El cura hijo de Tejero el golpista, “Rojete, el
flojete”
Como párroco protegido del Obispo
de Málaga no suele oficiar misa, no va a las procesiones y prohíbe las misas de
difuntos en la capilla del cementerio
Juan Luis Valenzuela Domingo, 21 de octubre de 2018
ElPlural
La asistencia del ex
teniente coronel Guardia Civil a una misa en honor de la Guardia Civil en el
día de la Benemérita, ha dado a conocer, aún más, a un sacerdote, párroco de la iglesia de La Cala del Moral,
núcleo de la localidad malagueña de Rincón de la Victoria. Este cura, Ramón Tejero, es uno de los hijos del
bigotudo ex guardia civil que entró por las armas en el Congreso de los
Diputados un 23 de febrero de 1981 y desde la tribuna de la Cámara Baja,
metralleta en mano, conminó a los auténticos representantes de la soberanía
popular, a tirarse al suelo al grito del triste, lamentable, pero histórico,
grito de “Se sienten coño”.
Pero ¿cómo es este cura? ¿Cómo piensa? ¿Cuál es su
labor?
Ramón Tejero Díez participa de las ideas ultraconservadoras del padre y,
además, no solo no las oculta sino que las ha hecho patentes en distintas
ocasiones. Hace un año se preguntaba en una carta pública por qué si su padre se entregó, después de un golpe de
Estado, “no hace lo propio Puigdemont después del golpe de Estado en
Cataluña”. No acababa de entender por qué el “golpista” Puigdemont no
actuaba con la “misma dignidad y caballerosidad de su padre, asumiendo su
responsabilidad y entregándose”. En la misma misiva reflexionaba
sobre el hecho de que los golpistas del 23 F estaban detenidos en 24 horas
mientras “los golpistas catalanes campan a sus anchas”.
Hemos preguntado a
vecinos de La Cala del Moral y nos han comentado que el cura Tejero es algo “soberbio”, un poco “prepotente” y,
en definitiva, un personaje “estirao”.
Cuentan como cuando llegó destinado a La Cala del Moral
desde otra parroquia malagueña, tuvo afán
de cambiarlo todo. Hizo modificaciones en los órganos que dirigían
hasta entonces Cáritas. También puso al
frente de la Catequesis de la parroquia a personas distintas de las que la
llevaban hasta el momento.
Arreglos en la casa y plaza de aparcamiento
Por cambiar cambió hasta la fisonomía de la casa del cura, su residencia,
realizando obras porque, según nos comenta otro vecino, entendía que el hospedaje sacro “no estaba en condiciones
o al menos eso dijo”. También de las primeras realizaciones que acometió fue el
deslindar una zona de aparcamiento
en la calle para uso de vehículo en las inmediaciones del templo. Un espacio
para su uso privado, aunque no se conoce que Ramón Tejero tenga coche propio o
incluso carnet de conducir.
Prohíbe las misas de difuntos en la capilla del cementerio
Pero lo más grave de todo, por la falta de sensibilidad
que desprende el hecho, es que decidió que una capilla que el gobierno
municipal socialista había construido en el cementerio municipal para que los
familiares de los vecinos fallecidos pudieran celebrar en el mismo camposanto
la misa de difuntos se inutilizara. Mejor expresado, que ha prohibido que se celebren misas de difuntos
allí. Él personalmente no ha accedido a oficiar ninguna misa de difuntos en esa
pequeña iglesia o capillas y exige que
sea en su parroquia. Es más, tiene hilo directo con el obispado e impide que otros sacerdotes de otros municipios
puedan hacerlo a requerimiento de familiares. Se opone, como lo hizo
con el cura de Moclinejo o Totalán, pueblos muy cercanos de la comarca de la
Axarquía que iban a dar la misa en el cementerio y tuvieron que desistir. Si
alguien lo solicita se utiliza al obispado para que lo impida. “Quien quiera
misa que se baje a la iglesia del pueblo, que él nada de subir al cementerio”,
nos dice una señora mayor antes de entrar a su compra del Supersol frente a la
parroquia. Se sabe de un sacerdote de otra localidad que después de aceptar
oficiar una misa en la capilla del cementerio recibió una llamada del Obispado
prohibiéndoselo. Por cierto una Diócesis, la malagueña, con un obispo muy
integrista y conservador, Jesús Catalá Ibáñez.
“Moncho Rojete” es poco dialogante y protegido del Obispo
De su carácter absolutamente nada democrático
o dialogante da muestra que una importante asociación de vecinos le ha pedido
reunirse con él. Una cita solicitada y que, como un ministro altanero, ha
ignorado. Ni tan siquiera se ha dignado a contestarles. Las redes sociales son
testigo de estas demandas y quejas vecinales que, además, han
trasladado al obispado, aunque dicen que de nada servirá la apelación al
purpurado porque el cura Tejero “está
bien cubierto”. Y hablando de Redes sociales, aunque ahora no son
visibles ninguna de sus inserciones en 2018, es activo y su nombre en Facebook es el de Moncho Rojete. Lo
de “Rojete” es casualmente su apellido, Tejero al revés, pero también se
puede tomar como una mofa irónica a los contarios a sus muy conservadoras
ideas.
“Poco amigo” de ir a misa
También se quejan de que
no oficia misas con mucha regularidad. Lo normal es ver a otro
sacerdote auxiliar, alguno sudamericano, incluso, haciéndolo por él. “Tiene curas ayudantes que lo hacen por
él, recientemente un cura sudamericano”, nos dice esta vecina que ha sido
testigo de ello. Lo cierto es que ayer sábado si ofició la misa como se puede
ver en la foto.
Y también, en honor, a la verdad hay que señalar que los
vecinos nos revelan que Izquierda Unida de Rincón de la Victoria se ha columpiado
al denunciar la pasada semana que el ex Teniente Coronel Tejero fue a la misa
de la Guardia Civil de forma oficial e invitado por el cuerpo. Es falso, nos dicen. “No es la primera vez
que Tejero padre acude a esta misa pero
a título particular y sin invitación oficial por medio. Viene de vez
en cuando y siempre a la misa de la Guardia Civil, pero no invitado, sino que
él se va a un lugar aparte”.
"Rojete el flojete” que no va a las procesiones
Y volviendo a su
supuesta poca “afición” a los oficios religiosos nos comentan que tampoco acude a las procesiones de Semana Santa,
y, algo escandalizados, nos dicen que tampoco a la del Corpus.
"¡Habrase visto un pueblo sin cura en el Corpus!" exclama nuestra
confidente. En ocasiones esa ausencia reiterada de las procesiones locales las
ha excusado alegando que “estaba malo… pero tiene muy buen color de cara”.
Y aunque vive en La Cala no hace vida social, ni se le suele ver por la calle:
¡Rojete el flojete!
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