estas fueron sus
respuestas:
1. Está bien descubrirte a tu ritmo
"Cuando
se trata de la exploración sexual, muchas personas se fijan en lo que
aparentemente hacen otras personas en lugar de tener en cuenta su propia
preparación para las experiencias sexuales", afirma la psicóloga Mahlet
Endale.
Endale
ha tratado a pacientes que aseguran haberse sentido presionadas para participar
en experiencias sexuales "simplemente porque pensaron que su virginidad
era algo de lo que tenían que deshacerse cuanto antes", cuando todavía no
se sentían preparadas para tener relaciones sexuales.
Para Karen
Fratti, una joven de 35 años de Nueva York, este punto en particular no podría
sonar más cierto: "Ojalá hubiera sabido a mis 16 años, cuando perdí mi
virginidad, y hasta bien entrados los 20, que tenía más poder de decisión en
ese asunto".
2. No debes sentir vergüenza por ir a una clínica
Hacerse cargo de
la salud sexual —y esto incluye acudir al ginecólogo y hacerse chequeos
relativamente rutinarios— no debe ser en absoluto un motivo de vergüenza, sino
más bien algo necesario. "Desearía haber sabido todas mis opciones una vez
que fui sexualmente activa. Fui a una clínica de planificación porque podía
pagarlo y me trataron muy bien. Pero había una sensación de vergüenza",
recuerda Chrissa Hardy, residente de Chicago de 33 años.
"Tuve
que descubrirlo por mi cuenta, ya que en las clases de educación sexual no se
hablaba de ello, y era una especie de secreto entre las mujeres que
conocía", prosigue. "Odio haberme sentido culpable de ser proactiva
con mi salud".
3. La educación sexual no siempre brinda información precisa
Fratti
pide que las escuelas presten más atención a la educación sexual para ayudar a
sus alumnos a comprender mejor lo que sucede con sus genitales y sus órganos
reproductivos, cosa que no se hacía cuando ella era estudiante.
"Muchos
de los problemas relacionados con el género, los derechos reproductivos, entre
otros, podrían resolverse si desexualizamos la educación sexual y la tratamos
con una base científica y funcional", señala.
Fratti
asistió a una escuela católica en Pensilvania hasta sexto curso, luego cambió a
una escuela pública en la misma zona. "En la escuela católica no había
educación sexual y la escuela pública estaba enfocada en no quedarse embarazada
o contraer SIDA", denuncia.
4. Los problemas de fertilidad no son tu culpa
Los estudios
muestran que aproximadamente el 9% de los hombres y el 11% de las mujeres en
edad reproductiva han experimentado problemas de fertilidad. Verona Harry, de
59 años, fue una de ellas y se pasó años y años culpándose a sí misma y enfadada
con su propio cuerpo por no poder concebir un hijo.
"Vivía
en Kingston, Jamaica, mientras trataba de quedarme embarazada. Tenía 32 años,
llevaba años intentándolo y no lo conseguía", cuenta. "En ese momento
no tenía los recursos, y la vergüenza asociada a la posibilidad de que me
dijeran que mi cuerpo estaba 'roto' y que no podía producir niños era
suficiente para evitar que acudiera a un médico. Quizás si supiera lo que sé
ahora, no habría sido tan dura conmigo misma".
5. Es perfectamente normal, y muy recomendable, hacerse una prueba
Algunas
mujeres, como las amigas Rochelle Codner y Gizelle Fletcher, de Indiana,
denuncian lo mucho que les cuesta encontrar espacios seguros para hacerse una
prueba de detección de infecciones de transmisión sexual (ITS).
"Desearía
saber más sobre cómo y dónde realizarme las pruebas", apunta Codner, de 28
años. "No encontré ningún lugar hasta los 18 años y, aunque practicaba
sexo seguro y usaba condones, siempre me aterraba que de alguna manera no
funcionara o fuera una de las desafortunadas".
6. Los signos de las ITS no son siempre lo que piensas
Fletcher
no siempre entendía los síntomas de las infecciones de transmisión sexual, en
parte porque estaban llenas de estigma. Desearía haber tenido una mejor
educación sobre el tema, así como información sobre qué hacer si experimentaba
algún signo de una ITS.
"Por
un lado, me gustaría haber sabido que las marcas que me dejaba la cuchilla no
eran signos de herpes. Pero no tuve una manera de descubrirlo sin avergonzarme,
y Google no me ayudó mucho", afirma Fletcher, de 28 años. "Ojalá me
hubieran animado también a hacerme las pruebas".
7. La intimidad con una pareja no siempre equivale a sexo
Chelan Smith,
bloguera de estilo de vida de 36 años, desearía haber sabido que el afecto y la
cercanía con una persona trascienden el acto básico del sexo: "Ojalá
supiera que la intimidad sexual no era solo una cosa física. Que realmente
mejora cuanto más te tomas tu tiempo para conocer a la otra persona".
8. Está bien preguntar a tu doctor cualquier cosa sobre sexo
"Desearía
tener un lugar al que ir para hacer estas preguntas (relacionadas con el sexo),
aparte de mis amigos, que sabían incluso menos que yo", señala Fletcher.
Los médicos han oído de todo, así que no debes sentir vergüenza por buscar su
consejo, y ningún paciente debe temer el juicio de su doctor sobre su salud
sexual.
9. Tu placer y comodidad son tan importantes como los de tu pareja
El
sexo no es solo para la otra persona. Tú también debes sentirte bien (y segura)
en el momento. Fratti desearía haber sabido que podía hablar sobre esas cosas:
"Aun cuando pensaba que me estaba divirtiendo y que el sexo estaba 'bien',
ojalá hubiera sabido que podía ser mejor y que podía opinar sobre las posturas".
"Me
tomó un tiempo encontrar mi voz y sentirme capacitada para hacer que el sexo, e
incluso la masturbación, fuera cosa mía", explica Fratti.
Hardy
señala que también querría haber sentido más poder cuando era más joven para
encontrar lo que era agradable para ella. "Como tenía muy pocos recursos y
ejemplos de cómo debía ser el sexo para las mujeres, pasé años teniendo
relaciones sexuales aburridas y, en algunos casos, dolorosas", afirma.
10. Está bien explorar
Por
desgracia, la mayoría de estas experiencias son más comunes de lo que la
mayoría de la gente piensa. La comunicación, ser dueño de tus necesidades en el
dormitorio y priorizar tu salud sexual es vital.
Pero
las falsas verdades y los tabús sobre el sexo pueden impedir que
una persona joven entienda bien el sexo cuando está aprendiendo lo que es.
"Ya es hora de que estos conceptos erróneos sean desmantelados para que el
conocimiento sexual se expanda a las generaciones más jóvenes", reivindica
Hardy.
"Pensaba
que no era importante priorizar mis necesidades sexuales o probar algo nuevo
porque podría ser juzgada o humillada", recuerda Hardy. "Odio eso. No
puedo recuperar ese tiempo, y no quiero que la próxima generación de mujeres
sufra las mismas... tonterías".
Este artículo se publicó originalmente en
la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés.
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