La posible nueva tumba de Franco: céntrica,
visitable y contraria a la gestión memorialista de Alemania o Argentina
El dictador español ha reposado en
un espacio público en el Valle de los Caídos y podría acabar en la catedral de
Madrid, una posición privilegiada y visitable similar a la de tiranos de China
o Corea del Norte
Merkel desmanteló en 2011 la tumba
del nazi Rudolf Hess y esparció sus restos al mar para evitar el peregrinaje
nazi, Argentina enterró a Videla bajo una lápida falsa y Austria borró el
nombre de los padres de Hitler
El Gobierno de España dice que no
tiene herramientas para oponerse al deseo de la familia Franco; la Iglesia, que
tiene que acoger el cuerpo, aunque teme convertir su templo en un foco
de nostálgicos franquistas
7-10-18
eldiario.es
Franco reposando como el dictador Mao Tse-Tung. O
como Kim Jong-Il. Si la exhumación del dictador español acaba con
sus restos cadavéricos en la catedral de La Almudena de Madrid, tras dejar
el faraónico Valle de los Caídos, el militar golpista acabará a la altura de un
tirano en China o Corea del Norte. Es lo que quiere su familia: enterrarle en
el centro de Madrid. Y la Iglesia católica ha
abierto sus puertas alegando que no puede hacer nada.
El Gobierno de España, por
ahora, dice que no tiene herramientas para frenar este deseo de la familia Franco, aunque es
probable que convierta un céntrico y turístico lugar en parada de peregrinación franquista.
Un temor que comparte el Arzobispado de Madrid. "Es un panteón privado de la
familia Franco que compraron hace años", señalan desde Moncloa. No hay forma de oponerse a la nueva
tumba, dicen.
Las limitaciones
del Ejecutivo de Pedro Sánchez, sin embargo, chocan con la decidida estrategia
de otros países como Alemania o Austria, que desmantelan sin complejos espacios
de peregrinaje nazi, caso de las tumbas de Rudolf Hess y de los padres de
Hitler. Y hasta Rusia, que sacó a Stalin del Mausoleo de Lenin para llevarlo a
un lugar menos preeminente. Pol Pot fue incinerado tras dejar el país con más fosas comunes del mundo. Y el argentino Videla
acabó en una sepultura anónima.
Franco “enterrado” en el mar
Que los restos de Franco sean
arrojados al mar. Es la propuesta del hispanista Paul Preston.
"Cualquier tumba dentro de España podría simplemente sustituir al Valle de
los Caídos como lugar de peregrinación para sus adeptos" por lo que
"se podría proponer un entierro en el mar", concluye el historiador.
La idea, por descabellada que
pueda parecer, no es nueva. Existen precedentes. En Alemania, por ejemplo. El
Gobierno presidido por Ángela Merkel desmanteló en julio de 2011 la tumba de
Rudolf Hess, el amigo al que Adolf Hitler le dictó su libro Mi lucha
[Mein Kampf]. El panteón había convertido la localidad de Wunsiedel (Baviera)
en un espacio de peregrinaje nazi. El cadáver fue incinerado y los restos
esparcido en alta mar. Fin de la película, como contaba el diario Süddeutsche
Zeitung.
La lápida de la sepultura
de los padres de Hitler en Austria
también fue eliminada para acabar con las romerías nostálgicas de ultraderechistas.
Las autoridades de la ciudad de Leonding, cerca de Lintz, dijeron que la
decisión fue tomada "por un descendiente de la familia", apuntaba una
nota recogida por la BBC.
Ocurrió en 2013. Aunque los restos de Alois y Klara no fueron exhumados de un
lugar donde los admiradores del genocida solían dejar flores y símbolos nazis,
se evitó la publicidad del enterramiento.
El propio Hitler acabó
quemado. El jefe del Partido Nazi se suicidó en los estertores de la Segunda
Guerra Mundial. También su esposa, Eva Braun. La versión oficial contaba que
sus cuerpos, y los de la familia de Joseph Goebbles, fueron reducidos a
cenizas. Aunque siempre hubo cierta polémica sobre su paradero. Lo cierto es
que acabaron arrojados en 1970 al río Biederitz, cerca de Magdeburgo, según
revelaban los archivos abiertos tras la disolución de la Unión Soviética.
Tiranos incinerados o en
mausoleos faraónicos
El dictador argentino Jorge
Rafael Videla acabó en una tumba falsa. Bajo una losa con la inscripción
"Familia Olmos", como desveló el diario Clarín.
Porque nadie lo quería enterrar e incluso hubo protestas ciudadanas para
evitarlo. Videla falleció en mayo de 2013.
Lo encontraron muerto en el inodoro de su celda, en el penal de Marcos Paz
donde cumplía cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad.
Quien también terminó
incinerado fue el sanguinario Pol Pot. Su verdadero nombre era Saloth Sar y
como líder de los Jemeres Rojos instauró un régimen que mató a unos dos millones de
camboyanos entre 1975 y 1979, convirtiendo a Camboya en el país con
más fosas comunes del mundo. Cuando murió estaba en una choza en mitad de la
selva, asediado y bajo custodia de un grupo de "irreductibles", como contó El País.
Una pira levantada con neumáticos y ramas hizo desaparecer a uno de los grandes
genocidas del siglo XX. El Gobierno "lamentó" que no se le pudiera
realizar una autopsia completa para determinar la identidad del muerto y las
causas del fallecimiento.
Otros dictadores sí están en
mausoleos o en tumbas reconocidas, como en el caso de Franco. Pero algunos de un modo más modesto, como
el italiano Benito Mussolini, que fue ejecutado por los partisanos en 1945. Su
cadáver, y el de su amante Clara Petacci, fueron sometidos a ultraje y colgados
boca abajo en una gasolinera de Milán. Un grupo neofascista robó los restos en
el año 46. Y acabó enterrado en el 57 en una modesta tumba de su aldea natal,
Predappio, convertida desde entonces en un lugar de peregrinación
fascista.
El funeral de Iósif Stalin, muerto en 1953, fue multitudinario. El cuerpo
embalsamado, igual que el de Franco, estuvo en el Mausoleo de Lenin hasta el
año 61. De ahí, y en pleno proceso de desestalinización, pasó a un
segundo plano en la necrópolis de la Muralla del Kremlin. La sepultura quedó
coronada por una estatua.
En Pekín, en el centro de la
plaza de Tiananmén, está enterrado Mao Tse-Tung. El Mausoleo del Presidente Mao exhibe los
restos del que fuera líder de la República Popular China y del Partido
Comunista de China hasta su muerte en 1973. Y el Palacio del Sol de Kumsusan
acoge los restos del fundador de la República Democrática Popular de Corea, Kim
Il-Sung, y de su hijo y presidente de Corea del Norte, Kim Jong-Il. Es la
preeminencia mortuoria que Mao, o el padre y el abuelo de Kim Jong-Un,
comparten con Franco.
"Dado que la decisión [de
exhumar al dictador Franco] no será universalmente bienvenida, si este decreto
ley llega a ser aplicado, el problema será encontrar un lugar de enterramiento
universalmente satisfactorio", decía Paul Preston. Por eso, añadió, y aprovechando
la "ambición" de Franco por "ser marino", quizás lo mejor
fuera "un entierro en el mar".
De momento su destino es la
cripta de la catedral de La Almudena, junto al Palacio de Oriente y uno de los
lugares más visitados de Madrid.
¡¡¡¡Pero
su momia apesta!!!
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